El griego Melissanidis hace de Carballo
Los tres primeros t¨ªtulos masculinos por aparatos se les van a los grandes
La primera jornada masculina se les escap¨® completa a los pa¨ªses m¨¢s poderosos. El ruso Alexei Nemov se tuvo que conformar con dos bronces en suelo y caballo con aros, y el chino Li Xiaoshuang, campe¨®n absoluto, s¨®lo pudo ser segundo en suelo, donde el ucranio Vitaly Scherbo fall¨® en un doble salto mortal y acab¨® s¨¦ptimo. La noche tuvo as¨ª tres grandes triunfos: el del griego loannis Melissanidis en el suelo, el del suizo de origen chino Li Donghua en caballo y el del imbatible italiano Yuri Cecchi en las anillas.El griego, gran especialista en suelo, como lo es Carballo en barra fija, hizo su arriesgada exhibici¨®n habitual y le sali¨® bien. El antiguo campe¨®n europeo j¨²nior en este aparato llev¨® su triunfo hasta el ¨¦xtasis. No s¨®lo fue el primero de la historia de su pa¨ªs en gimnasia sino que se convirti¨® en la primera en los Juegos del Centenario. "Me he dicho para m¨ª, no estoy en Estados Unidos, no estoy en Atlanta, estoy en Atenas", coment¨® despu¨¦s de ganar el oro. "Ten¨ªa que hacerlo perfecto por Grecia. Yo no era loannis Melissnidis, era Grecia", sentenci¨®.
Donghua, tambi¨¦n magn¨ªfico especialista de caballo con aros, tiene ya 29 a?os y es el gimnasta m¨¢s veterano de los que compiten en Atlanta. En 1988 conoci¨® en Pek¨ªn a una turista suiza, Esperanza Friedli y seis meses m¨¢s tarde se casaron. En 1989 pudo ir a Suiza y obtener la dif¨ªcil nacionalidad de este pa¨ªs en 1994. "Nunca he tenido suerte por las lesiones, pero este es el mayor de los premios cuando mi mujer tambi¨¦n est¨¢ esperando un hijo", coment¨®. Cecchi, por su parte, un dechado de perfecci¨®n en las anillas, gan¨® el t¨ªtulo ol¨ªmpico que le faltaba en su impresionante palmar¨¦s. Cuatro veces campe¨®n mundial, no pudo estar en Barcelona 92 por una lesi¨®n. Se rompi¨® el tend¨®n de Aquiles tres semanas antes. Si hay alg¨²n gimnasta absolutamente favorito en un aparato es ¨¦l. Ha inventado ya varios movimientos de dificultad m¨¢xima que acaba con dos cristos. Las anillas no se mueven un cent¨ªmetro, como si todo lo hiciera sentado. Es algo asombroso.
En las dos finales femeninas se cumpli¨® lo esperado. La rumana Simona Amanar, la ¨²ltima revelaci¨®n de la inagotable cantera de gimnastas que inaugur¨® Bela Karoly en los a?os 70 con Nadia Comaneci y Teodora Ungureanu, venci¨® en salto, final a la que hab¨ªa llegado con la mejor nota, pero no pudo ni subir al podio en la lucha tremenda que hubo en las asim¨¦tricas. En ellas tuvo un peque?o consuelo Rusia con el triunfo de Svetlana Chorkina.
Pero para confirmar que el d¨ªa no era de los grandes incluso la campeona absoluta, la ucrania Lilia Podpokaieva s¨®lo pudo ser quinta, como Amanar. Y las norteamericanas, que despu¨¦s del triunfo por equipos se desinflaron como un globo (al rev¨¦s del tobillo y toda su ¨¦pica made in USA de Kerry Strug) continuaron en la misma l¨ªnea. Unicamente la m¨¢s inesperada, Arny Chow, de origen oriental, fue plata en asim¨¦tricas quitando el podio a Dominique Dawes, que en salto se fue al sexto lugar, aunque mejor que Shannon Miller, octava y ¨²ltima. El Georgia Dome no fue precisamente un templo de exaltaci¨®n patri¨®tica en la pen¨²ltima jornada de la gimnasia, sino un recuerdo a que Atenas muy posiblemente habr¨ªa organizado mejor los Juegos. Le habr¨ªa puesto alma, desde luego, lo que sigue faltando en Atlanta entre otras muchas cosas.
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