Diab¨¦tica incauta
Aunque, hasta el d¨ªa 16 de octubre de 1996 nunca me hab¨ªa sentido distinta por ser diab¨¦tica, esta situaci¨®n ha cambiado. Al ir a realizar el Certificado M¨¦dico de Aptitud para renovar el carn¨¦ de conducir (que obtuve en 1986), y tras haber superado las duras pruebas a las que estos centros te someten, comet¨ª uno de los peores errores de mi vida: admitir con total naturalidad mi condici¨®n de diab¨¦tica.A pesar de que hace 10 a?os, cuando realic¨¦ mi reconocimiento en el mismo centr¨® m¨¦dico, ya ten¨ªa az¨²car en la sangre y as¨ª lo advert¨ª, obtuve sin ning¨²n problema mi carn¨¦ renovable a los 10 a?os. Ahora, la situaci¨®n (aunque el real decreto que la regula es de fecha 4 de diciembre de 1985, es decir, desde antes de que yo obtuviera el permiso de conducci¨®n por primera vez) ha cambiado: debo renovarlo cada tres a?os (y parece ser que quiz¨¢ cada dos dentro de poco), pagando las mismas tarifas cada vez que me expidan el certificado m¨¦dico (3.700 pesetas) y las mismas tasas a tr¨¢fico (2.275 pesetas). A todo esto debo a?adir que es obligatorio adjuntar un informe del m¨¦dico que trata mi diabetes (informe que tampoco me fue exigido hace 10 a?os). Es f¨¢cil calcular que lo que a un espa?ol normal le cuesta 5.975 pesetas cada 10 a?os, a m¨ª me sale por 17.925 cada nueve a?os (sin contar con las l¨®gicas subidas anuales), adem¨¢s de las cuatro fotograf¨ªas que hay que adjuntar en cada renovaci¨®n, las idas, las venidas, informes m¨¦dicos, etc¨¦tera.
Personalmente, no tengo ning¨²n problema en hacerme el carn¨¦ cada tres a?os, siempre y cuando pague lo mismo que el resto de los espa?oles que conducen y que no tienen la sangre dulce. Pienso que la primera perjudicada en conducir en malas condiciones f¨ªsicas soy yo, y de m¨ª depende (al menos en lo que se refiere a esta insuficiencia que es la diabetes, ya que ni siquiera la considero enfermedad) el estar controlada de una manera correcta y responsable-
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