Artaud y Fellini le entendieron
Balthus ha sido un incomprendido, seg¨²n los relatos de su familia. "El mismo sufre ahora porque sus cuadros se hayan vuelto tan caros, pero hay que recordar que durante muchos a?os su obra no se cotiz¨® nada", recuerda el hijo del pintor, que se?ala dos excepciones entre mucha mala prensa hist¨®rica: "Antonin Artaud y Federico Fellini han sido probablemente los que han tenido una visi¨®n m¨¢s acertada de Balthus y su pintura".Fellini ha hablado en entrevistas de su amistad con este genio natural de la pl¨¢stica, que seg¨²n recuerda su hijo, se manifest¨® prematuramente, ya que a los 12 a?os hizo un dibujo que dej¨® extasiado a Rainer Mar¨ªa Rilke.
La relaci¨®n con Fellini prolonga la lista de amistades famosas del pintor, como Derain, Cezanne, Matisse, Picasso, Braque, Mir¨® o Camus, entre otros., El cineasta italiano conoci¨® a Balthus alg¨²n a?o despu¨¦s de que, en 1961, ¨¦ste aceptara la invitaci¨®n de Andr¨¦ Malraux para dirigir la Academia de Francia en Roma. El artista franc¨¦s permaneci¨® en Italia durante 15 a?os, pero casi hasta hoy se ha seguido trasladando desde su residencia en Suiza hasta cerca de Viterbo, donde ha tenido casa, y por estas mismas fechas se exponen dibujos que Balthus regal¨® a habitantes de la zona.
Fellini cont¨® antes de morir a Costanzo Costanini, en una entrevista reproducida en el cat¨¢logo de la muestra, c¨®mo conoci¨® a Balthus y qu¨¦ apreciaba en su obra. "Yo pod¨ªa invitarle a los estrenos de mis pel¨ªculas y a alg¨²n restaurante, pero a nada comparable a las veladas en la Villa Medicis", sede de la Academia francesa, record¨® el cineasta.Cuando le llev¨® a su estudio, el pintor le mostr¨® el cuadro en que se ve¨ªa "una joven oriental sorprendida mientras se miraba al espejo (La cama turca), que hab¨ªa comenzado 12 a?os antes y que a¨²n no hab¨ªa terminado". `Pintaba con una paciencia monacal", a?adi¨® Fellini, "con la precisi¨®n de un miniaturista, con la meticulosidad y el amor por los detalles de los artistas flamencos o de los artesanos italianos de los siglos XV y XVI. El tiempo para ¨¦l no exist¨ªa. Repasaba siempre hacia atr¨¢s, recorr¨ªa la historia del arte buscando la pureza originaria".
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