Pol¨¦mica por un supuesto aval de EE UU a la entrega de un jefe del 'cartel de Cali'

"Estados Unidos avala mi entrega", dijo Helmer Pacho Herrera, cuarto en jerarqu¨ªa del cartel de Cali, quien el domingo por la tarde se puso en manos de la justicia. En una iglesia, y acompa?ado por sus dos abogados, el hombre m¨¢s buscado del pa¨ªs, por el que las autoridades ofrec¨ªan una jugosa recompensa, se entreg¨® al director general de la polic¨ªa, el general Roso Jos¨¦ Serrano. "Era otro al que busc¨¢bamos", confes¨® abiertamente el general. No fue el ¨²nico sorprendido al encontrarse con este hombre bien vestido, reci¨¦n afeitado, que nada ten¨ªa que ver con las fotos que durante a?os repartieron de ¨¦l las autoridades.El supuesto aval de EE UU en la entrega gener¨® un sinn¨²mero de interrogantes. Un informativo de televisi¨®n especul¨® incluso sobre la posibilidad de una negociaci¨®n. Los de ayer por la ma?ana se encargaron de hurgar en el tema. "Nosotros permitimos que el encuentro entre el presunto agente de la DEA [la agencia antidroga norteamericana] y nuestro cliente se hiciera en privado. Creemos que se trataron temas diferentes. Durante el curso del proceso se ver¨¢ si se llega a una colaboraci¨®n; en principio, est¨¢ descartada", confes¨® Gustavo Salazar, uno de los abogados. El general Serrano neg¨® rotundamente cualquier tipo de participaci¨®n norteamericana. "Al Gobierno de EE UU le es grato saber de su detenci¨®n. Estamos encantados de que la presi¨®n de la polic¨ªa colombiana lo haya forzado a entregarse", dijo el embajador en Bogot¨¢ Myles Frechette.

Enfrentado a Escobar

El fiscal general de Colombia, Alfonso Valdivieso, declar¨®, por su parte, que desconoc¨ªa la funci¨®n de los agentes de la DEA o la existencia de un supuesto aval de ¨¦stos en la entrega de Helmer Pacho Herrera. En cualquier caso, Valdivieso contradijo al presidente Samper y al general Serrano al afirmar que "el cartel de Cali no se ha acabado; se redujo la c¨²pula pero [la detenci¨®n de Herrera] no es el fin del cartel".Herrera, rodeado de soldados, que realizaron en los ¨²ltimos tiempos m¨¢s de 400 allanamientos tras sus huellas, habl¨® con la prensa: "No tengo fortuna, todo lo invert¨ª en el enfrentamiento contra Pablo Escobar [jefe del cartel de Medell¨ªn muerto hace tres a?os] ". "Yo fui narcotraficante hasta 1983 pero pagu¨¦ ese delito en EE UU. Ahora me dedico a la construcci¨®n". Neg¨® que tuviera negocios con los hermanos Rodr¨ªguez Orejuela, jefes del cartel, y rechaz¨® la extradici¨®n: "Estamos en un pa¨ªs soberano y democr¨¢tico; no debe operar". Los abogados contaron que la negociaci¨®n con la justicia colombiana parte de la base de la confesi¨®n del delito de lavado de d¨®lares "en una cantidad considerable". "Podr¨ªamos aceptar", agregaron, "alg¨²n peque?o delito de drogas".

En medio de esta noticia, el pa¨ªs segu¨ªa horrorizado ayer con las im¨¢genes sobre la ofensiva guerrillera que dej¨® el pasado fin de semana m¨¢s de 60 muertos y un n¨²mero de desaparecidos, que el Ej¨¦rcito eval¨²a en 41. Pero han surgido muchos interrogantes: ?fallaron los servicios de informaci¨®n militar? ?por qu¨¦ en Las Delicias [puesto militar en la selva que fue pr¨¢cticamente arrasado] los refuerzos pedidos desde el comienzo del ataque llegaron s¨®lo 19 horas despu¨¦s, cuando muy cerca existe una base con helic¨®pteros y aviones? "Los dejaron asesinar", dijo un soldado superviviente. La mayor¨ªa de los muertos -se han confirmado 27- son j¨®venes de la provincia del Caquet¨¢. Ayer los campesinos, cocaleros de esta provincia rechazaron la vinculaci¨®n que hace el Ej¨¦rcito entre su protesta y la acci¨®n insurgente: "Nuestras peticiones y nuestra protesta nada tienen que ver con la guerrilla".