Ya s¨¦ lo que es un atraco

El d¨ªa 23 de agosto, a las seis de la tarde, en el paso de peatones entre Francisco Silvela y Lista, fui conminado por dos individuos, portando sendas puntiagudas navajas, a que les entregara cuanto de valor llevara. Sin saber lo que hac¨ªa, pues no deb¨ª hacerlo, me resist¨ª f¨ªsicamente, pero las navajas me convencieron de lo que lo era mejor para mi integridad.Como an¨¦cdota dir¨¦ que cuando sal¨ª al exterior, despu¨¦s de haber sido robado, una mujer me abord¨® dici¨¦ndome que le diera una ayuda, pues la acababan de robar: "Se?ora, lo siento, pero de lo mismo acabo de ser v¨ªctima". "Cuanto lo siento, se?or", me dijo.

Hasta aqu¨ª lo sucedido; ahora, la segunda parte.

Sal¨ª del lugar de los hechos y pretend¨ª encontrar a un guardia, no para rescatar lo robado, simplemente para no saberme tan solo. Ni en Manuel Becerra ni en su camino, ni en Diego de Le¨®n ni en Conde de Pe?alver encontr¨¦ a un defensor del ciudadano.

Me pregunto dos cosas: ?Pero tenemos derecho a ser defendidos o ¨¦se es privilegio de los delincuentes? Y segundo: de todos los guardias que todos pagamos, ?cu¨¢ntos se dedican a la protecci¨®n ciudadana, de verdad, y cu¨¢ntos est¨¢n haciendo guardia pretoriana?

Despu¨¦s de lo acontecido lo celebr¨¦, pues no me dieron una pu?alada; tropec¨¦ con dos buenos delincuentes; nadie me hubiera echado una mano. La ciudadan¨ªa de hoy tiene un lema: cada uno que se preocupe de lo suyo o de lo de Bosnia.

,Alguien lo dijo hace mucho: "Libertad, libertad, cu¨¢ntos cr¨ªmenes se cometen en tu nombre".-