Las econom¨ªas pobres de la UE han crecido siete puntos mas que la media en 10 a?os
Contra lo que piensan determinados pol¨ªticos de algunos pa¨ªses ricos, las transferencias financieras a los pa¨ªses menos pr¨®speros no suponen tirar el dinero. As¨ª lo confirma el primer balance elaborado por la Comisi¨®n Europea sobre. la pol¨ªtica de reequilibrio territorial dentro de la Uni¨®n Europea (UE). Los fondos estructurales y de cohesi¨®n han permitido a las econom¨ªas menos desarrolladas (como son las de Espa?a, Irlanda, Portugal y Grecia) crecer siete puntos m¨¢s que el promedio comunitario. La convergencia real esta vez s¨ª ha funcionado.
El balance, el primero que realiza Bruselas sobre la pol¨ªtica de cohesi¨®n, y al que ha tenido acceso EL PA?S, indica que la renta per c¨¢pita media de los cuatro pa¨ªses de la cohesi¨®n (Espa?a, Portugal, Irlanda y Grecia) ascend¨ªa en 1983 a s¨®lo el 66% de la media comunitaria. Ese porcentaje permaneci¨® estancado hasta 1986, a?o de la adhesi¨®n de Espa?a y Portugal a la Comunidad.Pero desde entonces el crecimiento anual de los cuatro del Sur ha sobrepasado la media en alrededor de un punto porcentual por a?o, "lo que ha permitido un proceso lento pero regular de convergencia" real con el resto de la UE, indica el informe. As¨ª, en 1993, el promedio de los cuatro se situaba ya en el 72,7% de los Doce. Y el ritmo se mantuvo aproximadamente igual entre 1993 y 1995, a?os de aplicaci¨®n del Fondo de Cohesi¨®n, al alcanzar para los cuatro un 75,7% del promedio europeo.
Degradaci¨®n del empleo
La econom¨ªa irlandesa es la que m¨¢s progresos ha realizado, al ganar 26,3 puntos porcentuales entre 1983 y 1995 (v¨¦ase gr¨¢fico). Le sigue Portugal, con 13,3 puntos y Espa?a, con 5,7. En ¨²ltimo lugar se sit¨²a Grecia, con 2,4 puntos de ganancia en el PIB per, c¨¢pita. En suma, "algunos de los pa¨ªses m¨¢s d¨¦biles de la Uni¨®n se han lanzado a un proceso de convergencia a largo plazo con respecto al conjunto de la Uni¨®n", constata el. texto. Esa tendencia "se ha mantenido pese a la recesi¨®n" de los primeros ochenta, aunque se ha visto acompa?ada de una "degradaci¨®n general del empleo" en el conjunto europeo.
La Comisi¨®n calcula que si no hubiera habido una pol¨ªtica le reequilibrio estructural Norte-Sur el crecimiento econ¨®mico de los cuatro menos pr¨®speros habr¨ªa sido inferior en un 0,5% anual entre 1989 y 1993. Sus econom¨ªas hubieran aumentado al ritmo del 1,7% en lugar de hacerlo al 2,2%. El efecto inductor de crecimiento ha sido menor en el pa¨ªs con mayor peso econ¨®mico, Espa?a (0,5%) que en los menos potentes (1% en Grecia y Portugal). Y el impacto de los fondos estructurales en el empleo ha supuesto la creaci¨®n de medio mill¨®n de puestos de trabajo: menor en Espa?a (el 1,5% del total de empleos creados) que en Portugal (4,5%).
Reparto desigual
Pero si las pol¨ªticas estructurales de la UE han acortado distancias entre pa¨ªses m¨¢s pr¨®speros y menos desarrollados, esa "convergencia econ¨®mica a nivel de Estados no siempre se a repartido igualmente entre regiones y grupos sociales", constata el informe. Un ciudadano alem¨¢n medio de Hamburgo contaba hace tres a?os con un salario cuatro veces y medio mayor que un portugu¨¦s tipo de las islas Azores. El PIB de las 10 regiones multiplicaba por 3,5 el de las 10 m¨¢s pobres en 1983. Diez a?os despu¨¦s, la situaci¨®n permanec¨ªa casi estable: las regiones m¨¢s ricas eran 3,3 m¨¢s pr¨®speras que las 10 m¨¢s pobres.
En Espa?a, el desarrollo regional ha sido bastante desigual, aunque el informe de la Comisi¨®n no hace referencia a la aproximaci¨®n que detectan otros estudios nacionales sobre la renta regional espa?ola.
Estas disparidades regionales se ampl¨ªan si se considera el nivel de empleo en el interior de cada Estado miembro. El empleo ha crecido m¨¢s en algunas regiones alemanas, brit¨¢nicas, luxemburguesas, espa?olas y portuguesas. Pero se ha estabilizado o reducido en 60 regiones, el 30% del total, entre las que figuran Asturias y Galicia.
Bruselas pugna por mantener la solidaridad
La Comisi¨®n Europea extrae tres conclusiones de su voluminoso estudio. Primera: la pol¨ªtica de cohesi¨®n ha sido ¨²til para disminuir las diferencias econ¨®micas entre los Estados miembros. Segunda, la estrategia de reequilibrio ¨²nicamente tiene sentido si es sostenida en el tiempo, porque produce frutos tras a?os de perseverancia. Tercera, debe mantenerse en el futuro, porque de lo contrario no funcionar¨¢ la convergencia real, y una divergencia pondr¨ªa en peligro los grandes proyectos de la UE para el futuro, como la uni¨®n monetaria o la ampliaci¨®n al Este.Estas tres conclusiones coinciden con las posiciones defendidas el pasado verano ante el Bundestag por la comisaria de Pol¨ªtica Regional, la alemana Monika WuIf-Mathies Pero en el informe figuran en filigrana, casi t¨¢citamente.
Ocurre que los pa¨ªses del Norte y los del Sur han coincidido -desde perspectivas opuestas- en pedir al Ejecutivo comunitario que remodele y suavice el cap¨ªtulo de Perspectivas, haci¨¦ndolo muy gen¨¦rico. Los ricos, porque no quieren comprometerse demasiado al mantenimiento de las pol¨ªticas estructurales, que les suponen un sacrificio. Los pobres pues temen que la reforma y modernizaci¨®n de estas pol¨ªticas acabe mellando su alcance e importe. Y casi todos, porque prefieren aplazar el debate hasta despu¨¦s de la reforma, de Maastricht, y unas conclusiones demasiado concretas podr¨ªan condicionarlo.
Sin embargo, la actitud de Bruselas que inspira todo el balance es clara. "La Comisi¨®n tiene la determinaci¨®n de mantener y, donde sea posible, reforzar las pol¨ªticas estructurales" para "promover un desarrollo global y armonioso de la Comunidad", indicaba la versi¨®n previa del texto.
Pero salvando este principio, el Ejecutivo pretende tambi¨¦n "aumentar la eficacia" de esas pol¨ªticas. ?C¨®mo? Limitando su excesiva dispersi¨®n, modulando su intensidad en t¨¦rminos de gasto per c¨¢pita, incrementando el recurso a los pr¨¦stamos y definiendo mejor sus objetivos, para centrarlos en la prioridad del empleo. Ello supondr¨ªa que las regiones m¨¢s avanzadas y en las que ha aumentado sensiblemente la dotaci¨®n de infrastructuras tender¨ªan a recibir menos apoyos, mientras que otras ver¨ªan aumentarlos. Todo ello para hacer compatible la continuidad de la solidaridad existente con las exigencias de la inminente: la ampliaci¨®n al Este. Y adem¨¢s, sin un esfuerzo superior al que hoy realizan los pa¨ªses contribuyentes netos.
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