Los talibanes pierden la iniciativa militar en Afganist¨¢n ante el empuje del general Masud
ENVIADO ESPECIALLas fuerzas del anterior Gobierno afgano, derrocado por la milicia talib¨¢n, recuperan posiciones. El general Ahmed Sha Masud ha salido del valle del Panshir y lucha ahora al norte de Charikar, una posici¨®n clave que ampliar¨ªa su control de la carretera de Jebal-os-Siraj. Los talibanes, que han perdido la iniciativa, rechazan un alto el fuego. La ONU, en previsi¨®n de una nueva batalla de Kabul, ha evacuado la capital afgana.
El Le¨®n del Panshir, nombre de guerra del general Ahmed Sha Masud, ha salido rugiendo de su madriguera. En los dos ¨²ltimos d¨ªas ha infligido severas derrotas a las milicias integristas talibanes que desde hace dos semanas lo ten¨ªan acorralado con sus obuses en un profundo valle monta?oso a 80 kil¨®metros al norte de Kabul.Fiel a las t¨¢cticas guerrilleras de la lucha contra la invasi¨®n sovi¨¦tica -los ataques rel¨¢mpago- la m¨¢s atrevida de todas sus ofensas la dirigi¨® ayer contra la base ¨¢rea de Bagram, a unos 50 kil¨®metros al norte de la capital, que abre un nuevo frente de batalla en la estrat¨¦gica carretera de Jebal-Siraj a trav¨¦s del valle del Salang. ?ste comunica con el territorio del que es ahora ¨¢rbitro del f¨²turo de la guerra, el general Uzbeko Rashid Dostum, adem¨¢s del frente de Golbahar, en la boca del desfiladero del Panshir.
Se est¨¢ haciendo de noche en el puerto de Salang, a 3.400 metros de altura. Se derrite la primera nevada del a?o. A trav¨¦s de los ojos rasgados, los soldados uzbekos y ayikos de Dostum vigilan el flujo de caminantes, taxis y autobuses que se bambolean del lado del abismo, esquivando baches y rocas derrumbadas. Plantados junto, a sus carros de combate, ca?ones y morteros, los soldados disfrutan de la tranquilidad de los invulnerables. Suponiendo que all¨ª, en el horizonte, est¨¦n los talibanes enfrascados en perseguir infieles y machacar al correoso Masud con sus cohetes katiushas, ?qu¨¦ pueden temer? En estas monta?as nevadas, los calurosos talibanes se sentir¨ªan como pez fuera del agua, sin la aspereza seca del desierto. Si los integristas optasen por la aventura militar a punto de llegar el invierno y desencadenasen un ataque en el t¨²nel de Salang, l¨ªmite natural de los dos Estados afganos, los hombres de Dostum tendr¨ªan a¨²n 2.000 metros de ventaja para aplastarlos por completo.
Los soldados de Masud act¨²an cada vez m¨¢s desperdigados y aut¨®nomos, como cuadrillas de ataque que hacen la guerra por su cuenta. Son los que han desencadenado la campa?a de emboscadas en la cara sur de las monta?as de Salang, unos kil¨®metros m¨¢s al sur de las posiciones de Dostum.
Un grupo de desharrapados milicianos de El Le¨®n del Panshir, abrigados con chubasqueros desabrochados y gorras ca¨ªdas sobre las orejas, ocupaba el mi¨¦rcoles la carretera. Los soldados parec¨ªan esp¨ªritus errantes que han conseguido hacerse fuertes junto al caser¨ªo del Woleng, en la ruta que comunica el norte con el sur. Los escasos vecinos y sus reba?os de ovejas son los ¨²nicos habitantes estables de esta tierra de nadie, ocupada por tres ej¨¦rcitos.
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