Velocidad
El 42% de los conductores de autom¨®viles son partidarios de que se aumenten los l¨ªmites de velocidad, seg¨²n una encuesta dirigida por el soci¨®logo Amando de Miguel, y la mayor¨ªa de los encuestados se consideran conductores seguros. Bueno, si ellos lo dicen...Una atenta observaci¨®n de los movimientos automovil¨ªsticos en las ciudades espa?olas permite deducir que nadie como los madrile?os. No hay m¨¢s que verlos. A la mayor¨ªa de ellos, en cuanto suben al coche se les pone cara de velocidad, accionan con firmeza los mandos, pegan un aceler¨®n que encabrita el coche y ya les est¨¢n estorbando todos los dem¨¢s, principalmente los que van delante.
Es l¨®gico. Un virtuoso de la conducci¨®n -por supuesto madrile?o- no puede consentir que le flanquee nadie, menos a¨²n que le antecedan otros conductores, evidentemente lentos, torpes y con cara de gilipollas. Y les atruenan a bocinazos, y asoma la jeta para mentarles la madre, y pega el morro de su veh¨ªculo al maletero del que le impide correr, y si hay en la calzada un palmo libre que le induzca a adelantar, gira a tope el volante y enfila raudo la angostura, expulsando de la calle, de Madrid y de Espa?a si fuera preciso, todo el que circule por ese carril.
No hay quien les tosa a la mayor¨ªa de los automovilistas madrile?os. ?Fangio, Fittipaldi? A su lado, unos pobres de pedir. Buena parte de los automovilistas madrile?os pueden dejar aparcado el coche donde les d¨¦ la gana; para eso son ases del volante, m¨¢s listos que el resto de los mortales.
Y pueden saltarse libremente los sem¨¢foros, que ha puesto el Ayuntamiento en la ciudad s¨®lo para escarnio de los automovilistas tontos.
Si el atento observador se sit¨²a agarrado al sem¨¢foro de la avenida de Am¨¦rica esquina a Castell¨®, al de Diego de Le¨®n esquina a Pr¨ªncipe de Vergara, al de G¨¦nova esquina a Argensola, al de Alcal¨¢ esquina a Manuel Becerra, al de Ferraz esquina a la Cuesta de San Vicente, a cualquiera de los de Goya adelante entre Col¨®n y Conde de Pe?alver, o a los miles de sem¨¢foros para tontos instalados por el Ayuntamiento, observar¨¢ que si luce ¨¢mbar, la masa de autom¨®viles acelera su marcha, y una vez en rojo, casi la mitad de ellos se lo saltan, a tumba abierta. Los conductores torpes e ineptos, en cambio, paran, y se quedan all¨ª reflexionando sobre el futuro de la Seguridad Social, con cara de gilipollas.
Una somera operaci¨®n aritm¨¦tica efectuada a continuaci¨®n (sin desasirse del sem¨¢foro, por si el v¨¦rtigo provoca desvanecimientos) demostrar¨¢ que las conclusiones de la encuesta son exactas. De cada 50 automovilistas que arribaron al sem¨¢foro rojo, se lo saltaron 21 (listo m¨¢s o menos), lo que da aquel 42% de conductores egregios convencidos de su seguridad y el 58% que compone: la casta inferior de conductores inseguros y, por tanto, precavidos.
Cierto es que esos conductores de raza superior suponen un peligro mortal para el com¨²n de la ciudadan¨ªa, pero qui¨¦n ha dicho que la vida haya de ser tranquila ni que nadie tenga garantizada su integridad f¨ªsica. Por algo a este proceloso planeta en que vivimos lo llaman valle de l¨¢grimas. Impera la ley del m¨¢s fuerte. El mundo. es de los conductores agresivos, de los ejecutivos desalmados y de quienes llevan pegado a la oreja un t¨¦l¨¦forio m¨®vil.
Las mismas pautas de comportamiento que imperan en la ciudad valen para la carretera (no esas normas que dicta la Direcci¨®n General de Tr¨¢fico s¨®lo para tontos y para pusil¨¢nimes). Dicen los conductores seguros que ir a 120 kil¨®metros por hora por autopista es una ridiculez, y seg¨²n su propio testimonio recogido por el atento observador, poseen tal destreza en el manejo de su coche potent¨ªsimo que cuando quieren darse cuenta van a 160 kil¨®metros por hora ' sin que pase n¨¢.
La ciencia a¨²n no ha revelado qu¨¦ potencia destructiva puede generar, en caso de colisi¨®n una masa de 700, 1.000 o 1.500 kilos de hierro, acero y pl¨¢stico empapados en gasolina, al arbitrio de un conductor prepotente, qui¨¦n sabe si empapado en alcohol y lanzados a 160 kil¨®metros por hora. Pero la verdad es que importa poco. ?C¨®mo va a tener colisiones un conductor as¨ª cuando empu?a los mandos del coche, lo encabrita y se le pone cara de velocidad? ?Qu¨¦ son 160 kil¨®metros por hora comparados con la inmensidad de los mares?
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