El p¨¢nico tranquilo de la ONU
"No estamos desesperados, pero s¨ª sentimos algo de p¨¢nico". Las palabras de un destacado responsable de las Naciones Unidas en Kigali, que ayer viv¨ªa. entre sobresaltos que le demudaban la cara las noticias que vomitaba sin cesar la radio, daban cuenta de la impotencia y la falta de ideas que padece el principal organismo internacional ante el incendio que devora la regi¨®n de los Grandes Lagos. Sin embargo, el delegado de la ONU hac¨ªa gala de un realismo que no mejoraba la percepci¨®n de las cosas, pero evitaba falsas esperanzas: "No espero que la comunidad internacional, la ONU o cualquier otra organizaci¨®n hagan algo para evitar la cat¨¢strofe".Fuentes humanitarias no tienen dudas de que los tutsis del Ej¨¦rcito Patri¨®tico Ruand¨¦s han cruzado la frontera para apoyar a los rebeldes tutsis banyamulenges (zaire?os desde hace generaciones) ni de que los antiguos soldados del Ej¨¦rcito hutu han gozado de la complicidad hutu para comprar armas y entrenarse militarmente en los campos de refugiados, ni de que ahora combaten juntos frente a los tutsis. Muy pocos refugiados del mill¨®n largo de hutus ruandeses y burundeses instalados en el este de Zaire desde hace dos a?os han vuelto a casa. Los nuevos combates han provocado masivos movimientos de poblaci¨®n hacia Goma y hacia Bukavu, y desde Goma, Bukavu y Uvira, m¨¢s al sur, hacia el interior de Zaire. Esa parece ser la estrategia conjunta de los banyamulenges y los Ej¨¦rcitos de Burundi y Ruanda: que los refugiados se alejen de la frontera o vuelvan a casa, pero sin las armas que se llevaron los soldados y las milicias, sin intentar volver a desencadenar una guerra civil.
Retorno de refugiados
En eso coinciden con el Programa Mundial de la Alimentaci¨®n o el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados: ambos organismos de la ONU quieren que los refugiados regresen a casa, pero sin armas. Sadako Ogata, la responsable m¨¢xima del ACNUR, no ha dejado de hacer llamamientos para paliar la cat¨¢strofe, pero al mismo tiempo ha instado a los refugiados a regresar, y les ha prometido que ser¨¢n protegidos. Trabajadores de organizaciones no gubernamentales hacen hincapi¨¦ en que el Gobierno de Kigali no sigue una pol¨ªtica de represi¨®n sistem¨¢tica, y ponen el ejemplo de agosto pasado, cuando unos 70.000 hutus refugiados en Burundi regresaron a Ruanda tras el golpe de Estado del tutsi Pierre Buyoya. "Un centenar fue encarcelado por sospechas e indicios de haber tomado parte en el genocidio de 1994, pero la mayor¨ªa pudo volver sin problemas a sus comunas".
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