Milagro en El Escorial
Algo de verdad tiene que haber entre las numerosas doctrinas esot¨¦ricas que hacen de El Escorial un lugar m¨¢gico, confluencia de corrientes tel¨²ricas, ondas, magn¨¦ticas y vibraciones c¨®smicas. La parrilla invertida del monasterio ha funcionado siempre como una especie de pararrayos de inconcebible alcance que atrae sobre s¨ª toda clase de fen¨®menos, normales o paranormales. Felipe II sab¨ªa perfectamente d¨®nde colocaba su primera piedra funeraria y alqu¨ªmica: el monasterio se alzaba sobre una de las bocas del Averno, a las puertas de los dominios de Satan¨¢s, pr¨ªncipe exiliado de las tinieblas que en m¨¢s de una ocasi¨®n visit¨® los aposentos escurialenses, si creemos a ciertos cabalistas, invitado por su vecino, un rey prudente que procuraba hacer amigos hasta en el mism¨ªsimo infierno. Muy cerca de El Escorial y por tanto del infierno, mand¨® erigir su cicl¨®peo mausoleo Francisco Franco, para colarse de rond¨®n y a perpetuidad en este Valle de los Reyes, selecto club mortuorio para cad¨¢veres con pedigr¨ª.Por sus especiales caracter¨ªsticas, los campos de El Escorial han sido un vivero pintiparado para que florecieran unas pol¨¦micas apariciones marianas, verificadas por Pitita Ridruejo, notaria fidedigna y representante autorizada de la Virgen en estas delicadas cuestiones. Tierra de milagros y apariciones, El Escorial no cesa de apadrinar fen¨®menos m¨ªsticos, taumat¨²rgicos y prof¨¦ticos, que han acabado por acercarse a su flamante Universidad de Verano.
Probablemente no exista mejor lugar en el mundo para certificar el nacimiento de un profeta y dar p¨¢bulo a sus apocal¨ªpticas profec¨ªas. No hay tribuna, m¨¢s apropiada que la silla de Felipe II para que don Jos¨¦ Barea destape la caja de los truenos y haga vibrar en el aire inm¨®vil del verano los broncos acordes de su clar¨ªn de aviso, dispuesto a derribar las murallas de la tranquilidad ciudadana, amenazando el bien ganado descanso de pensionistas y futuros pensionistas con sus sombr¨ªos augurios.
Don Jos¨¦ Barea viste de negro como Felipe II, quiz¨¢ tambi¨¦n para ganarse los favores del oscuro Saturno al que rinde pleites¨ªa, el viejo Cronos devorador que se tragar¨¢ pensiones y subsidios en un futuro inexorable. No es la primera vez que profetas y videntes de reconocida fama televisiva pisan las aulas de una universidad veraniega. Pero ni Rappel, ni Aram¨ªs, con todos sus poderes, han conseguido despertar los ecos que el saturnino asesor del Gobierno ha desatado con su agorero serm¨®n, nada evang¨¦lico y claramente antag¨®nico de aquel de la Monta?a en el que se multiplicaron los panes y los peces. No habr¨¢ panes ni peces para todos si persistimos en la senda equivocada y no seguimos el dec¨¢logo ultraliberal y monetarista que vocea el clarividente ar¨²spice.
?Patrocina y suscribe el Gobierno las predicciones de su docto asesor? No del todo, no por el momento, no p¨²blicamente. Las manifestaciones de don Jos¨¦ Barea fueron patrocinadas y subvencionadas por una importante firma financiera especializada precisamente en fondos de pensiones. No hay m¨¢s misterio que ¨¦ste, las declaraciones del economista se produjeron en un curso esponsorizado por una empresa privada con el fin de promocionar sus productos. El profesor actu¨® consecuentemente como portavoz y propagandista de los objetivos de sus patrocinadores, gan¨¢ndose sus honorarios sobradamente al convencer a la audiencia de la necesidad de correr cuanto antes a suscribir un plan de jubilaci¨®n privado.
La privatizaci¨®n de la Universidad genera estos prodigios econ¨®micos, los patrocinadores se multiplican, los empresarios pugnan por convertirse en mecenas de la cultura estival y subvencionan con sospechoso desinter¨¦s cursillos y seminarios. Los banqueros pagan a los economistas para que hablen bien de ellos; los fabricantes de embutidos, a cardi¨®logos que minimicen los riesgos del colesterol; los especuladores inmobiliarios, a notorios arquitectos que fascinaci¨®n a la audiencia con sus originales proyectos; los publicitarios, a reputados semi¨®logos que reivindiquen su denostado oficio, y las industrias contaminantes financian seminarios sobre la biosfera a cargo de ecologistas sin tacha. El ¨²ltimo milagro de El Escorial ha sido transformar la universidad en teletienda.
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