La UE alert¨® hace meses a Venezuela de la peligrosidad de sus c¨¢rceles
Veintinueve presos, entre ellos un espa?ol, murieron esta semana en una c¨¢rcel de Caracas despu¨¦s de que la Guardia Nacional lanzase tres bombas lacrim¨®genas en una habitaci¨®n en la que se hacinaban 54 internos. Los hechos no han sorprendido en la Uni¨®n Europea (UE). Hace dos meses, varios expertos europeos recomendaron al Gobierno venezolano el "objetivo supremo" de sacar a la Guardia de las prisiones, pues "no es un cuerpo entrenado, ni militar ni filos¨®ficamente", para esa funci¨®n.El magistrado espa?ol Heriberto Asencio fue enviado por la Comisi¨®n Europea para que analizase la situaci¨®n de las prisiones venezolanas y para que pusiese en funcionamiento un programa sanitario y de formaci¨®n, de funcionarios y presos en dos centros del pa¨ªs, el de Tocuyito, en la regi¨®n de Valencia, y el de Sabaneta, en Maracaibo, en el que en enero de 1994 murieron m¨¢s de cien presos.
La Comisi¨®n Europea, dentro del programa de ayuda a la democratizaci¨®n y derechos humanos en Latinoam¨¦rica, destin¨® 700.000 ecus (112 millones de pesetas) a este proyecto, que, seg¨²n el magistrado, se ha saldado con ¨¦xito.
Del estudio efectuado por la UE se destaca que "el estado general de los establecimientos penitenciarios es lamentable" y que "la ausencia de higiene, provocada por el hacinamiento y" escaso material suministrado, es un com¨²n denominador de todas las c¨¢rceles". El hacinamiento obedece a que dos tercios de los presos est¨¢n en situaci¨®n preventiva.
De los 27.000 presos que hay en Venezuela, 22.000 no tienen camas donde dormir, y se ven obligados a hacerlo en el suelo, en los servicios o en una escalera. Y aqu¨ª entra en juego una de las peculiaridades de las prisiones venezolanas: todo est¨¢ en venta. As¨ª, por ejemplo, se llega a alquilar pelda?os de escaleras para dormir.
El informe achaca a la mala formaci¨®n de los funcionarios de prisiones y a sus bajos salarios un fen¨®meno tan arraigado como la corrupci¨®n. Los presos pagan no s¨®lo por un sitio en el que dormir, sino que se ven obligados a pasar peaje para cambiar de celda, ir a los tribunales, obtener comida o ser llevados a la ducha o ser atendidos por el m¨¦dico.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.