Pasaporte zaire?o, alma ruandesa

La frontera entre Ruanda y Zaire est¨¢ cerrada, pero eso no impide que, a cuentagotas, los refugiados la atraviesen a pie. Sin embargo, de momento son m¨¢s los tutsis zaire?os que los hutus ruandeses los que lo hacen. Como Kitumani Muyangagare, de 24 a?os, su mujer y sus dos hijos, que ayer se tomaban un respiro en el jard¨ªn del peque?o dispensario instalado por el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) levantado junto al paso fronterizo de Gisenyi antes de seguir hacia un campamento de refugiados en el interior de Ruanda. "Soy ruand¨¦s, me siento ruand¨¦s, aunque haya nacido en Zaire. Tengo pasaporte zaire?o, pero mi alma siempre ha sido ruandesa", declar¨® confiado este estudiante de F¨ªsica y Matem¨¢ticas del instituto de Kibali, no lejos de Goma, la capital de la regi¨®n zaire?a de Kivu. Norte, ocupada, seg¨²n todos los indicios, por rebeldes tutsis con el apoyo de tropas ruandesas desde el pasado viernes.La corrupci¨®n era ley de vida en el Zaire de Mobutu (y la regi¨®n de Kivu, al este, no iba a ser una excepci¨®n) cuando el desembarco masivo de m¨¢s de un mill¨®n de hu-tus ruandeses en el verano de 1994, tras el genocidio, acab¨® de volear el equilibrio ¨¦tnico de la zona y propici¨® nuevas fuentes de ingresos para un Ej¨¦rcito sin salario y una administraci¨®n envilecida. Tanto en Kivu Sur, en buena parte fronterizo con Burundi, como en Kivu Norte, las autoridades zaire?as llevan a?os ignorando, cuando no hostigando, a los tutsis, instalados en la zona desde hace siglos. En Kivu Norte, las potencias coloniales modificaron en 1910 la frontera hist¨®rica de la monarqu¨ªa ruandesa, fabricaron una nueva provincia del Congo Belga y convirtieron a los tutsis y hutus en s¨²bditos de la casa real de Bruselas. Tras la independencia, en 1960, la vida no mejor¨® para los tutsis. La ¨²ltima andanza de Kinshasa lleg¨® en 1993, cuando se priv¨® de la nacionalidad zaire?a a todos los tutsis establecidos en Zaire a finales del siglo pasado.

La discriminaci¨®n pol¨ªtica de Kinshasa hacia los tutsis fue la justificaci¨®n esgrimida por losbanyamulenge (tutsis zaire?os de Kivu Sur) para su revuelta contra el Gobierno zaire?o. Su campa?a militar ha sido espectacular. En dos semanas han ocupado las dos principales ciudades de la zona, Uvira y Buk¨¢vu, y ya han empezado a adoctrinar a la poblaci¨®n sobre su nueva pol¨ªtica. El presunto l¨ªder de la revuelta, Lauren Kabira, proclam¨® desde el inicio que en sus filas combaten opositores al r¨¦gimen de las regiones de Shaba y Kassai, las prinipales zonas mineras de Zaire, que hacen vida econ¨®mica al margen de la capital y en el pasado han visto cercenadas violentamente todas sus veleidades independentistas. La voladura en pedazos de Zaire (m¨¢s de dos millones de kil¨®metros cuadrados y m¨¢s de trescientos grupos ¨¦tnicos) es una de las previsiones pol¨ªticas m¨¢s razonables que puede desencadenar la muerte del dictador Mobutu, que se lucha contra el c¨¢ncer en Suiza.

En Kivu Norte, los banyamulenge han contado con el apoyo delos tutsis zaire?os del norte de la regi¨®n, etnias zaire?as hartas de Mobutu como los bangilima y, sin ninguna duda, el eficaz y masivamente tutsi Ej¨¦rcito Patri¨®tico Ruand¨¦s. Frente a ellos, una triple alianza malformada entre el Ej¨¦rcito zaire?o, el antiguo ej¨¦rcito hutu ruand¨¦s y las milicias interahamwe (los m¨¢s sanguinarios entusiastas del genocidio de 1994 en Ruanda). La ca¨ªda de Goma ha sido la ¨²ltima bofetada al aparato militar zaire?o, que ayer exigi¨® responsabilidades pol¨ªticas al Gobierno de Kengo wa Dondo.Ruanda, con todo cinismo, Insiste en que la guerra de Kivu es un asunto interno de Zaire. De momento, Kigali ha logrado que los campos de refugiados hayan dejado de ser santuario para los responsables y ejecutores del genocidio. El portavoz de la agencia de la ONU para los refugiados, Paul Stromberg, admiti¨® ayer que "durante los ¨²ltimos dos a?os y medio se pod¨ªa haber hecho mucho m¨¢s para apartar a los genocidas de los campos". La cat¨¢strofe en el este de Zaire no ha concluido, pero acaso la rebeli¨®n de los tutsis zaire?os acabe por obligar al mundo a reaccionar con algo m¨¢s que una pol¨ªtica humanitaria.