Tigres de dise?o
Son blancos, j¨®venes, se les ha encargado tener un hijo y acaban de llegar al 'zoo'
Nadia se sube a su chepa y m¨®rdisquea las mejillas de Napole¨®n hasta que ¨¦ste le pide con un gru?ido casi lastimero que le, deje en paz y se vuelva a su jaula. Ella, tigresa blanca y gris como para camuflarse en las nieves asi¨¢ticas, ya pesa unos 120 kilos, demasiados quiz¨¢s para las espaldas de su compa?ero -y futuro novio- s¨®lo diez kilos m¨¢s corpulento. A¨²n son Cachorros: tienen a?o y medio y les queda otro tanto de vida para llegar a la, madurez.Napole¨®n -le ha bautizado Leandro Campos, capataz del zool¨®gico de Madrid- luce un pelaje anaranjado que le asemeja m¨¢s a un gato tabby que a un tigre normal. Los dos nuevos tigres que se exhibir¨¢n en el zoo a partir del viernes son animales de dise?o, descendientes del ¨²nico tigre blanco conocido, seg¨²n explica el veterinario Manuel L¨®pez. No se trataba de un albino sino. de una rara variaci¨®n de color en el peaje.
Tan extraordinario felino, encontrado en India a principios de siglo, no pod¨ªa por menos que pertenecer a un raj¨¢, pero el destino de sus descendientes fue el circo y los zool¨®gicos, sobre todo el de Las Vegas (EE UU). Por me dio de cruces entre individuos con, pelajes claros se han obtenido ejemplares como los que han llegado al zoo procedentes del parque de Fuengirola.
L¨®pez se traslad¨® all¨ª para vigilar el viaje de los bichos en dos jaulas de un cami¨®n con nocturnidad para evitarles los calores y anestesia. La revisi¨®n al llegar a Madrid mostr¨® que gozan de una estupenda salud" salvo unos molestos par¨¢sitos intestinales de los que ya les han librado las p¨ªldoras que Leandro camufla con maestr¨ªa en trozos de carne donde abre ojales con una navajita.
Nadia pertenece ya al zoo de Madrid, pero Napole¨®n es un animal prestado para fines reproducivos. Como si hubiera o¨ªdo el dato y entendido que lleg¨® para quedarse, Nadia ha tomado posesi¨®n de la jaula que ocupa provisionalmente en espera de estrenar la instalaci¨®n en la que vivir¨¢ con su compa?ero.
En la antigua habitaci¨®n de las panteras (cerca de los otros tigres del zoo, ocho de la subespecie siberiana) han instalado un suelo de resina en vez de hormig¨®n para que no se lastimen las delicadas almohadillas de las patas. All¨ª previsiblemente tendr¨¢ a sus cr¨ªas. Y sin problemas de fertilidad como sucede con los pandas. Los tigres se reproducen tambi¨¦n en cautividad que las hembras necesitan implantes hormonales anticonceptivos para evitar la superpoblaci¨®n de cachorros en los zool¨®gicos.
L¨®pez explica que Nadia es "muy simp¨¢tica", que ronronea mucho y parece encontrase a gusto en el entorno humano. "Quiz¨¢ porque sus antepasados han estado siempre en contacto con los humanos", aventura.
Napole¨®n, mucho m¨¢s cauto y reposado, ni se inmuta cuando se abre la trampilla que le separa de la hembra. Nadia es quien entra en el territorio del macho y en un arrebato de feminismo felino juega a ser ella quien muerda el cogote y monte al contrario.
Luego vuelve a su madriguera para obedecer a su veterinario. Todav¨ªa no le ha cogido ojeriza como el resto de los animales, que tras -una sola consulta ven en ¨¦l al abominable hombre de la aguja".
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