Los nervios
Don Ram¨®n de Mesonero Romanos estableci¨®, sobre poco m¨¢s o menos, la fecha en que llegaron a Madrid los nervios. En un art¨ªculo publicado en 1837 dec¨ªa que "la invenci¨®n de los nervios no data de muchos a?os", y asegura que tal cosa no exist¨ªa en tiempos antiguos, cuando la civilizaci¨®n no hab¨ªa hecho tantos progresos.Con raz¨®n se dice que don Ram¨®n es el m¨¢s fino madrile?¨®logo o, a¨²n m¨¢s, el inventor de la madrile?olog¨ªa, porque esta ciudad tiene una sensibilidad especial para detectar los nervios.
"Est¨¢ de los nervios", se dice de una persona que, por lo que hace o por lo que dice, viene a perturbar esa tranquilidad que parece ser la m¨¢xima aspiraci¨®n de los ciudadanos de Madrid. "Usted, tranquilo", se le dice a una persona que se inquieta por algo. "Yo, tranquilo", afirma el hombre que tiene que enfrentarse a cualquier adversidad.
Los pol¨ªticos son muy sensibles a esta demanda social de tranquilidad. "Sosegaos", le dec¨ªa Felipe II a un cortesano nervioso. En la ¨¦poca de la dictadura, cuando prevalec¨ªa la vieja idea de que "tranquilidad viene de tranca", los gobernantes se arrogaban toda la representaci¨®n nacional y dec¨ªan que "Espa?a est¨¢ serena". En democracia se ha seguido pidiendo "sosiego". Y, ahora, Aznar dice que est¨¢ "tranquilo". Una diputada le dijo el otro d¨ªa en la reuni¨®n del grupo parlamentario que "si t¨² est¨¢s tranquilo, yo estoy tranquil¨ªsima".
"Sosegadas reflexiones en voz alta", eso es lo que se hizo en la reuni¨®n. El hombre a quien llaman "el diputado singular", don Luis Ramallo, se tranquiliz¨® viendo la sonrisa del presidente. "Fue una buena sonrisa", dijo. La sonrisa de Aznar se ha convertido en la lecci¨®n fundamental del tratado de hermen¨¦utica pol¨ªtica. ?lvarez Cascos dice que "lo que tiene que decir Aznar lo dice en cada momento, en frase lac¨®nica, con Una sonrisa o en silencio, pero es inequ¨ªvoco". Ha surgido en poco tiempo toda una escuela de int¨¦rpretes simult¨¢neos de las sonrisas de Aznar. Lo malo es que los nervios siguen. ?Lean a don Ram¨®n!.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.