'La risa del la Luna' un m¨¢gico encuentro sin palabras
Una familia viaja hasta nuestro sat¨¦lite para pasar un fin de semana. Ese es el arranque de La risa de la Luna, obra de Luis Matilla, dirigida por Agust¨ªn Iglesias, que, ?ojo!, no esconde aventuras gal¨¢cticas, sino una mirada al interior de una familia cualquiera, incapaz de abandonar sus h¨¢bitos ni siquiera ante el hecho extraordinario de estar en la Luna.Tan s¨®lo el menor de sus miembros conserva intacta la capacidad de sorprenderse y disfrutar del encuentro m¨¢gico.
En realidad, el p¨²blico. ve a tres. personas ataviadas con trajes espaciales que pisan, equipaje en mano, el suelo lunar. Poco a poco (no hay texto y, por tanto, el ejercicio de interpretar lo que est¨¢ pasando es m¨¢s lento, no porque sea menos claro, sino porque deja hueco a la duda) sabremos que se trata de una familia de tres miembros, padre, madre e hijo.
Es f¨¢cil descubrirlo por una serie de tics en el modo de relacionarse que los delata como padre-hijo, madre-hijo, o c¨®nyuge-c¨®nyuge.
Los ni?os lo adivinan sin necesidad de ayuda y eso contribuye a que el montaje funcione. No es una perogrullada. Un defecto corriente de nuestro teatro para ni?os es el exceso de evidencia, el modo grueso, sin matiz, en que se presenta la trama; un teatro, en definitiva, que se vende triturado para que el ni?o (tantas veces considerado tonto) no ejercite ni una pesta?a en su masticaci¨®n.
Esa falta de costumbre dificulta el ensayar, con ¨¦xito, nuevos lenguajes teatrales que primen el gesto, la m¨²sica o el silencio frente a la palabra.Adultos zoquetes
En su primer montaje, El Rinoceronte Rojo lo hace. Y lo hace bien porque logra establecer comunicaci¨®n. Los tres actores, en clave del mimo m¨¢s cercano al cine mudo, consiguen arrancar sonrisas y alguna carcajada con la parodia del mundo adulto m¨¢s zoquete que, en escena, resulta La risa de la Luna.
Si en aqu¨¦l es el batacazo del polic¨ªa (la autoridad) lo que provoca la carcajada, en La risa... es la pose del padre y la madre (autoridad tambi¨¦n) empe?ados en jugar al golf, hacer aerobic o ver la tele lo que los hace rid¨ªculos.
Sin embargo, de tener en cuenta la intenci¨®n declarada de la compa?¨ªa, quedan en el tintero, o al menos en un muy segundo plano, los aspectos po¨¦ticos del mundo interior del ni?o, frustradas las referencias on¨ªricas.
En parte tiene la culpa un desequilibrio interpretativo que otorga falso protagonismo a la madre y pone el acento equivocado.
La risa de la Luna. Centro Cultural de la Villa, sala I (plaza de Col¨®n, s/n). Domingos, hasta el 20 de octubre, a las 17.00. 600 pesetas.
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