Responder a Padania
POCO ANTES del comienzo de las segundas sesiones cinematogr¨¢ficas, Umberto Bossi proclamar¨¢ hoy desde un balc¨®n del palacio Venecia, en la ciudad de los canales, una llamada rep¨²blica federal de Padania. La multitud que le jalee ser¨¢ presumiblemente numerosa -como la de los carnavales-, veros¨ªmilmente entusiasta -con el delirio que se siente por lo que es gratuito- y divertida -porque va a asistir a uno de los grandes happenings de la historia contempor¨¢nea-.Culminar¨¢n, as¨ª, tres d¨ªas de celebraciones en la Italia del norte, con una gigantesca cadena humana de protosecesionistas, desfiles, cabalgatas y el reparto de un folletito de cuatro p¨¢ginas publicado como presunta Gaceta Oficial de la Rep¨²blica Padana en la que se declama: "Nosotros, pueblo de la Padania..." y el resto que cabe imaginar, con una tirada de un mill¨®n de ejemplares al precio escasamente m¨®dico de mil liras (unas 70 pesetas), lo que parece indicar que los neopadanos saben unir gozosamente la afici¨®n al negocio.
M¨¢s all¨¢ de los tintes de ¨®pera bufa -que a la opini¨®n italiana ofenden bastante menos que a los adeptos al sentimiento tr¨¢gico de la vida-, y de la proclamaci¨®n de una independencia que no ser¨¢ realidad -al menos en el horizonte de lo previsible, y pese a que no lo fuera la desaparici¨®n de la Uni¨®n Sovi¨¦tica y, apenas algo menos, la unificaci¨®n de Alemania-, ese hombre-espect¨¢culo de la pol¨ªtica que es Bossi cabalga sobre una desafecci¨®n nordista hacia Roma y el resto de Italia que resulta tan grave como pudiera serlo un aut¨¦ntico fen¨®meno de secesi¨®n nacionalista.
La rebeli¨®n fiscal que se est¨¢ desarrollando en el norte lo prueba, especialmente cuando Italia debe hacer serios esfuerzos por acercarse a los criterios econ¨®micos de Maastricht. Esa desafecci¨®n es la de los dineros despilfarrados por el Estado, de los dineros afanados por la tangentopoli, de los dineros, en general, tirados al pozo sin fondo del sistema romano de gobernaci¨®n del pa¨ªs. Y se resume en una f¨®rmula: ya hemos pagado bastante los vicios y la incompetencia de los dem¨¢s. Y a eso, mucho m¨¢s que a la fantasmagor¨ªa de Venecia, es a lo que ha de responder el Gobierno de centro-izquierda de Romano Prodi con reformas urgentes, de las que se habla sin parar, pero de las que a¨²n no se ve ni la punta del iceberg. Y esas reformas, como proclama el propio Prodi, se llaman federalismo.
Pero todo eso que se halla en la base de la escenograf¨ªa de la Liga Norte, el b¨¢culo secesionista de Bossi, no es nacionalismo, sino que incluso ridiculiza la idea misma de una agitaci¨®n popular nacionalista. Por algo, Jordi Pujol, que entiende un poco de todo ello, no ha aceptado jam¨¢s las reiteradas peticiones de Bossi de que le dejen fotografiarse con el presidente de la Generalitat en Barcelona, ni Converg¨¨ncia ha sido invitada a los actos -como s¨ª lo han sido otros nacionalismos sin Estado, de Espa?a y del resto de Europa-, acusado, el partido catal¨¢n, de colaboracionismo estatalista.
?Qu¨¦ pretende, entonces, un Bossi que, de seguro, no ignora que una cosa es proclamar y otra dar trigo? Por lo pronto, su declaraci¨®n de independencia ser¨¢, previsiblemente, m¨¢s que una pretendida toma del poder, un anuncio de que dentro de un a?o existir¨¢ una rep¨²blica padana, con su moneda -el propio Bossi dio hace unos d¨ªas una propina en un hotel con un papel de curso totalmente ilegal, que llam¨® "moneda padana"-, su polic¨ªa, sus jueces, sus alcaldes, y cabe suponer que tambi¨¦n sus padanos. Un a?o en la pol¨ªtica italiana puede ser tanto un suspiro como un e¨®n. Puede ser un a?o para negociar, para ver qu¨¦ quiere decir eso de federal.
Ante todo ello Prodi reacciona con "preocupada serenidad". Mientras la secesi¨®n sea un folclor de banderita, el Gobierno se va al cine. Pero ay, dice, si alguien quiere tomarse las cosas en serio. En serio las cosas ya lo est¨¢n, y la ¨²nica forma de reaccionar no es con los carabinieri por delante, que seguramente no llegar¨¢n jam¨¢s a hacer falta, sino con un nuevo reparto del poder territorial que satisfaga leg¨ªtimas aspiraciones de probidad, control y explotaci¨®n del ¨¦xito de una Italia cuya prosperidad es una de las mejores noticias europeas de esta segunda mitad del siglo XX.
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