"No vamos a tomar ninguna decisi¨®n colectiva con los presos de ETA"
Angel Yuste, de 39 a?os, natural de Tragacete (Cuenca), es director de Instituciones Penitenciarlas desde el pasado 25 de mayo, el mismo d¨ªa en que entr¨® en vigor el nuevo C¨®digo Penal. Yuste tiene hoy a su cargo a 37.946 reclusos y no considera ut¨®pico acabar con el hacinamiento y que cada preso tenga su celda individual.Pregunta. Hace unas semanas ha trasladado a 32 presos de ETA a c¨¢rceles pr¨®ximas al Pa¨ªs Vasco. ?Habr¨¢ nuevos traslados?
Respuesta. El ministro del Interior ha sido bastante claro al decir que vamos a seguir una pol¨ªtica individualizada con los terroristas y, en consecuencia, no podemos anticipar cu¨¢l va a ser la evoluci¨®n de estas personas ni el destino que se les asigne.
P. El PP habla ahora de hacer una pol¨ªtica individualizada con los presos. Lo mismo dec¨ªa el PSOE. Usted, que est¨¢ en Instituciones Penitenciarias desde la anterior etapa, ?podr¨ªa decir cu¨¢l es la diferencia?
R. La pol¨ªtica penitenciaria siempre es individualizada. En ese sentido no hay una gran diferencia y contin¨²a en lo sustancial. La diferencia est¨¢ en los matices.
P. ?Cu¨¢les son esos matices?
R. Por ejemplo, hablar de dispersi¨®n equipar¨¢ndola a alejamiento o hablar de agrupamiento son conceptos acu?ados en la prensa que conllevan una carga informativa que no responde a la actividad penitenciaria. Creo que la aportaci¨®n est¨¢ en desnudar las decisiones de ese componente period¨ªstico. No vamos a tomar ninguna decisi¨®n colectiva que pueda equipararse a alguna de esas etiquetas.
P. ?La pol¨ªtica de dispersi¨®n de otros tiempos est¨¢ agotada?
R.Tiene algunos componentes que son positivos en cuanto permite al individuo alejarse de las presiones del resto del colectivo y algunas limitaciones. Por ejemplo, las familias de los reclusos tienen que desplazarse de su residencia habitual y eso permite una actuaci¨®n del entorno violento y, adem¨¢s, proyecta la pena -que debe recaer s¨®lo sobre el recluso- a su entorno familiar. Eso no quiere decir que se reunifique a todos los reclusos ni que se utilice el alejamiento geogr¨¢fico como un castigo a?adido.
P. Las familias de los presos viajan en grupos hasta las prisiones y pueden ser adoctrinadas por el entorno de ETA. ?No hace esto que la dispersi¨®n tenga m¨¢s inconvenientes que ventajas?
R. Ese es uno de los problemas que queremos solventar. Aspiramos a percibir la pulsi¨®n social sobre este tema y a lograr el mayor consenso a nuestra pol¨ªtica penitenciaria.
P. ETA quiere que se reagrupe en una misma c¨¢rcel a siete de sus presos para que sean interlocutores con la Administraci¨®n en el caso del secuestro de Ortega Lara. ?Qu¨¦ se va a hacer?
R. La Administraci¨®n no puede hacer ning¨²n tipo de reflexi¨®n sobre esos planteamientos. Incluso polemizar o dar publicidad a este tema me parece profundamente negativo.
P. ?Est¨¢ habiendo contactos con los presos de los GRAPOS? ?Existe el proyecto de reagruparlos en una c¨¢rcel?
R. No hay ning¨²n proyecto de reagrupamiento de los internos del GRAPO. La Administraci¨®n realiza con ellos una intervenci¨®n individualizada tendente a que abandonen la lucha armada y que cuando cumplan la condena est¨¦n en disposici¨®n de respetar la ley penal.
P. El nuevo C¨®digo Penal establece la figura de los arrestos de fin de semana. ?Hay suficiente infraesctructura para acoger a las personas que cumplan estas penas?
R. No hemos tenido una gran demanda de arrestos de fin de semana. Hoy s¨®lo hay nueve personas en esta situaci¨®n. Ahora tenemos unas 200 plazas para arrestos de fin de semana, aunque los centros de r¨¦gimen abierto tambi¨¦n pueden ser utilizados en un supuesto de emergencia. Al no producirse esa demanda por juzgados y tribunales, no se ha producido esa coyuntura.
P. La ley contempla la posibilidad de que se cumplan arrestos de fin de semana en los dep¨®sitos municipales, pero los Ayuntamientos no est¨¢n por esa tarea. ?Cu¨¢nto pagar¨¢ Instituciones Penitenciarias a los Ayuntamientos por cada interno?
R. Nosotros sufragar¨ªamos el gasto de manutenci¨®n con una cantidad equivalente a la que destinamos a la alimentaci¨®n de nuestros reclusos, que est¨¢ en tomo 1.300 pesetas por interno y d¨ªa pero estamos intentando aumentar la cantidad por interno y d¨ªa.
P. ?La entrada en vigor del nuevo C¨®digo conllevar¨¢ una disminuci¨®n de los reclusos?
R. No creo que se produzca una disminuci¨®n importante.
P. ?Cu¨¢l es la evoluci¨®n de la poblaci¨®n reclusa con sida?
R. Los seropositivos est¨¢n en torno al 20%. Pero intentamos mantener la confidencialidad de esa informaci¨®n porque no queremos que a la estigmatizaci¨®n que se produce por el hecho de ser ex recluso se una la de ser portador del sida o estar en fase terminal. La normativa penitenciaria permite dar soluci¨®n a este problema.
P. ?C¨®mo es posible que haya tanta droga en la c¨¢rcel?
R. No hay tanta como se dice. ?C¨®mo entra la droga? Pues porque no somos capaces de impermeabilizar la c¨¢rcel. Nuestros centros son permeables a los contactos con familiares y amigos y a trav¨¦s de esos contactos, o bien a trav¨¦s de los presos que salen de permiso, se produce un flujo de drogas.
P. Ustedes siempre responsabilizan de la droga a la familia de los presos. ?No hay funcionarios corruptos implicados?
R. Puede haber una actuaci¨®n aislada de funcionarios. No responsabilizamos a las familias de la droga, pero ¨¦se es un hecho testarudo y no parece l¨®gico negarlo.
P. ?Va a mantener la pol¨ªtica de permisos a los presos?
R. La idea es mantenerla y hacer que el ¨ªndice de fracasos sea el menor. S¨®lo se fugan el 0,9% de los que salen de permiso y hay que desdramatizar los efectos negativos.
P. ?Que haya un recluso por celda es una utop¨ªa y seguir¨¢ si¨¦ndolo durante muchos a?os?
R. No tiene por qu¨¦ ser una utop¨ªa, si el C¨®digo Penal es capaz de derivar un n¨²mero importante de reclusos hacia las penas sustitutivas (arrestos fin de semana, trabajo en beneficio de la comunidad ... ) y si es capaz de actuar sobre colectivo como el de los extranjeros, que penitenciariamente es dif¨ªcil de reinsertar. Pero si se mantiene la tendencia, ser¨¢ posible tener a un recluso por celda en cinco u ocho a?os.
P. ?C¨®mo ser¨¢ posible acabar con el hacinamiento?
R. Los internos que ingresaron por primera vez en 1995 y que han sido condenados a penas no superiores a dos a?os y que, por tanto, pudieran ser objeto de sustitutivos penales o del juego de una futura Ley Penal Juvenil son unos 3.000. S¨ª, adem¨¢s, pudi¨¦ramos sacar del sistema penitenciario a casi 6.000 extranjeros, estar¨ªamos en torno a 9.000 internos menos. Si a eso a?adimos un r¨¦gimen abierto m¨¢s generoso, podr¨ªamos reconducir el r¨¦gimen ordinario o cerrado a unos 28.000. En ese momento, podr¨ªamos colocar al 70 u 80% en una celda individual.
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