A toda pastilla

Tumbadito en la cama puedo maldecir y jurar a gusto. ?Jo, qu¨¦ etapa!. Se ha volado por un corte m¨¢s o menos tonto. Se iba enfilado por el puerto de tercera, los de adelante para puntuar en el Premio de la Monta?a, pero la situaci¨®n no parec¨ªa peligrosa porque no soplaba el viento de costado, pero alguien peg¨® el tijeretazo y el pelot¨®n se cort¨®. El resto de la etapa fue m¨¢s o menos una cuesti¨®n de moral.Se iba detr¨¢s manteniendo la diferencia en 1.40 hasta que faltaban 40 kil¨®metros para la meta. Entonces, el Kelme flaque¨® y a los del Mapei, que segu¨ªan tirando, se les not¨® que les pesaban ya mucho los kil¨®metros. Fue un baj¨®n en toda la regla. Y fue en los ¨²ltimos 30 kil¨®metros cuando se dispararon las diferencias, pasamos de 2 a 3,4 y 5 minutos sin damos cuenta.

Lo mejor para m¨ª es que Miguel se hab¨ªa metido delante, y la l¨¢stima es que no entr¨¢ramos ni Jim¨¦nez ni yo. Estos siete minutos que hemos perdido nos van a pesar toda la Vuelta.

Pensaba que empalmar¨ªamos ya que Mapei y Kelme se pusieron enseguida a tirar cuando daba el viento de cara, pero tambi¨¦n sab¨ªa que si no lo logr¨¢bamos antes de Motilla del Palancar, donde el viento cambiaba y soplaba de lado, ser¨ªa imposible. As¨ª fue.

No hemos cogido avituallamiento y hemos llegado medio p¨¢jara, incluso hemos hecho algo inusual: merendar antes de la ducha. No ha habido bronca por. no haber entrado. He hablado con Eusebio y hemos convenido en que ha sido demasiado lejos el ataque. Y en que si hubieran entrado Rominger y Escart¨ªn la cosa se habr¨ªa frenado por el momento. No habr¨ªan sido los 150 kil¨®metros a toda pastilla.