El rock busca local

La gira espa?ola del grupo bandera del movimiento grunge, Pearl Jam, no pasa por Madrid. Los m¨²sicos de Seattle s¨®lo enchufar¨¢n las guitarras en San Sebasti¨¢n y Barcelona. La raz¨®n de su ausencia madrile?a es irritante, sobre todo para los seguidores del grupo: no hay locales adecuados para albergar el espect¨¢culo de los reyes del grunge. No es el primer caso de un grupo que no act¨²a en Madrid por la dificultad de encontrar un espacio en condiciones.Lo que se intu¨ªa la temporada pasada ha estallado en el ¨²ltimo mes. Promotores y p¨²blico se lamentan por la falta de locales cerrados para la m¨²sica rock y pop en directo. Hay pocos, y adem¨¢s, los existentes exhiben una larga lista de inconvenientes.

"Hay un grave problema de locales para conciertos de rock". Esta es la queja un¨¢nime de los tres promotores espa?oles de conciertos de pop internacional que trabajan el 80% del mercado de invierno: La Iguana, Doctor Music y Gay and Company.

El problema se agrav¨® en los primeros d¨ªas de septiembre, cuando la sala Rev¨®lver, que tradicionalmente acog¨ªa los conciertos con una capacidad entre 500 y 1.000 espectadores, anunci¨® que dejaba de programar m¨²sica en vivo por razones burocr¨¢ticas, problemas de papeles entre los gestores y alg¨²n reproche por falta de rentabilidad.

La odisea de Dando

Fuera del mapa Rev¨®lver, Madrid corr¨ªa el peligro de quedarse sin grupos extranjeros de rock. De hecho, se qued¨® sin alguno. "Nos llevamos -un gran susto con el cierre de Rev¨®lver", comenta Jaime Vaz, de la promotora de conciertos La Iguana, principal empresa que trae a Espa?a los grupos de rock internacional de audiencia media (de 500 a 2.000 personas). "De hecho, tuvimos que suspender el concierto del grupo Rocket From The Crypt porque ten¨ªamos prevista su actuaci¨®n en Rev¨®lver y nos encontramos con las puertas cerradas", dice Vaz.

La Iguana se puso a rastrear Madrid en busca de una sala que salvara el fuerte paquete de actuaciones que ten¨ªan previstas para toda la temporada de invierno. La encontraron en Ktdral, la antigua sala Universal Club, situada en la calle de Fundadores, que entre los problemas con los vecinos y la falta de iniciativa empresarial llevaba varios a?os sin actuaciones.

La soluci¨®n es s¨®lo un parche, porque Ktdral no re¨²ne las condiciones imprescindibles para acoger estos espect¨¢culos. Por ejemplo, en Ktdral los m¨²sicos tienen que atravesar la pista para acceder al escenario o a los camerinos.

En el concierto de Lemonheads se dio la curiosa circunstancia de ver a Evan Dando el l¨ªder del grupo, abrirse paso ante sus propios admiradores para acceder al camerino. El bueno de Dando tuvo que subir al escenario mientras el. grupo telonero estaba en plena actuaci¨®n. La escena fue muy significativa.

"En Madrid hay muchas dificultades para encontrar un local que re¨²na condiciones. Hay muchos problemas en cuanto a salas intermedias. Se pasa de los 400 espectadores de la sala El Sol a los 3.000 de La Riviera. No hay ning¨²n club intermedio, de unas 1.000 personas, precisamente el n¨²mero de asistentes previstos para nuestros conciertos", se lamenta el responsable de La Iguana, que ha tra¨ªdo a Madrid bandas como Suede, Blur, Lemonheads, Fugees o Everything But The Girl.

?Y qu¨¦ pasa con los conciertos de mayor capacidad, por ejemplo, de 5.000 a 10.000.espectadores? Pues m¨¢s problemas. Lo certifica Eduardo Moller, de la hist¨®rica promotora Gay and Company: "Existen much¨ªsimas trabas para encontrar espacios cerrados en Madrid para conciertos de rock. Hace unos a?os ya tuvimos que dejar fuera de Madrid la gira de Eric Clapton y ahora nos ha pasado lo mismo con Pearl Jam". Moller habla de locales de unos 10.000 espectadores, y en Madrid s¨®lo existe uno, el Palacio de los Deportes.

Como su propio nombre indica, se trata de un espacio deportivo. Por tanto: primero el deporte y, luego, si hay lugar, lo dem¨¢s. Con esta premisa se puede dar un caso similar al siguiente: si el Estudiantes tiene que utilizar el Palacio de los Deportes para entrenar, se acab¨® el rock and roll.

Comparaci¨®n y verg¨¹enza

"Es muy dif¨ªcil traer de gira a un grupo de rock que mueve docenas de personas, toneladas de material y muchos millones de pesetas, y estar pendiente de si el Estudiantes o el Real Madrid juegan partido o entrenan", dice Moller.

M¨®nica Marcos, de la promotora Doctor Music, tambi¨¦n advierte sobre la endeble situaci¨®n que se ha creado: "Es una pasada lo que est¨¢ ocurriendo. Hay que buscar 'una soluci¨®n r¨¢pida porque la cosa est¨¢ muy mal".

Las comparaciones- con Barcelona dejan a Madrid en una situaci¨®n vergonzante. En Barcelona existen dos salas. de capacidad media, Bikini (500.espectadores) y Zeleste (2.500), perfectamente acondicionadas para el rock en vivo. De m¨¢s envergadura (entre 5.000 y 18.000 localidades) est¨¢n el Palau Valle Ebron y el Palau Sant Jordi, que, aunque fueron construidos con un objetivo principalmente deportivo, los dise?adores tambi¨¦n tuvieron en cuenta el acondicionamiento para otro tipo de espect¨¢culos como el rock.

"La mayor¨ªa de la instalaciones deportivas de Barcelona fueron realizadas de cara a los Juegos Ol¨ªmpicos de Barcelona de 1992. Por tanto, las dise?aron con una filosof¨ªa moderna y polifuncional. O sea, no s¨®lo para el deporte. Estos pabellones tienen unas ac¨²sticas adecuadas y unas b¨®vedas perfectas para la m¨²sica en directo. Eso no ocurre en Madrid, donde los pabellones deportivos que existen, el Palacio de los Deportes y el Pabell¨®n de la Ciudad Deportiva del Real Madrid, son muy antiguos y tienen una concepci¨®n trasnochada", dice Eduardo Moller, de la promotora Gay and Company.

Claro que algunos ya comienzan a echar mano del ingenio para sacarle partido a este problema. ?Que los grandes grupos no vienen de gira a Madrid? Pues llevamos a los madrile?os de gira para ver a sus bandas favoritas.

La empresa Transcontinental (calle de Valencia, 10, tel¨¦fono: 530 35 16) se ha puesto manos a la obra y organiza un viaje para ver a Pearl Jam en San Sebasti¨¢n el viernes 22 de noviembre. El autob¨²s y la entrada salen por 8.300 pesetas.