EI Califa de X¨¤tiva
X¨¤tiva tiene un califa y se llama Jos¨¦ Pacheco. Lo normal es que los califas sean cordobeses, pero la vida es vers¨¢til y guarda muchas sorpresas. El setabense Pacheco se arrim¨® como un le¨®n en Valencia y confirm¨® su califato; ?pasa algo?De novillero ya se le ve¨ªa venir en cuesti¨®n de pundonor y reda?os. Una vez en la plaza port¨¢til de Valdemorillo -principios de febrero, corr¨ªa un bris que cortaba el cutis, se hel¨® la sierra madrile?a-, alternaba El Califa con Ronde?o y Romerito, cuando en plena funci¨®n emergi¨® entre el aterido p¨²blico un portugu¨¦s con muestras de gran indignaci¨®n. As¨ª habl¨® el portugu¨¦s: "Me siento enga?ado: ni esto es una plaza de toros, ni hay sol y moscas, ni Ronde?o es de Ronda, ni El Califa es de C¨®rdoba, ni Romerito es de Roma.
Pizarral / Rosa, Carri¨®n, Califa
Toros de El Pizarral, discretos de presencia, flojos, poca bravura; 2? noble; 6?, sobrero en sustituci¨®n de un inv¨¢lido, anovillado e inv¨¢lido. ?ngel de la Rosa: estocada tendida trasera (petici¨®n y vuelta); estocada ca¨ªda (aplausos y saludos). Manolo Carri¨®n: aviso antes de matar y bajonazo (aplausos y saludos); bajonazo y ruedas de peones (silencio). El Califa: aviso antes de matar, espadazo baj¨ªsimo envainado a flor de piel y tres descabellos (palmas); aviso antes de matar y bajonazo (oreja). Plaza de Valencia, 25 de julio. 8 a corrida de feria. Media entrada.
Ten¨ªa raz¨®n el portugu¨¦s que adem¨¢s estornud¨®. Lo que no sab¨ªa era que, tiempo adelante, El Califa empezar¨ªa a pisar fuerte, sin ser de C¨®rdoba ni nada. Le dieron la oportunidad y la aprovech¨®; as¨ª de sencillo. No es que sea f¨¢cil. A otros colegas tambi¨¦n se la dieron y no la aprovecharon. Ah¨ª queda Manolo Carri¨®n, cuya oportunidad fue de oro, y la dej¨® perder como si se tratara de plebeya calderilla. Un toro excelente de encastada nobleza se le escap¨® de las manos sin torear.
Que un toro de encastada nobleza se le vaya sin torear a un torero falto de contratos equivale a un hambriento al que le dan lonchas de jam¨®n jabugo y las emplea en lustrarse los zapatos. Unos derechazos de buena factura instrument¨® a ese toro Manolo Carri¨®n y, rematados, ya no volvi¨® a coger el temple ni por ese lado ni por el contrario. El toro tomaba fijo y humillado el aluvi¨®n de pases que intent¨® y en casi todos se llevaba la muleta prendida a punta de pit¨®n.
El quinto estaba aplomado, volvi¨® a gustarse Carri¨®n en unos derechazos y el resto constituy¨® vana porf¨ªa, cites y medios pases, monoton¨ªa, aburrimiento.
Los prop¨®sitos de triunfo y la categor¨ªa del toreo de ?ngel de la Rosa responden a distintos conceptos. A este torero no se le van los toros sin torear. Por ¨¦l, que no quede. Al primero, que se desplomaba continuamente, le estuvo sacando pases hasta pr¨¢cticamente dejarlo seco. La oportunidad le ven¨ªa al rev¨¦s que al compa?ero -era calderilla plebeya-, mas hab¨ªa que aprovecharla siguiendo la ley del rico: un grano no hace granero pero ayuda al compa?ero. A veces el toro se revolv¨ªa fiero y, tras librar el derrote, volv¨ªa a retarle recrecido.
Equivoc¨® De la Rosa su faena al cuarto, lo cual no es desdoro en quien tan poco torea. El dominio de la t¨¦cnica se consigue practic¨¢ndola. Empez¨® De la Rosa perdiendo terreno que, naturalmente, ganaba el toro haciendo hilo y acab¨® provoc¨¢ndole un gazapeo que desbarataba toda posibilidad de lucimiento.
Y lleg¨® El Califa, y dijo aqu¨ª estoy yo, y mulete¨® serio a un tercer toro manejable; y sali¨® arrollado al recibir por ver¨®nicas al sexto; y tore¨® aguantando y ce?ido a un sobrero de incierto pit¨®n. Y el sobrero hubo de tragarse los naturales que por ese lado le dio El Califa, valeroso y retador, y los derechazos y las trincheras, y las manoletinas.
Y el p¨²blico valenciano se emocion¨® de veras, y vibr¨® la plaza, y la afici¨®n cerr¨® los ojos para no ver el bajonazo con que culmin¨® la faena pues si llega a notarse que lo ve¨ªa, le habr¨ªa dado verg¨¹enza pedir la oreja. De manera que la oreja fue concedida, y El Califa la pase¨® en triunfo, y se march¨® a X¨¤tiva en coche, e iba feliz.
Babelia
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