"Tres rondas para poder identificar algunos cadaveres"
Los cuerpos quedaron desfigurados e hinchados a causa de la humedad
Los cuerpos se alineaban, desfigurados e hinchados por la humedad, en las naves del centro c¨ªvico La Paz, un tranquilo lugar de Jaca convertido en improvisado tanatorio para m¨¢s de 60 desdichadas v¨ªctimas del desastre. Con una cadencia regular y demoledora, los furgones f¨²nebres introduc¨ªan m¨¢s y m¨¢s. Apenas iban cubiertos con unos pl¨¢sticos de color blanco.Numerosas personas fueron llegando a lo largo del d¨ªa para cumplimentar la penosa tarea de se?alar entre los muertos a sus familiares. "Algunos han efectuado hasta tres rondas de reconocimiento porque no es f¨¢cil la identificaci¨®n. Est¨¢n hinchados y desfigurados", indicaba un ATS que atend¨ªa el servicio.
Equipos de psic¨®logos y asistentes sociales estaban presentes para atender a quienes se acercaban al peque?o pabell¨®n mortuorio, ubicado apenas a 250 metros del hospital comarcal de Jaca. "Perd¨®neme. He perdido a mi cu?ada. No puedo hablar. Vengo desde Navarra y a¨²n no s¨¦ qu¨¦ ha pasado con otros cuatro parientes que estaban con ella", se disculpaba, abotargado, un joven navarro. "Hemos venido desde Zaragoza porque nuestros hijos andaban por esta zona. Al final, hemos podido comprobar que, al estar el c¨¢mping de Biescas lleno, se alojaron en otro, el Pe?a Oroel. Est¨¢n sanos y salvos", celebraban, aun en el pesar, Antonio y Marisa. "Ha sido tremendo. No se puede imaginar lo que se siente ah¨ª dentro", conclu¨ªan.
En los pasillos del hospital jacetano, Carlos L¨®pez Laborda, su director gerente, parec¨ªa emanar una energ¨ªa serena e inacabable. Al igual que durante toda la noche, atend¨ªa sin cesar a los familiares de los casi 60 heridos ingresados: "Ninguno tiene riesgo vital. Presentan politraumatismos y cuadros estabilizados. Est¨¢n bien. Algunos han sido intervenidos quir¨²rgicamente. Los equipos hospitalarios han reaccionado de maravilla", matizaba.
Bien entrada la ma?ana, una familia agradec¨ªa especialmente las atenciones recibidas. La madre, Mar¨ªa Jos¨¦, padece una fractura en una mano. Est¨¢ embarazada. La ecograf¨ªa hab¨ªa demostrabo que el feto no sufre da?os. Ella hab¨ªa salvado su vida agarrada a un tendedero de ropa y hundida en el agua. "Somos de Sagunto, en Valencia. Est¨¢bamos mi marido, Mario; mi hijo Mario y nuestro sobrino Joan", relataba.
"Salimos de la caravana al darnos cuenta de que iba a ser arrastrada. Mi marido entr¨® en el coche, pero a mi hijo no le dio tiempo y qued¨® atrapado en la caravana. Con ocho a?os, cay¨® al agua entre dos coches. Despu¨¦s sali¨® corriente abajo", a?ad¨ªa. "Al final, por suerte, todos pudimos agarrarnos a algo y trepar hasta el edificio de los servicios", continuaba Mario; "mi esposa se fractur¨® un dedo porque una caravana se le vino encima flotando. A¨²n recuerdo el agua que entr¨® al abrir la puerta".
Muchos heridos dorm¨ªan o descansaban. Algunos hab¨ªan sido desviados hacia el hospital San Jorge, en Huesca. Apenas quedaba ya nadie en Urgencias. Beatriz, la hija de uno, mostraba su satisfacci¨®n: "Mi padre est¨¢ perfectamente. Le han tratado con gran delicadeza".
"En el pueblo no ha pasado nada. Ha sido en el c¨¢mping. Est¨¦n tranquilos", afirmaba una y otra vez el responsable del hotel Ruba en Biescas, a cuantos telefoneaban. La localidad se hab¨ªa volcado con los damnificados. Vecinos y turistas hab¨ªan acogido en sus casas y apartamentos a los campistas. Las calles estaban tomadas por los equipos de la televisi¨®n, la radio y, la prensa. Al medio-d¨ªa, el agua mineral y muchos alimentos estaban agotados. Luc¨ªa un espl¨¦ndido sol y muchas personas curioseaban en la plaza del Ayuntamiento a la llegada de las personalidades pol¨ªticas. "Con lo bello y pac¨ªfico que es este lugar, me da rabia que a partir de ahora Biescas pueda ser sin¨®nimo de tragedia. Esta tierra y esta gente no se lo inerece", subrayaba Imanol, un jubilado bilba¨ªno que desde hace diez a?os disfruta de esta maravilla, natural.
"La verdad es que el c¨¢mping era muy bonito y muy bueno, aunque es cierto que estaba en el final de un barranco, que siempre es un sitio peligroso. Es f¨¢cil recordarlo ahora, pero somos muchos los que siempre hemos pensado que hay que elegir mejor esos lugares", analizaba Santiago, de 54 a?os. "Estarnos desolados. Mi marido ha estado toda la noche colaborando y ahora est¨¢ durmiendo. Lo ocurrido no tiene explicaci¨®n. Creo que ha sido algo fortuito, una verdadera desgracia natural", a?ad¨ªa Mar¨ªa Antonia, de 31. "Esto hay que olvidarlo y procurar que nunca se repita", agregaban otros vecinos.
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