"Hace cuatro a?os fue mucho m¨¢s f¨¢cil"
A 400 metros de la casa de Al Gore, vicepresidente de Estados Unidos, y al lado de una cancha de b¨¦isbol, m¨¢s de 50 personas guardan cola ante el Guy Mason Recreation Center. Hay gente de las distintas campa?as locales repartiendo folletos sobre sus candidatos, pero la mayor¨ªa de los votantes los ignoran.Son las nueve de la ma?ana, la hora de acudir al trabajo. Se nota un aire de urgencia en los votantes por cumplir con el tr¨¢mite lo m¨¢s r¨¢pidamente posible. "Hay que votar", dice Eric Haapapuro, un cient¨ªfico de 25 a?os. "Es mi deber c¨ªvico".
Lo que primero llama la atenci¨®n al cruzar la entrada del edificio de ladrillo rojo es un cartel que reproduce en tama?o gigante la papeleta de votaci¨®n, cubierta con los candidatos que compiten por los 10 cargos que ayer sal¨ªan a votaci¨®n en la ciudad de Washington. Tambi¨¦n figura el texto del refer¨¦ndum sobre el que ayer tuvieron que pronunciarse los habitantes de la capital. El refer¨¦ndum de aqu¨ª se llama Iniciativa 51.
?Qu¨¦ diablos es la iniciativa 51?" pregunta una jovenc¨ªsima votante a un hombre que se entretiene en la fila con la lectura del peri¨®dico. "No estoy completamente seguro, pero he le¨ªdo que es una mala idea. Yo voy a votar en contra", le contesta el m¨¢s veterano. La gente mira con atenci¨®n el cartel y trata de resolver sus dudas que aumentan en ese instante.
Para los residentes de Washington, ¨¦ste es el momento de hacer cambios en el muy criticado gobierno local y muchos no se sienten preparados. De repente se han dado cuenta de que tienen que tomar muchas m¨¢s decisiones de las que pensaban. Un hombre con aspecto de ejecutivo se frota la barbilla en se?al de indecisi¨®n. Se le ve intranquilo. Saca un cigarrillo, pero no tiene fuego. Busca a quien pedirlo, pero se fija en un letrero amarillo que advierte: Prohibido Fumar. Multa: 300 d¨®lares.
Despu¨¦s de casi una hora en la cola se llega a la urna. Aunque para entonces hayas resuelto todas las dudas anteriores, all¨ª te tropiezas con otro obst¨¢culo: ?c¨®mo hacer funcionar el aparato que marca las papeletas? No se trata de coger un l¨¢piz y marcar el nombre de un candidato. Hay que hacer un agujero en el espacio correspondiente al elegido. La gente se sienta despacio, se ve insegura, casi intimidada. Se tardan unos cinco minutos en leer las instrucciones, escritas en ingl¨¦s y en espa?ol. Esto puede explicar porque las colas son tan grandes. "Hace cuatro a?os fue mucho m¨¢s f¨¢cil. Esto es una barbaridad", dice una mujer al abandonar el edificio con gestos de haberse liberado. Pero sonr¨ªe, y se coloca sobre el pecho la pegatina que dice: "He votado".
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