La Uni¨®n sin fuelle
LA REFORMA pol¨ªtica de la Uni¨®n Europea no termina de arrancar. Se ha avanzado tan poco en los seis meses transcurridos desde la inauguraci¨®n de la Conferencia Intergubernamental para la Reforma de los Tratados que el presidente de la Comisi¨®n Europea, Jacques Santer, ha tenido que tirar de las orejas a los Gobiernos en el debate sobre el estado de la Uni¨®n, segundo que celebra el Parlamento Europeo. De nuevo, todo parece pender de una iniciativa franco-alemana. La gran reforma quedar¨ªa para mediados de 1998, una vez celebradas elecciones generales en ambos pa¨ªses y despu¨¦s de haber tomado la gran decisi¨®n sobre los pa¨ªses que se integrar¨¢n en la moneda ¨²nica, el principal y ¨²nico proyecto federador europeo seg¨²n el ministro franc¨¦s de Asuntos Exteriores.Francia y Alemania, seg¨²n las intenciones que han dejado entrever, querr¨ªan limitar por ahora la reforma a un impulso de la pol¨ªtica exterior y de seguridad com¨²n, a una mayor eficacia de las instituciones, a una m¨¢s efectiva cooperaci¨®n en materia de justicia e interior -como la lucha contra la criminalidad organizada-, a una definici¨®n m¨¢s precisa de las tareas propias de la UE, es decir, de la subsidiariedad, y a c¨®mo permitir que quienes lo deseen avancen m¨¢s en la integraci¨®n -en lo que Francia llama "cooperaci¨®n reforzada"- sin resquebrajar el edificio general de la Uni¨®n. No obstante, si las ambiciones son moderadas quiz¨¢s no sea necesario que se plantee este ¨²ltimo debate, pues se abre la posibilidad de avanzar al un¨ªsono. Aunque sean cent¨ªmetros.
Par¨ªs parece coincidir con Bonn en los grandes cap¨ªtulos. Pero no tanto en los detalles. Uno quiere una troika para la pol¨ªtica exterior com¨²n, el otro una personalidad al frente. Los neutrales han avanzado algo, aceptando incorporar en el Tratado misiones de pacificaci¨®n y humanitarias para la UE, pero no llegan a comprometerse con una defensa colectiva a trav¨¦s de la UEO. En realidad, el problema de la pol¨ªtica exterior y de seguridad com¨²n es m¨¢s de voluntad pol¨ªtica que de instituciones, como qued¨® de manifiesto en la reciente reuni¨®n de los titulares de Exteriores en Tralle, donde resalt¨® la falta de unidad ante la crisis de Irak y EE UU.
El objetivo es concluir la conferencia en junio de 1997, pues empieza a cundir el convencimiento de que una victoria laborista en las elecciones previstas para 1998 no cambiar¨¢ sustancialmente la actitud del Reino Unido. La reforma en profundidad de las instituciones -inevitable para acoger a nuevos pa¨ªses- o la extensi¨®n del Voto por mayor¨ªa quedar¨ªan para m¨¢s adelante. Minimizar la reforma no es del gusto de todos, y el primer debate al respecto deber¨ªa tener lugar el 5 de octubre, cuando los jefes de Estado y de Gobierno de los Quince se, re¨²nen en sesi¨®n informal. En todo caso, la negociaci¨®n s¨®lo empezar¨¢ en serio cuando Irlanda, que preside la UE este semestre, presente un anteproyecto de borrador de nuevo tratado.
Por lo menos -y contrariamente o quiz¨¢s gracias a lo ocurrido con Maastricht-, el debate en las sociedades civiles europeas sobre el futuro de la Uni¨®n se produce en paralelo, y no a posteriori, de las negociaciones. Aunque no sea ¨¦ste el caso de Espa?a, que sigue estando rezagada. Falta a¨²n claridad de ideas. Incluso de, objetivos. Los esfuerzos pol¨ªticos se centran ahora en todas las capitales en el proyecto monetario. Ni la Conferencia Intergubernamental ni desde luego la ampliaci¨®n a nuevos miembros -que se podr¨ªa retrasar- aparecen entre las m¨¢ximas prioridades.
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