Ileg¨ªtima violencia
NO EXISTE raz¨®n alguna que justifique los cr¨ªmenes de ETA. As¨ª se admite en teor¨ªa, pero algunas personas act¨²an como si esas razones existieran. Incluso colaboran a buscarlas, pese a que no pueden ignorar que ETA va a interpretar sus palabras como de comprensi¨®n hacia sus atentados. Quienes denuncian una opresi¨®n que no existe y condicionan su actitud contra el terrorismo a la aceptaci¨®n de su propio punto de vista sobre diversas cuestiones controvertidas est¨¢n retrasando el final de la violencia, dando argumentos a los que se resisten a ello.La excarcelaci¨®n de Galindo puede ser una decisi¨®n discutible, pero para impugnarla no basta con subrayar la gravedad de los delitos de que se acusa a Galindo. Son grav¨ªsimos, pero es falso que la excarcelaci¨®n suponga su exculpaci¨®n. Tambi¨¦n es falso que la no desclasificaci¨®n de los papeles del Cesid implique garantizar la impunidad de los procesados. Los motivos por los que el Gobierno ha optado por mantener el secreto sobre esos papeles son de peso, y compatibles con la continuidad del proceso y la eventual condena de los acusados de la tortura y asesinato de Lasa y Zabala.
Los 27 cr¨ªmenes de los GAL han minado la legitimidad del sistema pol¨ªtico, y es razonable pensar que la eventual lenidad de la justicia para con los responsables de la guerra sucia favorecer¨ªa a ETA. Pero es una necedad considerar que el car¨¢cter democr¨¢tico del sistema pol¨ªtico dependa de que se desclasifiquen los papeles del Cesid y se mantenga en prisi¨®n a Galindo. Por enorme que haya sido el da?o causado por quienes montaron los GAL, es absurdo equiparar la legitimidad del Estado democr¨¢tico con la de ETA, una banda que con posterioridad a la restauraci¨®n de la democracia ha asesinado a 715 personas; de ellas, 233 en los a?os posteriores a la desaparici¨®n de los GAL.
Cada vez que una decisi¨®n judicial no les gusta, algunos pol¨ªticos y otras personas influyentes act¨²an como si fueran los abogados de ETA: diciendo que si Galindo sale, tambi¨¦n deber¨¢n salir los etarras, o condicionando su participaci¨®n en los foros unitarios contra el terrorismo a ciertas condiciones pol¨ªticas. Garaikoetxea calific¨® el domingo de "farsa" al Pacto de Madrid y advirti¨® que la unidad de la Mesa de Ajuria Enea estaba rota, dadas las diferentes posturas existentes sobre el caso GAL Ciertamente, la unidad del pacto es vacilante, pero en buena medida a causa de las actitudes del partido que preside Garaikoetxea, que unas veces condiciona su participaci¨®n a que se admita que existe un contencioso entre Euskal Herria y Espa?a, y otras, al reconocimiento de la autodeterminaci¨®n. Lo que equivale a decir que para luchar contra los que han asesinado a Isidro Usabiaga y tantos otros es condici¨®n que los dem¨¢s asuman como propia la ideolog¨ªa de su partido.
El obispo Seti¨¦n rechazaba el pasado fin de semana la posibilidad de estar legitimando a ETA o siquiera equiparando a esa organizaci¨®n con el Estado; pero a continuaci¨®n afirmaba que a la vista de la "deslegitimaci¨®n mutua" entre ambos, lo que procede para alcanzar una "paz justa es avanzar por la "v¨ªa de la mutua aceptaci¨®n, no de la rendici¨®n". Es una vieja idea del radicalismo. Mutua aceptaci¨®n (en su terminolog¨ªa, mutuo reconocimiento) equivale a que cada parte reconozca las razones de la otra: que la mayor¨ªa admita que ETA ten¨ªa buenas razones para matar. La idea subyacente es que existe un d¨¦ficit democr¨¢tico por la imposibilidad de que los vascos puedan ejercer su derecho a la autodeterminaci¨®n. Si se trata de eso, ning¨²n Estado del mundo ser¨ªa plenamente democr¨¢tico porque ninguna Constituci¨®n reconoce tal derecho, pese a que no pasan de 18 o 20 los Estados que son ¨¦tnicamente homogeneos.
El obispo se pregunta si "detr¨¢s de la violencia hay una voluntad positiva de paz", algo en s¨ª mismo contradictorio, porque si la hubiera no habr¨ªa violencia. La pregunta s¨®lo tendr¨ªa sentido en una situaci¨®n de tiran¨ªa que impidiese a los ciudadanos pronunciarse libremente. Pero los vascos llevan casi 20 a?os haci¨¦ndolo y dejando claro que la inmensa mayor¨ªa rechaza los planteamientos de ETA. Por eso trata de imponerlos: condicionando el cese de la violencia a la aceptaci¨®n de su programa, la alternativa democr¨¢tica, que a Seti¨¦n le parece un avance porque ETA afirma en ella que hay que "dejar al pueblo vasco que se manifieste". Fingiendo haber olvidado que ETA lo dec¨ªa en el mismo comunicado en que reivindicaba el intento de asesinato del actual presidente del Gobierno.
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