Derechos pisoteados

LA EXPULSI?N de un grupo de 103 inmigrantes ilegales africanos residentes en Melilla el pasado mes de' junio no ser¨¢ recordada como modelo de actuaci¨®n administrativa. La exhaustiva investigaci¨®n llevada a cabo por el Defensor del Pueblo demuestra. que se vulneraron la mayor parte de los procedimientos previstos en la Ley de Extranjer¨ªa. No sorprende, dada la forma expeditiva y masiva con que se llev¨® a efecto.Pero la confirmaci¨®n de que los inmigrantes fueron drogados sin su conocimiento para vencer su resistencia, hace del caso algo m¨¢s que una violaci¨®n de los procedimientos. Es una vulneraci¨®n de los derechos de la persona con posible incidencia en el C¨®digo Penal. De ah¨ª la gravedad de la denuncia del Sindicato Unificado de Polic¨ªa (SUP) ante el Defensor del Pueblo. Seg¨²n el SUP, el agua proporcionada a los inmigrantes fue mezclada con Haloperidol, un f¨¢rmaco de fuerte efecto sedante, con el evidente prop¨®sito de quebrar cualquier intento de resistencia o de protesta de su parte y facilitar de ese modo la expulsi¨®n. La Direcci¨®n General de la Polic¨ªa ha anunciado una investigaci¨®n de los hechos. Es bueno que lo haga, pero no basta. Como tampoco es suficiente la intervenci¨®n del Defensor del Pueblo. Unos hechos de tal gravedad exigen la actuaci¨®n del ministerio fiscal. Con seguridad hay quienes tienen la tentaci¨®n de la condescendencia en este caso. Y tambi¨¦n quienes no perciben siquiera la vileza de la actuaci¨®n de unos polic¨ªas que abusaron de unas personas indefensas a quienes la desesperaci¨®n condujo a nuestro pa¨ªs. Habr¨¢ que recordarles que quienes muestran en su actuaci¨®n tal desprecio hacia, unos seres humanos y hacia las leyes de su pa¨ªs no pueden ser buenos funcionarios. Desprestigian a las instituciones y violan no s¨®lo los derechos de los desafortunados inmigrantes africanos expulsados, sino de todos nosotros.