El triunfo del arreglo
El concierto de Carla Bley pasar¨¢ a los anales del certamen de Vitoria como el triunfo del arreglo sobre el solista, de la concepci¨®n musical global sobre las individualidades.El Jazz del siglo XXI present¨® a un grupo australiano totalmente desconocido por estos pagos: Wanderlust. Tras su actuaci¨®n no sorprende que su fama no haya llegado hasta aqu¨ª porque su oferta no pasa de discreta. La que s¨ª aporta, mucho y una vez tras otra, al jazz contempor¨¢neo es Carla Bley. Cada nueva actuaci¨®n, cada nuevo disco de la compositora, arreglista, directora y pianista californiana es una sorpresa. Y en Vitoria no se rompi¨® la racha: su nueva big band son¨® como una apisonadora. Por donde pasa Carla Bley no vuelve a crecer la hierba y mal se lo puso a Phil Woods y su Alto summit que cerraron la noche. Woods y sus chicos (especialmente Gary Bartz) bordaron un concierto impecable y swingante, pero el flujo de p¨²blico abandonando el polideportivo fue constante, l¨®gico: despu¨¦s de un conciertazo como el de la Bley no apetec¨ªa o¨ªr m¨¢s m¨²sica, y menos una m¨²sica que, mejor o peor interpretada, ya todo el mundo hab¨ªa o¨ªdo.
Wanderlust / Carla Bley Big Band / Phil Woods Sax Machine
Teatro Principal y polideportivo Mendizorrotza. Vitoria, 17 de julio.
Carla Bley m¨¢s que compositora es una creadora de ambientes seductores, uno de los pocos arreglistas actuales que lleva cada tema hasta el l¨ªmite y consigue que cada int¨¦rprete rinda por encima de sus posibilidades Comenz¨® en plan ¨ªntimo, a d¨²o con su compa?ero sentimental el soberbio bajista Steve Swallow, y, poco a poco, fue llenando el escenario de sonidos atrayentes y coloristas, creando una fina tela de ara?a capaz de atrapar a cualquiera que pasase por all¨ª, desprendiendo efluvios sencillamente hipn¨®ticos.
Bley, con su mirada de lince eternamente oculta tras su flequillo rubio, mezcl¨® m¨²sicas de iglesia negra con su peculiar construcci¨®n / deconstrucci¨®n del jazz contempor¨¢neo y revisit¨® la obra de Carl Ruggles en arreglos tan originales como seductores. Con la seguridad de unos arreglos inapelables, algunos de sus solistas pudieron lanzarse al vac¨ªo sin miedo y mostrar una pegada noqueadora (Lew Soloff, Gary Valente) o un lirismo reconfortante (Wolfi Puschnig, Andy Sheppard). Es una de esas orquestas que uno podr¨ªa estar escuchando toda la noche sin atisbos de cansancio.
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