?Viva el borrego!
?La Feria del Toro? Eso era antes. Feria del borrego y gracias.Se ha impuesto el borrego. El borrego con todas sus consecuencias. Pronto los mozos de las pe?as le dar¨¢n vivas. Unos a?os atr¨¢s saltaba un toro de trap¨ªo y bravura a la arena y los mozos le recib¨ªan con una ovaci¨®n, gritaban ?Viva el toro!, y pues, evidentemente, no iba a vivir mucho, mudaban el mensaje laudatorio hacia la racionalidad estricta y cantaban: "?El toro, el toro, el toro es cojonudo; como el toro, no hay ninguno!". Las cosas por su nombre.
Tres cuartos de hora faltan, acaso dos ferias, para que canten "?El borrego, el borrego, el borrego es cojonudo ... !" y todo lo dem¨¢s. Porque ahora a los mozos de las pe?as y al p¨²blico pamplon¨¦s en general les trae absolutamente sin cuidado que suelten por los chiqueros toros o borregos, animales ¨ªntegros o mutilados, fuertes o flojos; pero a medida que avanza la feria se van dando cuenta de que s¨®lo si son borregos (mejor mutilados y flojos) se atreven los toreros a darles un pase.
Ermita / Manzanares, Ponce, Barrera
Toros de La Ermita, discretos de presencia, sospechosos de afeitado, flojos, mansotes y de inocente borreguez.Jos¨¦ Mari Manzanares: dos pinchazos, estocada corta atravesada, rueda de peones y descabello (pitos); bajonazo y varias ruedas de peones (protestas). Enrique Ponce: pinchazo hondo, rueda insistente de peones y descabello; se le perdon¨® un aviso (oreja); metisaca en la paletilla, dos pinchazos bajos y descabello (silencio). Vicente Barrera: cuatro pinchazos -aviso-, estocada corta atravesada y cuatro descabellos (algunos pitos); pinchazo, estocada corta, rueda de peones y tres descabellos; se le perdon¨® un aviso (silencio). Plaza de Pamplona, 11 de julio. 6? corrida de feria. Lleno.
Y ese pase es lo que les encanta. Bueno o malo tambi¨¦n les resulta indiferente a los mozos de las pe?as y a la generalidad del p¨²blico pamplon¨¦s. En cuanto los mozos advierten que el torero tiene el prop¨®sito de darlo rompen a corear "?ooo!", y cuando finalmente lo da (bueno o malo es lo mismo), concluyen jubilosos: "?le!" Y de esta forma quedan legitimadas la gesta memorable, las orejas que la premian, la salida triunfal a hombros de un individuo procedente de Madrid que cobra por ello.
Hay d¨ªas en que aun soltando borregos por los chiqueros los toreros son incapaces de hacer gestas, y, el p¨²blico pamplon¨¦s se pregunta por qu¨¦. Esta corrida sexta de la feria del borrego les tuvo perplejos. Nadie encontraba explicaci¨®n a la extra?a actitud de Jos¨¦ Mari Manzanares, fino torero alicantino donde los haya, cuya alicantina finura consisti¨® en pegarles unos cuantos telonazos a sus respectivos borregos sin quedarse quieto jam¨¢s y matarlos de cualquier manera.
Daba que pensar, efectivamente, y ¨¦ste es mal asunto en plena feria. Bastante tiene el mocer¨ªo con cantar las escogidas piezas de su selecto repertorio (La chica ye-ye y Paquito el chocolatero), paladear la pitanza y bailar la jotica al ritmo de la dulzaina y el tamboril, para que encima haya de meditar sobre la psicolog¨ªa del coletudo fino aplicada al g¨¦nero borreguil.
El coletudo puede ser fino y de Alicante, al estilo Manzanares o puede ser fen¨®meno y de Valencia, al estilo Enrique Ponce. Dos psicolog¨ªas divergentes, dos concepciones distintas del borrego y su rentabilidad mercantil. Enrique Ponce, en contraposici¨®n a Jos¨¦ Mari Manzanares, es de los que saben sacarles partido a todos los borregos que pueda producir la caba?a nacional.
Enrique Ponce le peg¨® a su primero unos derechazos suaves, unos naturales no tanto, otra mano de derechazos con acad¨¦mica compostura, un circular agarrado al lanudo lomo, pases por bajo y por alto, sesi¨®n de abaniqueo y lo liquid¨® de un pinchazo. Las ovaciones y la oreja con que premi¨® el p¨²blico esta enjundiosa labor legitimaban el arte de torear borregos y daban la raz¨®n a quienes quieren convertirlos en elemento sustancial de la fiesta.
El quinto un¨ªa somnolencia, debilidad cong¨¦nita y quiz¨¢ coma et¨ªlico a la borreguez, y Enrique Ponce no pudo pegarle ni un pase en condiciones. Vicente Barrera quiso aplicar el toreo seg¨²n los c¨¢nones a los borregos de su lote -planta erguida, mando y ce?imiento- y fue un anacronismo. Ese. toreo ya no se lleva. ?se es toreo antiguo, el que se les hac¨ªa a los toros, una especie en extinci¨®n. A los borregos, especie en auge, uno les pega finas lapas, gurripinas jacarandosas y brav¨ªas manguz¨¢s agarrado al costillar, los mecha, los esquila. y queda como un se?or.
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