La docilidad de los toros les val¨ªo a los toreros

Fue un festejo demediado por mor de unos toritos con hechuras de novillos, que desarrollaron docilidad, invalidez y poca casta. Un picotazo se llev¨® cada uno y la suerte de banderillas fue un simulacro. Pero con la docilidad se apa?aron los toreros y hubo algunos instantes de toreo y su aquel de paladar.Regino Ort¨¦s, en el burel de su alternativa, apenas pudo esbozar alguna ver¨®nica suelta y tal y cual muletazo, de bella composici¨®n. Mat¨® de bajonazo.

Mejor¨® Ort¨¦s en el sexto. Era un inv¨¢lido que lleg¨® a tumbarse un par de veces durante la faena de muleta. Pero el torero templ¨® bien y, sin poder ligar, corri¨® la mano con estilo en derechazos y naturales. Y como volvi¨® a funcionarle el espadazo bajo e inapelable, el paisanaje pidi¨® con fuerza dos orejas, que le sabr¨¢n a gloria bendita y le har¨¢n so?ar con haza?as de torer¨ªa y valor.

Javier V¨¢zquez entendi¨® bien a sus dos bernardinos y se acopl¨® en sus faenas con fundada t¨¦cnica. As¨ª como manej¨® bien el capote en sus respectivas lidias.

El torero madrile?o realiz¨® dos faenas construidas con acierto e interpretadas con variedad y ganas de ser y agradar. A su primero le dio tandas de redondos de bella factura. Y a su segundo le enganch¨® de forma estupenda sobre la mano izquierda. Fue una actuaci¨®n completa la del V¨¢zquez madrile?o.

C¨¦sar Rinc¨®n tuvo el lote m¨¢s inv¨¢lido y poco hay que rese?ar. Unos derechazos templados en su primero y unos lances de recibo, rodilla en tierra, en su segundo, un bernardino de pacotilla. Semejante material era deleznable para interpretar el toreo.