Cuatro naturales de Campuzano
Jos¨¦ Antonio Campuzano dio cuatro naturales soberbios y recre¨® el toreo de siempre. Ocurri¨® en el segundo toro, al que hab¨ªa recibido de salida con enjundiosas ver¨®nicas, la pierna flexionada, y rematadas con una excelente media rodilla en tierra. Iniciada la faena de muleta, que brind¨® al p¨²blico, dobl¨¢ndose muy toreramente por bajo con el toro. Desde los primeros pases se vio que el toro embest¨ªa mucho mejor por el pit¨®n izquierdo que por el derecho. Pese a ello, Campuzano dio dos tandas con la mano derecha sin ajuste, que sobraban. Se ech¨® la muleta a la izquierda y entonces surgi¨® el toreo: una tanda de cuatro naturales lent¨ªsimos, limpios, largos, rematados detr¨¢s de la cadera. Para un torero que no se vest¨ªa de luces desde la Feria de San Isidro, la enjundia y belleza del toreo m¨¢s puro y dif¨ªcil -el natural- s¨®lo se explican por su veteran¨ªa.Sigui¨® Campuzano con otra tanda con la izquierda, que baj¨® de tono, y otra m¨¢s ya con el toro muy quedado. Si Campuzano hubiese comenzado la faena con esa mano, habr¨ªa armado un toro gord¨ªsimo. Pero sin duda, con esos primeros derechazos, el torero intentaba entrar en calor, probarse.
Albaserrada / Campuzano, De Paz, Valderrama
Toros del Marqu¨¦s de Albaserrada (uno devuelto por cojo): terciados, mansos, flojos y de feo estilo; 5?, gordo y corto de trap¨ªo; 6?, de gran presencia, muy manso y con genio. 2?, de Jos¨¦ Manuel S¨¢nchez, con cuajo, manso y noblote.Jos¨¦ Antonio Campuzano: pinchazo y estocada (oreja); dos pinchazos y estocada corta (silencio). Manuel de Paz, que confirm¨® la alternativa: cinco pinchazos bajos -aviso-, media atravesada y dobla el toro (pitos); media atravesada y tendida, cuatro pinchazos y dos descabellos (silencio). Domingo Valderrama: pinchazo y media baja atravesada (silencio); estocada corta tendida y baja (divisi¨®n y saludos). Plaza de Las Ventas, 11 de agosto.
Ya m¨¢s confiado, Campuzano pas¨® casi toda la faena al cuarto en el toreo al natural. El toro, muy incierto, se venc¨ªa por el pit¨®n derecho. Campuzano se faj¨®, valiente, con ¨¦l en una tanda de naturales, mas le falt¨® ambici¨®n para seguir por ese camino e intentar cortar una oreja que le hubiera abierto la puerta grande.
A Valderrama le toc¨® en ¨²ltimo lugar un toro que por su mansedumbre mont¨® un espect¨¢culo en la suerte de varas. Derrib¨® estrepitosamente en el primer puyazo y sali¨® huyendo; en el segundo desmont¨® al otro picador, que cay¨® de bruces; en el tercer encuentro galop¨® por todo el ruedo nada m¨¢s sentir el hierro; tom¨® un cuarto puyazo embistiendo al caballo por detr¨¢s, que sali¨® al trote y arreando coces, entre el regocijo del p¨²blico; en un quinto puyazo, largu¨ªsimo, el toro se dej¨® pegar. Muy violento en banderillas, lleg¨® a la muleta con muchos pies. Era un toro para Valderrama, acostumbrado a lidiar lo que nadie quiere.
El peque?o torero sevillano se faj¨® muy bien con ¨¦l al principio pero luego, despu¨¦s de sortear un par de espeluznantes regates, desisti¨® en el empe?o. En el anterior s¨®lo hab¨ªa podido librarse de las tarascadas que pegaba un toro flojo y con mucho sentido. Si Valderrama le bajaba la mano, el toro se ca¨ªa; a media altura, hachazo va, hachazo viene.
Confirm¨® la alternativa Manuel de Paz sin pena ni gloria. Hubo un detalle curioso: brind¨® el quinto al p¨²blico teniendo buen cuidado de que la montera cayera boca abajo; inici¨® el trasteo de muleta y al comprobar que el toro hab¨ªa quedado reserv¨®n volvi¨® la montera con el pie, muy disimuladamente. Pero la suerte no cambi¨®. El toro sigui¨® con mucha aspereza y, adem¨¢s, devolvi¨® la montera a su posici¨®n inicial golpe¨¢ndola con una pata. Al ver esto, De Paz inici¨® un macheteo y, sin m¨¢s miramientos, se fue por la espada.
En el de la confirmaci¨®n se vio obligado por el viento a cerrar al toro en el tercio. Ante un toro manejable el diestro gitano no se confi¨® en ning¨²n momento, ni adelant¨® la muleta, ni la pierna, ni nada. Al contrario que Campuzano, al que la empresa deber¨ªa incluir en la feria de Oto?o.
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