Los poetas resaltan la mezcla de tradici¨®n y vanguardia en la obra de Gerardo Diego
Un amplio calendario de actos recupera en el centenario la figura del autor
Ayer hizo cien a?os que naci¨® el poeta Gerardo Diego. Numerosos actos y homenajes lo conmemoran estos d¨ªas, y traen a la actualidad la obra y la figura del autor santanderino. Los poetas no son un¨¢nimes sobre su valor. Todos se?alan, s¨ª, que en Diego hubo dos tendencias: tradici¨®n y vanguardia. Pero Claudio Rodr¨ªguez afirma que su poes¨ªa es "imaginaci¨®n, seducci¨®n, pericia"; Felipe Ben¨ªtez Reyes habla de "poemas que mueren en el o¨ªdo"; Caballero Bonald, de un poeta digno pero de segundo plano". Y Ull¨¢n, de "im¨¢genes deslumbrantes" y "final convencional".
El a?o Diego sigue en plena efervescencia. Ayer, d¨ªa exacto del centenario del nacimiento del poeta, hubo una misa- y un ofrenda de flores en Pozuelo (Madrid), donde muri¨® el poeta en 1987; se public¨® un fasc¨ªmil de la revista Pe?a Labra, sali¨® un monogr¨¢fico de la revista ¨ªnsula, hubo un concierto en Santander.Editoriales y revistas contin¨²an aportando monograf¨ªas, compilaciones y publicaciones de textos conocidos e in¨¦ditos como las correspondencias con Guill¨¦n y Salinas -Pre-textos- y con Ortega y Gasset -Revista de Occidente-). Se ha publicado hasta un disco de flamenco, creado por el cantaor Diego Clavel a partir de La suerte o la muerte.
En la exhaustiva revisi¨®n de la obra del Premio Nacional de Literatura de 1956 destacan dos descubrimientos. Uno, su fren¨¦tica actividad (las Obras Completas de Alfaguara, que dirige Francisco Javier Diez de Revenga, comprender¨¢n m¨¢s de 40 libros entre prosa, poes¨ªa y una obra de teatro). Y dos, lo que la hija del poeta, Elena Diego, define como "gran repertorio de aficiones: m¨²sica, pintura, toros, teatro... "
?Pero qu¨¦ queda hoy de la obra de Diego? ?Cu¨¢l es su herencia po¨¦tica? "Su herencia es nula", afirma Jos¨¦ Manuel Caballero Bonald, que a?ade: "Como creacionista, fue digno y valioso. Su invenci¨®n me interes¨® mucho en la prehistoria de mi vida de escritor, cuando el clima est¨¦tico permanec¨ªa estancado. La profusi¨®n cl¨¢sica de libros posteriores me interesa menos. Y creo que Diego est¨¢ bien colocado donde est¨¢: en ese segundo plano de su generaci¨®n".
Im¨¢genes deslumbrantes
Jos¨¦ Miguel Ull¨¢n tambi¨¦n prefiere la faceta creacionista: "En su juventud, desde Imagen a F¨¢bula de Equis y Zeda, pasando por Evasi¨®n, sigo encontrafido im¨¢genes deslumbrantes, una preocupaci¨®n construccionista digna de toda alabanza y un intento sostenido, en la l¨ªnea de Huidobro y Larrea, por otorgarle a todas las cosas su palabra latente, ¨¦sa que est¨¢ debajo de las palabras que las designan".En eso coincide, Claudio Rodr¨ªguez, que en el monogr¨¢fico que la Revista de Occidente ha publicado este a?o reconoce su deuda con el autor de Poemas adrede o El romancero de la novia, y destaca "el ritmo, la emoci¨®n, la imaginaci¨®n, esa gama amasada de vivencias, la seducci¨®n fon¨¦tica, la pericia del verso, la presencia inefable, rigurosa de la Gracia y el Misterio".
Jos¨¦ Hierro coment¨® a su vez que "hubo en Diego dos poetas distintos, pero complementarios; uno vanguardista, creador de lo que no veremos; y otro tradicional, alquimista de lo viejo", lo cual convirti¨® a Diego en "un l¨ªrico escindido, esquizofr¨¦nico, que nunca se decidi¨® a quedarse con un solo amor".
Ull¨¢n tambi¨¦n habla de dos ¨¦pocas, y dos personalidades: "Adem¨¢s de revitalizar y renovar el panorama po¨¦tico de aquel instante con sus poemas atrevidos, medio cubistas, fue un buen cohesionador. Su memorable antolog¨ªa, y sus curiosas revistas, Lola y Carmen, dan amplia muestra de ello. Adem¨¢s, estuvo siempre cerca de la m¨²sica y las artes pl¨¢sticas, al contrario que tantos otros autistas del gremio". El cr¨ªtico y poeta a?ade: "Al final, se fue volviendo bastante convencional, a¨²n sin perder finura, pero es injusto que por situarse en la l¨ªnea incorrecta se recuerden todas sus mamarrachadas, y no, pongamos por caso, las de Alberti".
Para Felipe Ben¨ªtez Reyes, joven escritor andaluz que est¨¢ a punto de debutar como poeta con Tusquets, "Gerardo Diego es un poco lo que dec¨ªa Ram¨®n Gaya, un hombre que estuvo toda la vida jugando a la poes¨ªa". Y lo aclara: "Es un buen artesano, pero sin misterio, no tiene eso que te atrapa porque te inquieta".
Funci¨®n catalizadora
Hierro ha incidido tambi¨¦n en uno de los m¨¦ritos que nadie discute a Gerardo Diego:su funci¨®n catalizadora en la Generaci¨®n del 27. Pero el autor de Imagen o Manual de espumas nunca fue, matiza Hierro,el poeta por antonomasia del 27, sobre todo por su car¨¢cter, "desconcertante".En La arboleda perdida, su libro de memorias, Alberti relata la propia y doble visi¨®n que de su personalidad ten¨ªa el autor de Versos humanos: "Azotea y bodega. Tales eran los t¨¦rminos con que Gerardo defin¨ªa sus opuestas tendencias". Y remacha: "Con la bodega, desde el punto de vista econ¨®mico y tambi¨¦n desde otros muchos puntos, el poeta santanderino iba siempre a obtener mayores ventajas en la vida".
Y del hombre, a?ad¨ªa: "T¨ªmido, nervioso, apasionado, raro y alegre a su manera". Ull¨¢n le vio una vez: "Era generoso y educado, pero evasivo y tocado por el desasosiego".
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