Desobed¨¦ceme
Cuentan que hacia 1616 las autoridades de Jap¨®n obligaron a sus s¨²bditos cat¨®licos a renegar de sus creencias o sufrir la pena capital. No obstante, sabiendo que los cat¨®licos s¨®lo cre¨ªan en sus dioses, los japoneses inventaron una f¨®rmula de abjuraci¨®n que sin duda les pareci¨® intachable. Deb¨ªan jurar por el Padre, el Hijo y el Esp¨ªritu Santo, por la Santa Mar¨ªa y por todos los Angeles... que renegaban de la fe cat¨®lica. Y por si fuera poco, deb¨ªan a?adir a continuaci¨®n: "Y si rompo este juramento perder¨¦ la gracia de Dios para siempre y caer¨¦ en el estado maldito de Judas Iscariote". Es frecuente mencionar este hecho como ejemplo de mensaje parad¨®jico, aquellos que al tiempo niegan y afirman la misma cosa, y que conducen a un doble lazo. Pues al renegar de sus dioses en nombre de sus dioses los estaban afirmando pero, puesto que cre¨ªan en ellos, la f¨®rmula era una verdadera y total abjuraci¨®n... que afirmaba los mismos dioses. Y as¨ª sucesivamente.Podr¨ªamos pensar que tanto barroquismo responde al esp¨ªritu japon¨¦s; es sabido que los orientales son refinados y perversos. Pero quiz¨¢ recordando aquel eslogan de "japonizar" Espa?a que se puso de moda durante la Gran Guerra (Besteiro lo menciona en m¨¢s de una ocasi¨®n), se dir¨ªa que en el partido socialista han inventado una f¨®rmula parecida, eso s¨ª, sin la amenaza de pena de muerte. Al parecer est¨¢n decididos a renegar de Felipe Gonz¨¢lez, pero lo hacen todos a una y en nombre del mismo Felipe Gonz¨¢lez.
Es t¨ªpico de los mensajes parad¨®jicos el que atrapan a quien los recibe en un doble lazo, pero a su vez, atrapan en el mismo doble lazo a quien los emite. Y as¨ª no sorprender¨¢ que esa conducta parad¨®jica de "desobedecer en nombre de la obediencia" sea fiel reflejo de un mensaje parad¨®jico que Felipe Gonz¨¢lez lanza con frecuencia: "desobedecedme". Y este s¨ª es el ejemplo t¨ªpico de mensaje parad¨®jico que aparece en los libros. Pues quien le dice a su subordinado (o a su hijo, algo muy frecuente entre familias progres) "desobed¨¦ceme", "no seas tan obediente, lib¨¦rate de m¨ª", le est¨¢ poniendo en situaci¨®n imposible: si le obedece deber¨ªa desobedecerle, pero entonces le obedece e incumple el mandato; y si le desobedece le est¨¢ obedeciendo y entonces tambi¨¦n lo incumple ?C¨®mo quitarse de encima a quien se pasa la vida dici¨¦ndote que ya va siendo hora de que te lo quites de encima?
Todo ello, y bromas aparte, no es trivial pues significa que quien recibe un mensaje similar est¨¢ siempre en falta, tanto por obedecer como por desobedecer, y puede siempre ser sancionado ?Qu¨¦ puede hacer el infortunado en tales casos? Al parecer la soluci¨®n no es f¨¢cil y quien recibe mensajes parad¨®jicos genera conductas pr¨®ximas a la esquizofrenia. En ocasiones se oscila ciegamente entre renegar del padre en nombre del padre, o afirmar al padre pero en contra del padre; es decir, entre ser renovador porque se es felipista o ser felipista porque no se es renovador, de modo que el padre resulta ser, al tiempo, la ¨²nica soluci¨®n a todos los problemas y el principal problema que no tiene soluci¨®n. En otros casos la soluci¨®n al dilema es la inacci¨®n, no hacer nada, sin duda la m¨¢s econ¨®mica. Pero lo m¨¢s frecuente, al parecer, es oscilar entre la primera soluci¨®n (que, recordemos, es ella misma oscilante) y la segunda, pasando as¨ª de una hiperactividad enredada sobre s¨ª misma, al autismo, m¨¢s o menos pasmado.
En psiquiatr¨ªa hay un modo de salir de esas situaciones de doble lazo: prescribir el s¨ªntoma. El terapeuta ordena al compulsivo que repita su compulsi¨®n, de modo que esta deja de ser transgresora. Ser¨ªa algo as¨ª como preguntar a los socialistas: "?Desea usted que cambie el secretario general pero con su voto a. favor del secretario general?. As¨ª podr¨ªan negar al padre afirm¨¢ndolo. 0 quiz¨¢ deber¨ªa ser el PP, ansioso de crear una sana oposici¨®n, quien lanzara el siguiente mensaje: "te ordeno PSOE que no te renueves". Pues, ?qui¨¦n podr¨ªa ser el terapeuta de un partido?
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