Un maestro para todos
Ni?os de diferentes edades comparten al mismo profesor en las escuelas unitarias
En Robledillo de Gata (C¨¢ceres) s¨®lo hay siete ni?os y ni?as de edades comprendidas entre los 4 y los 11 a?os, as¨ª que todos van a la misma clase y comparten el mismo maestro. La suya es una de las llamadas escuelas unitarias, una especie en extinci¨®n que salpica todo el pa¨ªs: all¨¢ donde haya un m¨ªnimo de cuatro ni?os debe haber una de ellas. En el territorio administrado por el Ministerio de Educaci¨®n son apenas un centenar."Los ni?os de estas peque?as escuelas no tienen el sentido de la competitividad con esos niveles de adrenalina que hay en la ciudad. La presi¨®n, la ansiedad o las prisas son desconocidas para ellos", comenta Ram¨®n Melendi, maestro en la escuela de Robledillo de Gata (C¨¢ceres).
Melendi despliega y multiplica sus habilidades cada ma?ana para tener el control de siete chavales que cada d¨ªa acuden a la escuela sin prisas pero dispuestos a todo. El maestro quita diariamente la p¨®lvora a sus adorables pupilos y va de la plastilina al ordenador, la gram¨¢tica, las cuentas, la lectura o la redacci¨®n con asombrosa maestr¨ªa.
"He llegado a tener clases con 12 alumnos de nueve niveles distintos, con excelentes resultados. El nivel que tienen los alumnos de las unitarias es bueno y muy bueno si no fuera por los constantes cambios del profesorado. Lo que realmente es importante es que aprendan a escuchar, lo que facilita todo el aprendizaje", dice el profesor.
Cada uno de los alumnos de la escuela de Robledillo est¨¢ en un nivel distinto e individualmente tiene una tarea diferente que realizar, aunque la mayor parte del trabajo es colectivo. Esta es una de las diferencias que existen con respecto a las otras escuelas. "Los distintos niveles no entorpecen el ritmo de la clase si no que por el contrario enriquece al grupo", explica Melendi. "Este es el trabajo que siempre he deseado hacer y un reto que me estimula".
Olor a chotuno
Las escuelas unitarias, generalmente desconocidas por todos, se encuentran repartidas por los pueblos m¨¢s deshabitados. Esto supone un atractivo para los maestros con vocaci¨®n en este tipo de escuelas, pero el problema es que hay muchas m¨¢s escuelas rurales que maestros interesados en ellas. La mayor¨ªa prefiere ejercer en la ciudad.El padre de uno de los ni?os de Robledillo contaba lo que hab¨ªan llorado los peque?os a?os atr¨¢s antes de ir a la escuela. "Por lo visto el maestro no hac¨ªa otra cosa que gritarles durante la clase. Estaba desesperado, dec¨ªa que ¨¦l no se merec¨ªa esto y que el pueblo ol¨ªa a chotuno, estaba iracundo. Al pobre le pasaba lo que a m¨ª si me tuviera que ir a trabajar a la ciudad", comenta Javier, de profesi¨®n guardabosques y padre de Edain, que quiere ser astronauta.
La falta de medios que hay en algunas de estas escuelas es el otro obst¨¢culo con el que conviven los alumnos de las unitarias. Ram¨®n Melendi, que lleva ocho a?os de docencia, ha visto de todo. Se ha llegado a encerrar en la escuela, en protesta por las condiciones en que ten¨ªan que trabajar. Los ni?os estaban con dos pares de manopla s en el aula, la humedad trepaba por las paredes, ¨¦l mismo ten¨ªa que limpiar la escuela y los servicios o llevar el, material de trabajo porque no ten¨ªan ni una tiza para escribir. "Este curso ha sido el primero en ocho a?os que estoy en una escuela con todo lo necesario", a?ade el maestro.
"He encontrado a antiguos alumnos con el tractor que so?aban cuando les preguntaba d¨®nde quer¨ªan trabajar; esto me reconforta. Algunos eran cabreros y cuando pod¨ªan ven¨ªan a clase. Me daban clases magistrales sobre los animales. Hicieron un vivero recogiendo semillas del camino, eran peque?os sabios por naturaleza", recuerda Melendi.
El maestro hace escapadas nocturnas con padres y alumnos para reconocer las estrellas y descubrir los sonidos de la naturaleza. Las reuniones de padres, a las que se suman los alumnos, est¨¢n amenizadas con rosquillas hechas en la escuela que han despertado m¨¢s de una vocaci¨®n culinaria entre el tierno alumnado. Tambi¨¦n hay entre los escolares ¨¢vidos reporteros que han creado Tele-Robledillo (de cart¨®n) y otros han hecho un diccionario.
"Los ni?os de pueblos peque?os son m¨¢s perceptivos, est¨¢n menos maleados y ven poca televisi¨®n, que es la que uniforma todo", comenta el maestro. La falta de relaci¨®n con grupos sociales distintos es la experiencia de la que carecen los ni?os de los centros rurales m¨¢s peque?os y lo que en ocasiones les dificulta integrarse en un mundo que cada vez es m¨¢s competitivo. El instituto al que tendr¨¢n que asistir despu¨¦s de la escuela supone a veces un trauma.
El astronauta ya sabe que tiene que ir a C¨¢ceres a seguir estudiando.
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