Lloviendo piedras
Llega el guardi¨¢n de fiestas modelo 'guerra de las galaxias'Sesi¨®n de 'hooligans'
Desastre total. Humillaci¨®n. Esto y m¨¢s sent¨ª la otra noche al comprobar que pese a mis intentos de refinamiento y a los manuales sobre c¨®mo comportarse en sociedad que leo mientras aprendo a caminar con una tabla de surfing en la cabeza, pese a que ya no digo pr¨¢cticamente tacos -excepto jol¨ªn, c¨¢spita, casta?as, porras, espect¨¢culo sobrecogedor, ostras, c¨¢ramba y c¨®rcholis- no se me permiti¨® entrar en una puesta de largo. Con la ilusi¨®n que a m¨ª me hac¨ªa, que siempre quise ponerme de algo m¨¢s largo que mi lengua y jam¨¢s lo logr¨¦, y eso que, cuando ten¨ªa la edad adecuada, la finada Marta Moragas controlaba en Barcelona el pesaje de debutantes que anualmente se realizaba en el marco incomparable del Liceo; nunca propuso incluirme, seguramente porque habr¨ªa quedado fuera de lugar al lado del alcalde Porcioles, el capit¨¢n general, las damas de la Cruz Roja y -otros adalides del franquismo, en su vertiente fastos de Viena.Entonces, el lunes por la noche, contra todo pron¨®stico y todo sentido de la realidad, un ilustre personaje de la isla de Mallorca, Jos¨¦ Forteza Delgado, vicepresidente de Fecsa, decidi¨® unir al festejo de su 60? cumplea?os la puesta de largo de su hija Diana. Es la tuya, me dije, y me colgu¨¦ durante 24 horas, tipo murci¨¦lago, de la barra de la cortina del ba?o, que es una nueva f¨®rmula de lifting casero descubierta por Sharon Stone para que no se te caigan los mofletes como a un pach¨®n. Luego me apliqu¨¦ silicona en los codos -que del roce del escritorio se me han puesto abruptos con los a?os, y las clases altas enseguida notan que no eres rica por eso, por los callos en los codos- y eleg¨ª, entre mi vestuario, lo m¨¢s parecido a un traje de gala. Pues, nada: un guardia de seguridad, reforzado para la ocasi¨®n con entorchados y charreteras, dio el vade retro a los periodistas. Y eso que la fiesta promet¨ªa: el camino que conduc¨ªa a los jardines do se celebraba estaba bordeado de antorchas tipo acontecimiento ol¨ªmpico, pero a lo bestia, y acudi¨® much¨ªsima gente de altura, ellos siempre poni¨¦ndose el faj¨ªn y la chaqueta del esmoquin en el ¨²ltimo momento, ante los morros del cancerbero de luxe, quien exhib¨ªa, adem¨¢s, una especie de espada flam¨ªgera a lo Luke Skywalker con la que controlaba el tr¨¢fico y expulsaba del para¨ªso a los intrusos. Lo que m¨¢s mal me supo es que ni siquiera me dijo, al rechazarme, que la Fuerza te acompa?e.
No me he sentido peor desde que, la ¨²ltima Semana Santa en Sevilla, quise atravesar una procesi¨®n y los penitentes cerraron filas con un brusco cruce de cirios que me riz¨® el pelo al dente.
Otra, en mi caso, hubiera lanzado maldiciones z¨ªngaras -desearle al anfitri¨®n que su hija se case con ?lvaro de Marichalar, que sigue por aqu¨ª, impartiendo un master de motos n¨¢uticas a quien se le acerca-, pero como soy buena y hab¨ªa visto la luz del de seguridad, comprend¨ª que lo que necesitaba urgentemente era un ba?o de working class encamada en hooligans. As¨ª que enfil¨¦ mis pasos hacia Magaluf, concretamente hacia Punta Ballena, en donde fui objeto de otra revelaci¨®n pr¨¢ctica: ?por qu¨¦ Interior y sus energ¨²menos, en vez de fastidiar a los emigrantes africanos, no aplican la Ley de Extranjer¨ªa a los adolescentes etilizados que asolan la zona?
No ser¨¦ yo quien pontifique contra el bebercio, pero no hay nada m¨¢s repugnante que la entrega m¨¢s gregaria y atorrante a una borrachera est¨²pida que no cesa, entre garitos indescriptibles, comercios que hacen de la botella el negocio, y todo ello en medio de una suciedad tal que la convierte a una en patriota, no del patriotismo en may¨²sculas que conduce a la guerra, ni del de las min¨²sculas que pone la mano d¨¦ obra en las mismas, sino del Mantenga limpia Espa?a y deje mear en las paredes.
Entre un evento y otro descubr¨ª, en el selecto Puerto Portals, adonde fui a recuperar fuerzas, una pizzer¨ªa ideal para Marios Condes: no ponen cubiertos, y los nachos de triple queso fundido ardiendo te los tienes que comer con los pinreles, con lo cual se te borran instant¨¢neamente las huellas dactilares. Luego hundes los mu?ones en la salsa picante que acompa?a, y se te cauterizan. Moderno a la par que pr¨¢ctico, ?no?
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