A la carga

VIENE DE LA P?GINA 1La primera carga policial se produjo hacia las nueve de la ma?ana, antes de iniciarse este desalojo judicial pedido por los due?os de la nave, cuando medio centenar de personas estaban concentradas en apoyo a los okupas. Seg¨²n varios testigos, los agentes dispersaron a porrazos a los congregados. Cuarenta y cinco j¨®venes permanec¨ªan encerrados dentro del edificio, 15 de ellos en el tejado.

El desalojo de los 30 encerrados en la planta baja fue pac¨ªfico. S¨®lo quedaban ya los 15 amotinados del tejado, tres de ellos subidos en un andamio. Cuando la polic¨ªa lleg¨® hasta donde estaban, comenzaron a golpearles con porras y a tirarles de los pelos sin que los j¨®venes hubieran iniciado agresi¨®n alguna.

Seg¨²n la versi¨®n policial, todo el tejadillo estaba cubierto de aceite y los okupas se agarraban a las piernas de los agentes, con lo que ¨¦stos vieron que unos y otros pod¨ªan caer al vac¨ªo y cargaron para reducirles y poder salir todos de all¨ª. Los resistentes dan una explicaci¨®n distinta: "Empezaron a golpearnos sin m¨¢s". Valent¨ªn I., uno de los j¨®venes que tuvo que ser hospitalizado, abandon¨® el edificio tras la carga con un ojo deformado por la hinchaz¨®n y un labio roto.

Los ¨²ltimos okupas desalojados fueron los tres del andamio. Para bajarlos fue necesaria la escalera de los bomberos. Uno de ellos sali¨® del edificio sangrando por la nariz; los otros dos, con contusiones. "Nos han dado golpes y porrazos", aseguraban.

Para las once de la ma?ana el inmueble estaba vac¨ªo. Poco despu¨¦s, seg¨²n portavoces policiales, grupos de j¨®venes cruzaron coches en la calle de Berruguete para formar barricadas, pero fueron disueltos. La Polic¨ªa Nacional asegura que varios okupas intentaron volcar un coche patrulla ocupado por agentes locales, extremo que niega la propia Polic¨ªa Municipal.

A mediod¨ªa, el barrio recuperaba la normalidad. Pero el tema segu¨ªa de boca en boca. "Los chicos que llevaban el centro eran muy majos, pero cuando organizaban conciertos la gente que ven¨ªa de fuera se pasaba mucho", dec¨ªan en el bar Mena.

"A diario no hab¨ªa problemas, pero lo de los conciertos era horrible: nuestra calle acababa llena de botellas rotas, meados y basura", explican los habitantes del callej¨®n de Rosa Men¨¦ndez.

Los okupas entraron a la antigua panificadora PAMBU en diciembre de 1994, cuando, seg¨²n los vecinos, el edificio llevaba unos dos a?os vac¨ªo. Dispon¨ªan de un bar, un vivero, una biblioteca, locales de ensayos, una asesor¨ªa laboral y talleres de juegos de rol, flamenco e idiomas. En su programaci¨®n mensual hab¨ªa conciertos, v¨ªdeos, debates, fiestas... Ahora, la empresa Liber 2000, actual due?a del inmueble, tiene previsto derribar el David Castilla, llamado as¨ª como homenaje a uno de los okupas, que muri¨® poco despu¨¦s de la toma del centro, para edificar viviendas.