Los plantones del Tour
Impolutos en dos tonos de azul, reci¨¦n planchados, gorra de plato alargada los hombres, m¨¢s apameladas las mujeres, ven cada d¨ªa, 110 horas en la cuneta, toda la etapa, desde la moto que abre la caravana publicitaria hasta el cami¨®n escoba, ni aplauden, ni saludan, ni siquiera vibran y piden aut¨®grafos. Son el elemento m¨¢s diferenciador del Tour, son los gendarmes. Uno de plant¨®n cada 300 metros. 600 en una etapa normal. Todos los cruces cubiertos. Se sufre por ellos al pasar a toda velocidad por la carretera, vi¨¦ndoles hacer gestos con la mano de "m¨¢s despacio, que hay ni?os".-Buenas, estamos haciendo un reportaje sobre la dura vida del gendarme un d¨ªa de Tour.
C. S. -t¨ªmida y precavida, la joven uniformada s¨®lo quiere dar a conocer sus iniciales- sonr¨ªe y pone cara de no entender. "?Dura por qu¨¦?".
-Porque estar sola aqu¨ª en medio de un p¨¢ramo, bajo este sol, cuidando de que nadie entre en la carretera desde este camino de cabras no tiene que ser muy divertido.
-Mais non. El d¨ªa del Tour es un d¨ªa de fiesta. Yo me lo paso muy bien viendo pasar a la gente por la carretera. Llevo una semana haciendo carrera y, por lo tanto, hoy me relevan, y por eso estoy un poco triste.
Cada ma?ana, tres horas antes de que comience la etapa, varios autobuses de la Gendarmer¨ªa van soltando a los plantones a lo largo del recorrido de la etapa, como si estuvieran replantando la cuneta con ¨¢rboles. Una hora despu¨¦s de que pase e cami¨®n escoba de la carrera, momento en el que abren la carretera al tr¨¢fico, el mismo autob¨²s pasa a recogerlos.
-?Tienen preferencia los m¨¢s veteranos a la hora de escoger el sitio?
-No [C. S. cara de sorpresa]. Todo son ¨®rdenes. El capit¨¢n decide. Un d¨ªa te toca perdida en el campo y otro en un pueblo.
C. S. niega que tenga que ponerse a contar los coches que pasan para matar el tiempo, pero cuando se la deja sola, aprovecha que hay un viejo sentado al otro lado de la carretera para acercarse y pelar un poco la pava.
Observando con un poco de atenci¨®n el resto de etapa, se ve que los del centro de los pueblos son veteranos mostachudos que hacen corro con las decenas de aficionados que caen por sus pagos bajo la sombra de las acacias. "No se crea que estamos mejor que los del campo", dice una pareja. "Aqu¨ª tenemos que tener m¨¢s atenci¨®n. Hemos cortado las calles del pueblo y hay m¨¢s coches que se quieren saltar las vallas".
-?Tienen problemas con los paisanos?
-No, qu¨¦ va. Esto no son los pa¨ªses mediterr¨¢neos, donde la gente se calienta m¨¢s. Aqu¨ª todos respetan el Tour, y s¨®lo se mosquea de vez en cuando alg¨²n agricultor que quiere atravesar con el tractor. Pero nunca pasa nada. Al final, todos toman el d¨ªa del Tour como un d¨ªa de fiesta.
Se acerca la caravana publicitaria. Uno de los del mostacho se adelanta unos pasos y logra que le caigan en la mano unas cuantas gorras de publicidad. "Para mis sobrinos", dice.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.