La vida ?chiste o imperativo c¨®smico?
?Es la vida una excepci¨®n extremadamente rara en un universo abi¨®tico o son los seres vivos ocurrencias. frecuentes en un universo rebosante de vida? ?Es la vida un chiste c¨®smico o un imperativo c¨®smico? No lo sabemos. Y, suponiendo que haya vida en otros sitios, ?hasta qu¨¦ punto se parece a la nuestra? Tampoco lo sabemos. Demasiada ignorancia para nuestro confort intelectual. De ah¨ª el inusual inter¨¦s con que este verano hemos acogido el anuncio de que en un meteorito procedente de Marte y ca¨ªdo en la Ant¨¢rtida se han descubierto indicios (dudosos) de vida: hidrocarburos. polic¨ªclicos y gl¨®bulos carbonatados que podr¨ªan ser (o no ser) productos de seres vivos y microt¨²bulos cristalizados que podr¨ªan ser (o no ser) microf¨®siles.No sabemos cu¨¢l es el car¨¢cter epist¨¦mico de nuestra ciencia biol¨®gica, hasta qu¨¦ punto es la. mera historia o biograf¨ªa de un individuo- particular (la biosfera terrestre) 0 contiene elementos te¨®ricos de alcance universal. Muchos rasgos intrincados compartidos por todos los organismos terrestres no son el resultado de las leyes de la f¨ªsica ni de constre?imientos qu¨ªmicos o estructurales subyacentes. Todas las criaturas vivas de nuestro planeta descienden de un antepasado com¨²n, del que han heredado multitud de caracter¨ªsticas que ahora comparten. No sabemos cu¨¢les de estas caracter¨ªsticas resultan de regularidades universales y cu¨¢les son meros accidentes contingentes producidos por azar y heredados.
La vida que conocemos, la vida en el planeta Tierra, es una forma de vida qu¨ªmica (basada por tanto en la fuerza electromagn¨¦tica). ?Hay vida basada en otras fuerzas? Su componente estructural b¨¢sico es el carbono, su disolvente el agua. ?Habr¨¢ vida en otros sitios basada en el silicio o disuelta en amon¨ªaco? Estamos hechos de macromol¨¦culas como las prote¨ªnas, los ¨¢cidos nucleicos y los polisac¨¢ridos. ?Ocurre asi en otras partes? Las prote¨ªnas terrestres est¨¢n fabricadas con s¨®lo 20 tipos de amino¨¢c¨ªdos (entre los muchos posibles), todos ellos lev¨®giros. Parece poco probable que esa arbitraria elecci¨®n se repita en otro sitio. Incluso con los 20 amino¨¢cidos terrestres se podr¨ªan formar una infinidad de prote¨ªnas distintas a las que conocemos. Lo mismo puede decirse de los ¨¢cidos nucleicos y del c¨®digo gen¨¦tico.
Durante la mayor parte de la evoluci¨®n de la vida en el planeta, Tierra s¨®lo ha habido c¨¦lulas procariotas (bacterias). Parece que producir una c¨¦lula eucariota (10.000 veces m¨¢s grande y mucho m¨¢s compleja) ha costado m¨¢s trabajo (al menos m¨¢s tiempo) que producir la vida misma. Encuentros aleatorios entre bacterias, fagocitosis y simbiosis entre bacterias finalmente condujeron a estas improbables c¨¦lulas eucariotas, de las que estamos hechos los animales y las plantas. Esas simbiosis podr¨ªan no haberse dado, o podr¨ªan haber sido muy diferentes y haber conducido a animales fotosint¨¦ticos o a organismos inmortales o a cosas que no nos imaginamos siquiera. Incluso si suponemos (contra toda plausabilidad) que exactamente la misma bioqu¨ªmica de carbono, agua, prote¨ªnas y ¨¢cido nucleico se da en otro planeta y que all¨ª surgieron las mismas bacterias que en la Tierra, todav¨ªa ser¨ªa pr¨¢cticamente imposible que la historia biol¨®gica de nuestro planeta (dependiente de una infinidad de sucesos aleatorios) volviera a repetirse all¨ª y nos encontr¨¢semos con el mismo tipo de organismos.
Lo descubierto en el meteorito marciano ca¨ªdo en la Ant¨¢rtida es poco y ambiguo, pero nos ha abierto el apetito. Y ha dado un ¨ªmpetu bienvenido a los programas de exploraci¨®n de Marte y de b¨²squeda de planetas extras¨®lares y de vida extraterrestre, tan necesitados de apoyo p¨²blico.
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