El rey Alberto II anima a los belgas a sumarse el domingo a la 'marcha blanca' sobre Bruselas
La marcha blanca sobre Bruselas ya tiene el respaldo del rey de los belgas. Alberto II anim¨® ayer a todo el pa¨ªs para que se sume a lo que ser¨¢ la mayor manifestaci¨®n en la historia del reino y les pidi¨® que lo hagan "en un esp¨ªritu constructivo y de respeto" a las instituciones democr¨¢ticas belgas. Pidi¨® "una justicia r¨¢pida" y plante¨® la necesidad de "cambiar profundamente" un pa¨ªs movilizado por las secuelas del caso Dutroux. Los organizadores esperan congregar al menos a 200.000 manifestantes el domingo en Bruselas en homenaje a los ni?os desaparecidos y asesinados.
Toda B¨¦lgica se est¨¢ movilizando para acudir ma?ana a Bruselas. La compa?¨ªa de ferrocarriles ha lanzado billetes a precios reducidos y ha vendido m¨¢s de 20.000 en 24 horas. El metro de Bruselas ser¨¢ gratuito desde las 12 del mediod¨ªa. Ya no queda un autocar por alquilar en todo Flandes y en algunas regiones del sur, como Lieja.Los peri¨®dicos publican mapas con el recorrido de la manifestaci¨®n, gr¨¢ficos explicando a los automovilistas por d¨®nde han de entrar a la ciudad y d¨®nde pueden dejar aparcados sus coches en la periferia. Las autoridades hacen llamamientos para que haya paz y evitar los conflictos, aunque cientos de agentes formar¨¢n el servicio de seguridad.
Todo est¨¢ preparado para que 200.000 o quiz¨¢ much¨ªsimos m¨¢s manifestantes. formen una gigantesca marea blanca, una s¨¢bana inmensa llamada a convertirse en pa?o de l¨¢grimas de todo el pa¨ªs, frustrado y enrabietado.
Cautela
Hace ya tres semanas que las familias de las v¨ªctimas del pederasta Marc Dutroux convocaron esta marcha, que se quiere silenciosa. Pero la separaci¨®n del juez Jean-Marc Connerotte del caso Dutroux, el pasado lunes, ha sido la mejor propaganda, el mejor acicate para que los belgas acudan en masa a Bruselas. Los organizadores han logrado que la Justicia prohiba a un peque?o Partido de los Trabajadores hacer un uso partidario de la marcha. Los partidos mayoritarios han dado en general libertad a sus militantes para que acudan.Todos lo analizan con gran cautela. Nadie puede renegar de ella, pero tampoco apoyarla porque el apoliticismo de la convocatoria no deja de ser una bofetada en la mejilla de la clase dirigente y provoca inquietud por lo que encierra de descr¨¦dito hacia las instituciones.Ayer le lleg¨® el ¨²ltimo espaldarazo: el del rey Alberto II. Superado por los acontecimientos en los primeros momentos de la crisis, el monarca ha sabido reaccionar a tiempo y ha dado ya varios golpes de efecto que le han permitido situarse por encima del bien y del mal. Ayer convoc¨® una mesa redonda sobre los malos tratos y la protecci¨®n a la infancia, flanqueado por el ministro de Justicia, Stefaan de Clerck.
Ante 70 familiares de ni?os desaparecidos o asesinados, con todo el pa¨ªs como testigo a trav¨¦s de la televisi¨®n en directo, Alberto II reclam¨® una vez m¨¢s "claridad total" y "justicia r¨¢pida". "Lo que hemos vivido en B¨¦lgica, con la desaparici¨®n y la muerte de ni?os inocentes en circunstancias horribles, constituye una aut¨¦ntica tragedia nacional. Esta tragedia debe ser la ocasi¨®n para dar un salto hacia adelante y cambiar profundamente nuestro pa¨ªs", dijo el rey de los belgas.
Huelgas espont¨¢neas
Las palabras del rey, en v¨ªsperas de la marcha blanca del domingo, se producen despu¨¦s de cinco d¨ªas consecutivos de manifestaciones y huelgas espont¨¢neas por todo el pa¨ªs.Son siempre actos pac¨ªficos, en los que apenas hay que poner en el debe de la violencia la rotura de varios cristales del Palacio de Justicia de Amberes, el jueves. Ayer fueron 10.000 personas en Gante, 2.000 estudiantes ante el Palacio de Justicia de Bruselas que bloquearon el centro de la capital, varios miles dispersos por multitud de rincones de todo el pa¨ªs. Cada d¨ªa hay cortes de carretera, breves paros espont¨¢neos en las f¨¢bricas, protestas improvisadas de los estudiantes, de la gente de la calle. Si todos los que se conjuran para ir a Bruselas cumplen su palabra, qui¨¦n sabe si no habr¨¢ un mill¨®n de belgas abarrotando los amplios bulevares que unen la estaci¨®n del Norte con la estaci¨®n del Sur de la capital belga.
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