De la foto a la paz
EL PROCEso de paz en Oriente Pr¨®ximo se ha reanudado al fin. Al menos el jefe del Gobierno israel¨ª, Benjam¨ªn Netanyahu, y el l¨ªder de la Autoridad Nacional Palestina, Yoisir Arafat, se han reunido -bien que en un ambiente g¨¦lido-, han hablado cada uno por su cuenta, se han dado la mano por encima. de una mesa extendiendo los dedos como quien ha de abrazar a una mofeta y han ofrecido una conferencia de prensa en la que ha habido ret¨®ricas declaraciones de lealtad y compromiso del palestino y adustas advertencias del israel¨ª de que paz significa seguridad.A lo que hemos asistido, por tanto, en este primer encuentro de dos l¨ªderes con ning¨²n aprecio pol¨ªtico o personal rec¨ªproco es a un acto cuyo ¨²nico objetivo era hacerse la foto. Ambas partes se benefician de tal imagen. Netanyahu puede demostrar al mundo que es capaz de establecer un di¨¢logo con el adversario, y Arafat, en medio de presiones internacionales y tras una convocatoria de huelga general en los territorios ocupados, acredita capacidad para imponer al otro la negociaci¨®n.
Las dificultades, por todo ello, no hacen sino comenzar. Netanyahu lo dijo muy claro: s¨®lo el establecimiento de un clima de seguridad, con el cese de la violencia terrorista de Ham¨¢s, puede hacer avanzar el proceso de paz. Es comprensible. Ning¨²n jefe de Gobierno israel¨ª, ni siquiera Isaac Rabin, el laborista asesinado por su compromiso con la paz, se puede sostener en el poder mientras los terroristas isl¨¢micos se burlen de los acuerdos de Oslo y de Washington, y Arafat, repita cada vez con menor capacidad de conviccion que hace todo lo posible por perseguir a los culpables.
Lo que ya no es tan leg¨ªtimo es que Netanyahu no acepte tambi¨¦n que la paz exige concesiones por su parte, como la retirada israel¨ª de al menos una zona de la ciudad de Hebr¨®n -compromiso que lleva varios meses de retraso-, el aumento sustantivo de los permisos de trabajo para los palestinos en Israel o, mejor a¨²n, que haga saber si tiene alg¨²n plan para que progrese la paz. M¨¢s all¨¢, se entiende, de su inviable idea de hablar con Siria o L¨ªbano de una paz separada que no contemple, en el caso de Damasco, la evacuaci¨®n completa del Gol¨¢n, como hasta ahora ha pretendido.
Y para que la Autoridad, Nacional Palestina se cargue de raz¨®n es preciso que sea capaz de poner fin de una, forma duradera a la violencia en los territorios. Ello deber¨ªa ser idealmente posible por medio de un acuerdo con Ham¨¢s, para obtener cuando menos una tregua prolongada que permitiera apreciar los resultados de la nueva situaci¨®n.
?ste es, en definitiva, un momento decisivo para el proceso de paz. La historia ofrece ejemplos -ah¨ª est¨¢ el caso irland¨¦s- de enfrentamientos entre nacionalistas moderados y radicales como paso previo, o simult¨¢neo, al de reconocimiento de la independencia. Ser¨ªa lamentable que la historia se repitiera ahora entre la OLP y Ham¨¢s, pero de seguir las provocaciones de los fundamentalistas ese desenlace ser¨¢ inevitable. Netanyaliu sigue siendo una relativa inc¨®gnita, no demasiado esperanzadora, pero de Arafat y de su Autoridad Nacional Palestina depende en buena medida que una posici¨®n eternamente negativa. del Gobierno israel¨ª se haga a la larga insostenible. Eso se llama la paz.
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