Un alba?il salva por casualidad a un beb¨¦ arrojado a un contenedor
, Clara R. S. naci¨® ayer dos veces. La primera fue en la madrugada de Madrid, sin atenci¨®n m¨¦dica y en manos de alguien que posiblemente no sonri¨® al o¨ªrla llorar. La segunda cuando, pasadas las siete de la ma?ana, un desconocido, despu¨¦s de cubrir la cabeza de la reci¨¦n nacida con una bolsa de pl¨¢stico transparente, envolverla en una manta sucia y meterla boca abajo dentro de una caja de cart¨®n cerrada, la abandon¨® a una muerte casi segura en un contenedor de escombros de la calle de San Bernardino (Centro). All¨ª, sin embargo, la peque?a caja se encontr¨® con su suerte: el alba?il Alfonso Labrador, de 20 a?os, quien por casualidad cogi¨® la caja creyendo que era basura y oy¨® un llanto. "Si hubiese tirado una viga en el contenedor, la mato", dijo.
Cuando el beb¨¦ fue descubierto, en medio de un revuelo vecinal, eran las 8.20, de su vientre colgaba el cord¨®n umbilical y a¨²n estaba cubierto de placenta y sangre. V¨ªctima de un choque t¨¦rmico y medio asfixiada, fue trasladada por la Polic¨ªa Municipal al Hospital Cl¨ªnico, donde entr¨® en una incubadora y bebi¨® de un biber¨®n. Luego se durmi¨® feliz. Su estado, a falta de los an¨¢lisis de sangre, es satisfactorio. La peque?a, de nueve meses, pesa 2.420 gramos, luce pelo casta?o y ojos oscuros.
El Grupo de Menores de la Polic¨ªa Judicial ha abierto una investigaci¨®n por intento de infanticidio y ha iniciado la b¨²squeda de los progenitores de la criatura. Aunque las pistas son pocas, los agentes cuentan con la declaraci¨®n de un testigo que afirma haber visto a una pareja recorrer la calle y al hombre depositar la caja de cart¨®n en la escombrera. La peque?a, que en el hospital fue bautizada por el personal sanitario como Bienvenida Bernardina -en referencia a la fortuna de su descubrimiento y a la calle donde fue hallada-, ha quedado bajo custodia de la Comisi¨®n Tutelar del Menor, dependiente de la Comunidad de Madrid, y ha recibido el nombre de Clara R. S.
La intervenci¨®n del alba?il libr¨® a la recien nacida de morir aplastada por los cascotes. En la incubadora, la peque?a, s¨®lo cubierta por unos pa?ales, dorm¨ªa pl¨¢cidamente. A veces abr¨ªa su boquita y cuando era acariciada por las enfermeras entornaba los ojos. "?Por qu¨¦ la han querido matar si con dejarla para adopci¨®n basta?", se preguntaba una enfermera.Cuando el beb¨¦ reciba el alta ser¨¢ trasladado al centro de primera acogida de la Comunidad de Madrid. "En caso de que nadie reclame a la ni?a, y transcurrido un tiempo prudencial, procederemos a buscarle una familia de adopci¨®n. Damos este tiempo porque, sin justificar a la madre, nunca se sabe en qu¨¦ condiciones se puede llegar a hacer algo as¨ª. Adem¨¢s, siempre puede haber una familia detr¨¢s, unos abuelos o t¨ªos que no conocieran el embarazo y que se quieran hacer cargo de la ni?a", manifest¨® la directora del Instituto Madrile?o de Atenci¨®n a la Infancia, Esperanza Garc¨ªa. "De todos modos, no es comprensible lo que ha ocurrido, existen otras v¨ªas", a?adi¨®.
El tr¨¢mite para conseguir un ni?o en adopci¨®n es extremadamente lento. Este a?o, la Comunidad ha seleccionado a 600 familias, cuyas peticiones datan de 1991. Las posteriores -se reciben m¨¢s de mil al a?o- a¨²n no han sido resueltas.
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