Rev¨¢lida pol¨ªtica
CON LA rentr¨¦e de septiembre, se inaugura un curso en el que se deber¨ªa normalizar la vida pol¨ªtica, sedimentar los profundos cambios que han supuesto las elecciones del 3 de marzo, y resolver -que no enterrar- algunos fantasmas del pasado. Superado el tradicional periodo de gracia, el presidente Aznar y su Gobierno se enfrentan a la tarea de gobernar. La cita de Maastricht -Espa?a realiza el examen en 1997, aunque no se corrija ni punt¨²e hasta mediados de 1998- va a requerir un amplio esfuerzo explicativo, es decir, esencialmente pol¨ªtico, por parte del Gobierno de Aznar, y en general, de todas las fuerzas pol¨ªticas. Gobernar no es s¨®lo gestionar, sino tambi¨¦n explicar y convencer.A¨²n est¨¢ por ver la cintura parlamentaria y de presencia p¨²blica de este Gobierno, cuyos ministros siguen siendo a¨²n grandes desconocidos para los ciudadanos. No se han medido a¨²n en grandes debates parlamentarios o televisivos, rev¨¢lidas pol¨ªticas indispensables en las democracias modernas.
La matem¨¢tica pol¨ªtica obliga al Gobierno a buscar permanentemente el apoyo de Converg¨¨ncia i Uni¨®. Es ¨¦sta una relaci¨®n dif¨ªcil y compleja, que se asienta en importantes coincidencias que no ocultan otras no menos importantes discrepancias, Es tambi¨¦n una relaci¨®n que modifica el panorama pol¨ªtico espa?ol, incluyendo el catal¨¢n y desde luego el PP catal¨¢n, como reflejan las abiertas presiones para desplazar a Aleix Vidal-Quadras de la presidencia del PP en Catalu?a, a pesar de que este dirigente represente una opci¨®n que sigue estando presente en Catalu?a. Tambi¨¦n en este curso deber¨¢ empezarse a entrever si, en el nuevo panorama, se mantendr¨¢ la relaci¨®n entre Converg¨¨ncia Democr¨¢tica de Catalunya y Uni¨® Democr¨¢tica, o si, por el contrario, el partido de Dur¨¢n i Lleida optar¨¢ por otra alternativa de acercamiento, no ya a Pujol, sino a un PP m¨¢s catalanizado.
Al otro lado, el PSOE y en especial su secretario general, Felipe Gonz¨¢lez, deben demostrar que la larga descompresi¨®n a la que se han sometido tras dejar de gobernar al cabo de 13 a?os no se ha transformado en una incomprensi¨®n. El pa¨ªs -e incluso el Gobierno- espera y necesita que el PSOE ejerza la oposici¨®n. Ante todo, mucho deber¨¢n esforzarse los socialistas en este curso en cuyo horizonte se plantea un congreso para renovar a fondo personas, generaciones e ideas. Pero el PSOE s¨®lo ganar¨¢ credibilidad, no ya como oposici¨®n, sino como alternativa, si apoya plenamente el objetivo b¨¢sico de Maastricht, aunque indique un camino diferente y cre¨ªble de llegar al mismo sitio con mayor justicia social. Es decir, si demuestra que no hay un pensamiento ¨²nico. Tambi¨¦n Izquierda Unida deber¨ªa hacer un esfuerzo de reflexi¨®n y de realismo para evitar quedarse fuera de juego en su oposici¨®n a. Maastricht. En todo caso, la sombra placentera del Olivo italiano -de una coalici¨®n de la izquierda- debe llevar en este curso a nuevos ensayos pero no a enga?os: no puede haber Olivo espa?ol si el PSOE no recupera una buena forma.
No les ser¨¢ f¨¢cil a los socialistas recuperarse. Las losas del pasado pesan mucho sobre el PSOE. E incluso, como ha descubierto Aznar con los papeles del Cesid y otras materias relativas a los GAL, estas losas pesan tambi¨¦n sobre el Gobierno. Pero la ciudadan¨ªa parece deseosa de que, con justicia, dignidad y sin demora, el debate nacional deje de girar en torno a los asuntos judiciales. Por mucho que algunos jueces y fiscales se afanen en mantenerlos abiertos hasta el 2015, en este curso deber¨ªan finalmente desembocar buena parte de los procesos judiciales que han mantenido en vilo a la pol¨ªtica espa?ola. Un primer paso -verdadera inauguraci¨®n del curso judicial- deber¨ªa constituirlo la decisi¨®n de la Sala Segunda del Tribunal Supremo, que se reunir¨¢ el 5 de septiembre, sobre si citar o no a Felipe Gonz¨¢lez -y, en su caso, en calidad de qu¨¦-, en referencia a los GAL. Avanzar en este terreno permitir¨ªa, adem¨¢s, eliminar un elemento importante de crispaci¨®n en el Pa¨ªs Vasco y facilitar la pol¨ªtica razonable que en materia de lucha contra el terrorismo impulsan desde su colaboraci¨®n Mayor Oreja y Atutxa.
La historia le da a Espa?a la oportunidad de hacer mucho en este curso que se abre sin ninguna elecci¨®n a la vista en su horizonte. Lo deseable ser¨ªa llegar al pr¨®ximo curso, en septiembre de 1997, con la rev¨¢lida pol¨ªtica aprobada y sin tener que ejercer ese terrible estrabismo pol¨ªtico que obliga constantemente a mirar a la vez hacia atr¨¢s y hacia adelante.
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