El coraz¨®n de Yeltsin
EN V?SPERAS de la intervenci¨®n quir¨²rgica de Bor¨ªs Yeltsin -todo indica que la instalaci¨®n de un by-pass m¨²ltiple en el coraz¨®n del presidente de Rusia tendr¨¢ lugar la pr¨®xima se,maha-, los esfuerzos de los dirigentes rusos se centran en crear un conjunto de redes de seguridad para proteger la estabilidad del. pa¨ªs, pero queda en la penumbra en qu¨¦ momento se considera que Yeltsin puede asumir de nuevo sus funciones presidenciales. Las medidas de seguridad, sin embargo, tienen lagunas que se derivan de la naturaleza misma de las relaciones de poder en Rusia y de la primac¨ªa de los factores personales sobre los institucionales.El cese del secretario del Consejo de Seguridad de Rusia, Alexandr L¨¦bed, puede considerarse como parte de la preparaci¨®n para el quir¨®fano, ya que ha rebajado las tensiones visibles en el entorno de Yeltsin, cuya principal preocupaci¨®n es establecer v¨ªas de comunicaci¨®n con otras fuerzas pol¨ªticas. En este marco se inscribe la creaci¨®n del consejo consultivo adjunto al presidente, que se llama tambi¨¦n el "consejo de los cuatro", porque en ¨¦l deben participar los jefes de las dos c¨¢maras parlamentarias; el jefe del Gobierno, V¨ªctor Chernomirdin, y el jefe del gabinete presidencial, Anatoli Chub¨¢is, adem¨¢s del presidente Yeltsin, que ser¨¢ su quinto miembro cuando se recupere.
El esfuerzo por cooperar, incentivado por el presidente Yeltsin en su ¨²ltima intervenci¨®n radiof¨®nica, se ha evidenciado con la ins¨®lita entrevista entre el jefe del gabinete presidencial, Anatoli Chub¨¢is, un liberal a ultranza, y el ex vicepresidente de Rusia Anatoli Rutsk¨®i, que hoy es gobernador electo de la provincia de Kursk. Este encuentro cordial tiene un valor simb¨®lico, incluso tal vez personal, para el mismo presidente en v¨ªsperas de su paso por el quir¨®fano, ya que cierra la p¨¢gina del sangriento enfrentamiento con el Parlamento en octubre de 1993.
La creaci¨®n de una red de consenso es especialmente importante, habida cuenta de los enormes problemas que Rusia afronta, comenzando por una crisis econ¨®mica que se agiganta d¨ªa a d¨ªa y que produce una gran agitaci¨®n social. El peso de esta agitaci¨®n se pondr¨¢ a prueba el pr¨®ximo 5 de noviembre, fecha en la que los sindicatos han convocado una jornada de protesta que mostrar¨¢ cu¨¢l es el peso del rechazo a la pol¨ªtica del Kremlin. Las redes de seguridad en tomo al quir¨®fano de Yeltsin tienen, sin embargo muchos agujeros. El Gobierno es d¨¦bil, est¨¢ desunido y carece de estrategia, y el primer ministro, V¨ªctor Chemomirdin, que reemplazar¨¢ temporalmente a Yeltsin como presidente en funciones, se encontrar¨¢ en una situaci¨®n muy delicada durante la interinidad presidencial.
Ni la Constituci¨®n ni ninguna otra norma legal establece qui¨¦n y en qu¨¦ momento debe dictaminar que el presidente Yeltsin est¨¢ capacitado para recuperar las competencias que ceder¨¢ antes de la operaci¨®n. ?Bastar¨¢ con que pueda firmar o, simplemente, con que se recupere de la anestesia? Estas inc¨®gnitas no han sido despejadas y, seg¨²n parece, depender¨¢n del entorno inmediato de Yeltsin, es decir, de su familia y de las personas que tengan acceso a la cama del ilustre paciente. La Constituci¨®n s¨®lo impide a Chemomirdin disolver la Duma, convocar un refer¨¦ndum y proponer enmiendas a la Ley Fundamental, pero el decreto mediante el cual Yeltsin regul¨® la entrega de competencias establece que, el jefe del Gobierno depender¨¢ en sus actividades del orden establecido por la Administraci¨®n presidencial, lo que podr¨ªa suponer una limitaci¨®n suplementaria a las establecidas por la Constituci¨®n.
Dado que Rusia es una potencia nuclear con responsabilidades internacionales, hubiera sido. deseable que quedara claro qui¨¦n asume la tarea de declarar que el presidente puede volver a ejercer como tal. La Duma no lleg¨® a aprobar la ley sobre la continuidad en el cumplimiento de las funciones del jefe de Estado, donde se preve¨ªa que un consejo m¨¦dico asumiera esa responsabilidad, que, a su vez, deb¨ªa ser ratificada por el Tribunal Supremo. Hoy s¨®lo queda desear que Yeltsin, tras la operaci¨®n, asuma de nuevo sus funciones de forma clara y abierta para que no queden dudas de que alguien dirigi¨® su mano hacia donde no deb¨ªa mientras el presidente estaba todav¨ªa bajo los efectos de la anestesia.
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