Cient¨ªficos espa?oles crean una bacteria que almacena metales
Hay bacterias capaces de comer petr¨®leo, azufre o incluso hierro; son propiedades que est¨¢n siendo ya aprovechadas para limpiar el medio ambiente de contaminantes. Pero los metales pesados, como el n¨ªquel o el cadmio, son un residuo totalmente indigerible. E indestructible. La ¨²nica soluci¨®n por ahora para que ensucien lo menos posible es filtrarlos de donde est¨¦n y almacenarlos en lugar seguro. Un grupo de investigaci¨®n espa?ol ha logrado crear por ingenier¨ªa gen¨¦tica una bacteria ¨²til para afrontar este problema, y de paso ha inventado una tecnolog¨ªa que podr¨ªa servir tambi¨¦n para cosechar metales preciosos.
"Los metales pesados, producto, por ejemplo, de la actividad metal¨²rgica o de los galvanizados, son la fuente de contaminaci¨®n m¨¢s importante de toda la biosfera: su impacto es mayor que el de los compuestos clorados y el de los residuos radiactivos juntos. A bajas dosis est¨¢n por todas partes", dice V¨ªctor de Lorenzo, jefe del grupo del Centro Nacional de Biotecnolog¨ªa que ha publicado recientemente este trabajo en la revista Nature Biotechnology.
Filtrarlos de un medio donde hay otros muchos compuestos no es f¨¢cil. Tal vez por eso la idea de que lo hagan unos microorganismos que, adem¨¢s, los almacenan en su interior ha despertado tanto inter¨¦s incluso en ambientes no cient¨ªficos. De Lorenzo no esperaba tantas llamadas interes¨¢ndose por estos resultados. Con su m¨¦todo, se podr¨ªa dejar de forma controlada unos cuantos kilos de bacterias en un r¨ªo contaminado y despu¨¦s cosecharlas, dejando el agua limpia.
Cargas el¨¦ctricas
"En realidad cualquier bacteria es capaz de retener metales, porque tiene muchas cargas el¨¦ctricas negativas en su membrana exterior", dice este investigador. "Pero esta habilidad natural no basta. Nosotros la hemos incrementado usando t¨¦cnicas de ingenier¨ªa gen¨¦tica. Es la primera vez que se logra". Estas t¨¦cnicas permiten insertar entre los genes normales que tiene una bacteria aquellos que le conferir¨¢n una nueva propiedad.En este caso, los genes introducidos fueron los que producen un peque?o p¨¦ptido, la polihistidina, que tiene mucha tendencia a engancharse con los ¨¢tomos de los metales pesados. Los investigadores insertaron estos genes de forma que la bacteria colocara la polihistidina en su membrana: as¨ª, expuesta al medio externo, acabar¨ªa enganch¨¢ndose con los ¨¢tomos de metal que pasaran cerca. La teor¨ªa ha funcionado tan bien que las bacterias con los genes nuevos recogen 10 veces m¨¢s ¨¢tomos de metal de lo esperado.
Pero este resultado no es a¨²n aplicable a la vida fuera del laboratorio. Las bacterias empleadas son Escherichia cofi totalmente dom¨¦sticas, es decir, acostumbradas a crecer mimadas, a unas condiciones espec¨ªficas en laboratorio. Si se liberaran al medio natural no sabr¨ªan competir con sus colegas salvajes. "Es como si tienes un gato en casa cinco a?os y despu¨¦s lo sueltas. No sabr¨¢ c¨®mo arregl¨¢rselas", explica De Lorenzo.
?ste es, en su opini¨®n, el punto d¨¦bil que a¨²n tiene hoy la biorremediaci¨®n -el ¨¢rea de la biotecnolog¨ªa especializada en el uso de bacterias para descontaminar el medio- "Falta desarrollar la tecnolog¨ªa que permita a las bacterias modificadas gen¨¦ticamente sobrevivir en el medio externo. La gente ten¨ªa miedo de que estos microorganismos proliferaran de forma incontrolada, y lo que ha pasado -es justo lo contrario".
Su grupo, no obstante, ha pensado una estrategia para tratar de sortear el problema: recoger bacterias directamente del medio natural, llevarlas al laboratorio, insertarles los genes nuevos como si fueran casetes gen¨¦ticos y volver a soltarlas r¨¢pidamente. As¨ª no les dar¨¢ tiempo a acostumbrarse a la buena vida del laboratorio. Ser¨¢ el paso siguiente del trabajo.
Y para el futuro hay otra idea basada en la misma t¨¦cnica de los casetes gen¨¦ticos. De Lorenzo cree que ser¨ªa posible emplearla no s¨®lo para la biorremediaci¨®n sino tambi¨¦n para cazar mol¨¦culas de metales preciosos presentes en un mineral en concentraciones muy bajas. Bastar¨ªa con encontrar, o construir artificial mente, una prote¨ªna que en vez de engancharse con ¨¢tomos de metales pesados, como la poli histidina, lo hiciera con los de oro, por ejemplo.
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