El Gobierno franc¨¦s expulsa a 57 inmigrantes africanos en un avi¨®n militar con destino a Mal¨ª
Gobierno franc¨¦s, en medio de una gran confusi¨®n, embarc¨® ayer con destino a Bamako (Mal¨ª) en un avi¨®n militar a 57 ciudadanos de aquel pa¨ªs, de Zaire y de Senegal, entre los cuales se encuentran cuatro del grupo de africanos desalojados de la iglesia de Saint-Bernard. El resto ten¨ªan ¨®rdenes previas de expulsi¨®n. Un n¨²mero indeterminado de mujeres y ni?os de Saint-Bernard -unos cien- quedaron en libertad. Las liberaciones se realizaron en medio de un gran desorden, y sin que, a veces, quedara rastro escrito de su paso por prefectura (comisar¨ªa de polic¨ªa).
Los abogados han presentado ante el Tribunal Administrativo de Par¨ªs m¨¢s de 300 recursos, que pueden retrasar la puesta en pr¨¢ctica de otras ¨®rdenes de expulsi¨®n. Mientras, el Gobierno procura dar signos de firmeza ante la avalancha de cr¨ªticas. Para ello ha tenido que recurrir a una cierta militarizaci¨®n del caso. Hasta ahora, los vuelos charter de expulsi¨®n de extranjeros en situaci¨®n ilegal se hac¨ªan sirvi¨¦ndose de aviones y personal de Air France o Air Inter, pero en esta ocasi¨®n se ha recurrido a pilotos militares, y a la base a¨¦rea de Evreux como punto de partida de los convoyes.Para llegar hasta esa base, la comitiva que transportaba a los africanos, con apoyo de coches policiales de vigilancia, tuvo que superar varias barricadas de manifestantes que intentaron impedir el traslado.
El trato dado a los huelguistas de hambre tambi¨¦n se ha resuelto dentro de la esfera militar. La desconfianza respecto a los m¨¦dicos civiles, cuya cl¨¢usula de conciencia ya les hab¨ªa llevado a negarse a alimentar por la fuerza a los 10 ciudadanos de Mali que han pasado 50 d¨ªas encerrados en la iglesia de Saint-Bernard sin tomar m¨¢s que l¨ªquidos y vitaminas, hizo que los huelguistas fuesen enviados de inmediato a dos hospitales militares y que, cuando uno de ellos se neg¨® a ser alimentado, se le trasladase, esposado, al mismo centro de detenci¨®n administrativa en el que se instal¨® a la mayor¨ªa de los que se cree que han de ser expulsados de inmediato.
Uno de los abogados de los africanos, Caroline Mecary, se?al¨® qu¨¦ "el derecho a la retenci¨®n de las personas est¨¢ limitado y la prefectura est¨¢ obligada a dejarlas en libertad cuando no presentan en el plazo previsto las alegaciones correspondientes". Ese podr¨ªa ser el caso del portavoz de los ilegales, el hoy popular Ababacar Diop, cuyo informe parece que ha sido retirado por orden de la prefectura.
Entre los argumentos esgrimidos por los abogados figura la desafortunada frase de un agente que, al entrar en Saint-Bernard, orden¨® lo de "los blancos a un lado, los negros al otro". Para los abogados no cabe la menor duda: est¨¢n ante un caso de discriminaci¨®n racial, delito perseguido por la Constituci¨®n. Los agentes detuvieron tambi¨¦n a varios negros cuya documentaci¨®n estaba en regla.
La situaci¨®n jur¨ªdica de los ilegales -algunos de ellos trabajaban en Francia, legalmente, desde 1985- es compleja y confusa. Las voces que reclaman la retirada de las "despiadadas leyes Pasqua" se multiplican, pero tampoco faltan las que exigen endurecerlas. La propia mayor¨ªa conservadora en el poder est¨¢ dividida al respecto, pero todos, desde la derecha o desde la izquierda, pasando por el Gobierno, admiten que la actual imprecisi¨®n jur¨ªdica es insostenible.
Ante un 'oto?o caliente'
La cuesti¨®n de los inmigrantes ilegales es s¨®lo una de las varias dificultades que tendr¨¢ que afrontar el Gobierno franc¨¦s este trimestre. Sindicatos, oposici¨®n, asociaciones, prensa e incluso facciones de la propia derecha, auguran un inevitable oto?o caliente. El presidente Chirac y el primer ministro, Alain Jupp¨¦, se reunieron ayer en la residencia veraniega del primero en Bregan?on.La impopularidad del Gobierno de Alain Jupp¨¦ ha aumentado despu¨¦s de la impactante imagen de la polic¨ªa rompiendo a hachazos la puerta de una iglesia. La brutalidad de la acci¨®n ha chocado sobre todo en medios cat¨®licos. Siguen en la lista de problemas un paro que no deja de progresar y que ya afecta a una de cada ocho personas en edad laboral, una econom¨ªa en recesi¨®n y un d¨¦ficit p¨²blico que no se logra disminuir.
Adem¨¢s, no resuelve nada el descubrir de nuevo que se sigue en la imposibilidad de cumplir, ni aunque sea m¨ªnimamente, las promesas electorales b¨¢sicas, como la reducci¨®n de la presi¨®n fiscal.
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