Los conciertos y viajes con m¨¢s 'pegada'
Las tres empresas cartelistas conviven sin interferirse con reglas no escritas
Son las once de la manana y dos pegacarteles trabajan al un¨ªsono, en la misma pared. Sobre ella y abarc¨¢ndola en su totalidad, el toldo color azul ennegrecido reza Pa?er¨ªa Seder¨ªa Red de San Luis. Uno coloca en una franja inferior dos carteles apaisados de un concierto. El otro pega las ofertas de una agencia de viajes en un lateral. Terminada su labor, el primero desaparece a toda velocidad en una furgoneta. El segundo sube a pie la calle Hortaleza Con cubo y escoba en una mano y un carrito de la compra, lleno de carteles, en la otra.Cada uno de ellos ha utilizado su parte de pared, un sitio reservado por el t¨¢cito acuerdo entre los grupos (empresas y cartelistas) que se dedican a la pegada. Trato de no agresi¨®n que excluye a los grupos piratas, quienes suelen actuar por la noche conforme a la m¨¢xima: "Quien pega el ¨²ltimo, pega mejor". Para anunciar, convocatorias de partidos politicos, circos o clubes nocturnos, en carteles que los profesionales acusan adem¨¢s, de "estar mal puestos", demasiado h¨²medos o demasiado secos; en cualquier caso se caen con facilidad.
El pegacarteles de a pie trabaja para una agencia de viajes y se ocupa de mantener la zona Centro, de supervisar que sus carteles siguen en su sitio. Dice que es m¨²sico, pero no su nombre. Lleva trabajando a intervalos desde 1989 (por eso presume de conocer, "a la gente"). Aunque ganaba m¨¢s como mensajero, en moto, se "ca¨ªa muchas veces y esto es m¨¢s tranquilo".
M¨¢s pegas le ve otro profesional, que, prefiere mantenerse en el anonimato. Habla de "una ley de la capa y de la espada", de que "si te vas de la lengua, no trabajas". Aunque este a?o est¨¢ muy tranquilo "hubo un tiempo muy chungo", de gran rivalidad entre dos agencias de viajes, cuando sal¨ªa al curro con un garrote. Pero no le sirvi¨® de mucho. En una ocasi¨®n le tiraron el carrito y le amenazaron con una estaca con clavos. Despu¨¦s el agresor le dijo que hab¨ªa tenido suerte porque no era violento.
Tambi¨¦n recuerda estar trabajando unas 18 horas diarias" en dos turnos, "para demostrar que aguantaba el tir¨®n". Entonces pegaba carteles de m¨²sica. Considera que "sobrevivir es una asignatura m¨¢s". Y que la pe?a que est¨¢ en esto un d¨ªa trabaja pegando y al mes siguiente lo hace de alba?il. "Somos la generaci¨®n X; cada mes es una aventura". Su sentido del humor y los dos a?os que lleva trabajando, le dan, para contar an¨¦cdotas.
Como la vez que una persona atraves¨®, desde el interior de la pared, el cartel que estaba pegando, al grito de "estoy harto de que me tap¨¦is la puerta". Fue por la plaza de Chueca. Tambi¨¦n por el Centro poso con un extranjero mientras pegaba. Era un polic¨ªa de Suiza y all¨ª poner carteles es un grave delito. "Le hac¨ªa mucha ilusi¨®n tomar una foto". Una poblaci¨®n flotante de unas 80 personas se dedica a esta labor. El contacto entre los trabajadores y las empresas se hace por la calle, al verlos pegar, o a trav¨¦s de conocidos. Si se llega a un acuerdo puede ser por n¨²mero de carteles o por un fijo, por contrato. Aqu¨ª aparece otra diferencia (adem¨¢s de la motorizaci¨®n, del uso de cola o engrudo) entre los que trabajan para agencias de viaje o academias y los que lo hacen por la m¨²sica: los primeros contratan directamente. con sus empresas. Los segundos no lo hacen con las casas discogr¨¢ficas, sino con compa?¨ªas intermedias.
A las tres principales no les interesan los contactos con los medios de comunicaci¨®n. El Rubio tiene puesto un contestador autom¨¢tico. Con Los Nachos, despu¨¦s de un telefonazo sorpresa, se hace imposible otra conversaci¨®n. "Estamos con mucho trabajo y no s¨¦ si [el jefe] podr¨¢ atenderte", se disculpa la secretaria. Dar¨ªo responde: "Los reportajes son para los artistas. Nosotros no tenemos tiempo, trabajamos ma?ana, tarde y noche". Antes, hab¨ªa asegurado que funcionaba con "Ias principales multinacionales". Y ofrecido la siguiente lista de precios, seg¨²n formatos: 70 x 100, 28 pesetas / unidad; 80 x 112, 32 pesetas; 100 x 140, 38 pesetas; 140 x 200, 86. Todo para Madrid Centro y barrios Cercanos. Para fuera de la capital el precio es de 50 pesetas. Y en pueblos de la sierra sube a 80 pesetas.
Los representantes de los grupos musicales les encargan de 3.000 a 5.000 carteles para los conciertos de grupos nacionales [para grupos internacionales, de 10.000 a 15.000]. Depende de su tama?o (menos si son s¨¢banas) y de la duraci¨®n de la campana y del aforo que quieran conseguir. Manuel, habla del respeto entre las empresas y del reparto de huecos: "En un espacio aparecen todas las ofertas. No queda tan bien como una pared totalmente ocupada por el mismo cartel, pero qu¨¦ le vamos a hacer".
Las discogr¨¢ficas son el ¨²ltimo pelda?o de la escalera que va de la calle a, los, grandes despachos. Seg¨²n el acuerdo a que han llegado con el manager pueden pagar la totalidad de la pegada, un 50% o s¨®lo suministrarles el fotolito [imagen del grupo o del disco]. Esto en las giras; en los conciertos de presentaci¨®n de discos, las casas pagan "hasta las copas que se consumen", dice Mario Caballero, del departamento de Marketing de la multinacional Ariola. Aunque las salas suelen ofrecerse gratuitamente por cuesti¨®n de "nombre" dice Antonio, de Canciller II.
Los carteles son s¨®lo uno de los medios de difusi¨®n. Est¨¢n adem¨¢s las revistas especializadas, la prensa diaria y la radio.
"El chavalito que va por la calle" es el destinatario de este tipo de publicidad, seg¨²n Antonio.
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