Decenas de espa?oles han 'comprado' ni?os en una red de adopci¨®n ilegal en Rumania
La organizaci¨®n funciona hace tres meses y cobra unos tres millones por adoptado
Un n¨²mero de tel¨¦fono de Bucarest circula de boca a oreja entre las parejas espa?olas que desean adoptar un ni?o. Si los interesados demuestran su solvencia, un par de viajes a la capital rumana son suficientes para volverse a casa en tres meses con un ni?o entre los brazos, pasaporte rumano incluido. Los adoptantes pueden elegir entre una amplia oferta cuyos precios, seg¨²n edad y preferencias est¨¦ticas, oscila entre los dos y los cuatro millones de pesetas. El embajador espa?ol en Bucarest se?ala: "No son adopciones; se trata claramente de un tr¨¢fico ilegal de ni?os".
El caso ha sido denunciado a este diario por J. G. P. y F. R. S., de 37 y 36 a?os, una de las parejas de Madrid que inici¨® los tr¨¢mites pero decidi¨® no consumarlos tras comprender su manifiesta ilegalidad. Los denunciantes aseguran que al menos 50 parejas espa?olas han adquirido ya ni?os rumanos por esta v¨ªa, y que varias decenas m¨¢s est¨¢n en pleno tr¨¢mite.El embajador en Bucarest, Antonio Ortiz, confirm¨® ayer la existencia de ese tr¨¢fico infantil y subray¨® su ilegalidad, ya que Espa?a y Rumania han firmado el Convenio de La Haya para la Protecci¨®n de la Infancia, que establece criterios muy estrictos para las adopciones internacionales. "Pero desgraciadamente se est¨¢n vendiendo ni?os en Bucarest" se?ala Ortiz; "es enormemnte preocupante".
Hace unos meses, J,. G. P. y F. R. S. decidieron adoptar un ni?o fuera de Espa?a -una pr¨¢ctica cada vez m¨¢s frecuente debido a los desequilibrios demogr¨¢ficos- y se prepararon para afrontar los tr¨¢mites, que suelen prolongarse varios a?os. Pero otra pareja en situaci¨®n similar les persuadi¨® para seguir un atajo: "En Rumania se puede conseguir en tres o cuatro meses", les aseguraron. "Os damos el tel¨¦fono".
Tal y como le dijeron, J. G. P. marc¨® el n¨²mero de Bucarest y pregunt¨® por una abogada llamada Eliana . La rumana, que hablaba espa?ol, le pregunt¨® antes que nada qui¨¦n le hab¨ªa dado el tel¨¦fono. J. G. P. se lo dijo. Una vez comprobado que ese nombre estaba en su lista de anteriores clientes, Eliana procedi¨® al siguiente paso en el protocolo: "Debe mandarnos su n¨®mina, un certificado de haberes y la escritura de sus propiedades". As¨ª lo hizo el hombre.Unas semanas despu¨¦s, les llamaron para que viajaran a Bucarest. La organizaci¨®n rumana les aloj¨® en una peque?a urbanizaci¨®n de apartamentos, a 16.000 pesetas cada noche, en la que hab¨ªa al menos otras tres parejas espa?olas. Les dieron un formulario para rellenar: ni?o o ni?a, de qu¨¦ edad y otras preferencias. Durante los tres d¨ªas que dur¨® su estancia, una gu¨ªa que hablaba castellano les ense?¨® la ciudad a cargo de la organizaci¨®n.
"Al d¨ªa siguiente", cuenta J. G. P., "nos llevaron a una especie de orfanato. Coincidimos all¨ª con otras dos parejas. Como hab¨ªamos pedido ni?a, nos ense?aron cuatro ni?as para elegir, unas rubias, otras morenas, alguna de meses, otra de un a?o y medio". Seg¨²n la elecci¨®n, los encargados les se?alaban los precios, que oscilaban entre dos y cuatro millones de pesetas.
En ese momento los adoptantes vuelven a Espa?a mientras la organizaci¨®n arregla los papeles del ni?o, seg¨²n J. G. P. siempre en el mismo juzgado de Bucarest. Un par de semanas despu¨¦s, la pareja vuelve a la capital rumana con el dinero, forzosamente en met¨¢lico y en d¨®lares.Pasaporte en regla
Una vez realizado el pago, la organizaci¨®n entrega el ni?o a la pareja, junto con un certificado de adopci¨®n expedido por el mencionado juzgado, una partida de nacimiento y un pasaporte rumano en regla. Los encargados aconsejan a las parejas que no acudan en ning¨²n momento a la embajada espa?ola en Bucarest.
"En los ¨²ltimos a?os", se?ala un documento de la Direcci¨®n General del Menor y la Familia, "han aumentado las pr¨¢cticas de adopci¨®n contrarias a los derechos fundamentales del ni?o: presiones a los padres para el abandono de sus hijos, venta de ni?os, menores desaparecidos posteriormente adoptados... Es el tr¨¢fico de menores".Evitar estas pr¨¢cticas es el objetivo del Convenio de La Haya para la Protecci¨®n de la Infancia suscrito recientemente por 63 pa¨ªses, Espa?a y Rumania entre ellos. El convenio regula una exigente tramitaci¨®n para las adopciones internacionales, que debe empezar siempre por la consejer¨ªa de Asuntos Sociales de cada Comunidad Aut¨®noma. Tras su aventura rumana, J. G. P. y F. R. S. han acabado eligiendo esta v¨ªa, lenta pero legal.
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