'Macarena' marca el ritmo de la fiesta en Little Rock
Arkansas se volc¨® en la celebraci¨®n de la victoria de Clinton antes incluso del cierre de los colegios electorales
"Victory!!! Clinton wins election, "?Victoria! Clinton gana las elecciones". As¨ª de rotunda rezaba la falsa primera p¨¢gina del 6 de noviembre de 1996 del Arkansas Democrat Gazette que un avispado vecino de Little Rock hab¨ªa impreso, sobre cientos de camisetas blancas. Pues bien, a las siete de la tarde en la capital de Arkansas (siete m¨¢s en la pen¨ªnsula Ib¨¦rica), o sea, una hora antes de que los colegios electorales cerraran all¨ª y tres horas antes de que lo hicieran en California, la gente le arrancaba literalmente las camisetas, 15 d¨®lares (1920 pesetas) la pieza, a la puerta del hotel Excelsior, donde, por cierto, Clinton esperaba jugando a las cartas los resultados electorales.Little Rock no pudo contenerse. Segura de la aplastante victoria frente a Bob Dole del que fue gobernador de Arkansas durante doce a?os, el vecindario se tir¨® a la calle, bien endomingada y con la sonrisa puesta cuando oscureci¨®.
Pancartas de Welcome Home, Mr. President & First Lady colgaban de los pricipales edificios de este poblach¨®n sure?o, los racimos de banderas con las barras y estrellas eran omnipresentes, grupos musicales de country y rock comenzaban sus actuaciones callejeras y numerosos vendedores ambulantes, como el de la camiseta Victory!!!, ofrec¨ªan sus mercanc¨ªas. Se trataba de banderas nacionales y sombreros del T¨ªo Sam; camisetas, chapas, pins, tazas y postales con los retratos de la familia Clinton -Bill y Hillary, su hija Chelsea y el gato Socks-; hamburguesas, perritos calientes, porciones de pollo, bebidas gaseosas y tri¨¢ngulos de tartas de confecci¨®n casera, y unos cuantos productos artesanales de Arkansas.
El ambiente era t¨ªpicamente norteamericano: entusiasta, eficaz, simp¨¢tico y altamente tecnol¨®gico, pero tambi¨¦n patriotero, acaramelado, cursi. Y, por supuesto, no se pod¨ªa fumar en ning¨²n espacio p¨²blico cubierto, por grande que fuera. Las leyes de Arkansas, que no prohiben comprar y llevar armas, castigan con multas a aquel que ahume a su pr¨®jimo.
"Dale a tu cuerpo alegr¨ªa, Macarena, que tu cuerpo es p¨¢ darle alegr¨ªa y cosa buena". Como ya ocurriera en la convenci¨®n nacional del Partido Dem¨®crata en Chicago, Macarena fue el himno oficioso de Clinton, Al Gore y los suyos. Ya en la noche del lunes al martes, reci¨¦n llegado a su feudo de Little Rock en el avi¨®n Air Force One tras una campa?a extenuante, Clinton se marc¨® en el mismo aeropuerto unos pasos de baile a los sones de la canci¨®n de Los del R¨ªo. Hillary, su esposa, no se sum¨® entonces a la alegr¨ªa presidencial, pero prometi¨® que bailar¨ªa el tema con Al Gore horas despu¨¦s, cuando se confirmara oficialmente la victoria de su marido. Por supuesto, todas las fiestas preparadas en Little Rock para celebrar la conversi¨®n de Clinton en el primer presidente dem¨®crata que consigue la reelecci¨®n desde los tiempos de Franklin D. Roosevelt ten¨ªan su casete de Macarena.
Jugando a las cartas en el Excelsior, Clinton segu¨ªa los resultados. No pensaba aparecer en el pr¨®ximo edificio de la Vieja Casa del Estado hasta que hubieran cerrado los colegios electorales en California, o sea a partir de las diez de la noche en Arkansas, siete horas m¨¢s en Madrid. Luego pensaba asistir a dos de las fiestas privadas de homenaje organizadas en un hotel, el Excelsior, tomado literalmente por los trajeados y sombr¨ªos agentes del servicio secreto.
A los 50 a?os, Clinton vivi¨® ayer gloriosamente la ¨²ltima jornada electoral como candidato de su fulgurante carrera pol¨ªtica. Y es que ya no podr¨¢ volver a correr en la larga y dura carrera por ocupar la Casa Blanca. "?ste es el ¨²ltimo d¨ªa de mi ¨²ltima campa?a", repet¨ªa a sus amigos.
La mayor estupidez que pod¨ªa cometerse ayer en Little Rock era, dirigi¨¦ndose a un vecino negro, preguntarle a qu¨¦ candidato presidencial hab¨ªa votado. Se?alando el color de su piel, los tres a los que se la formul¨¦ respondieron: "?Y usted qu¨¦ cree? ?Tengo yo aspecto de votar republicano?". En cambio, los rednecks, los aldeanos que, cubiertos con gorras de b¨¦isbol y camisas de le?adores, tan s¨®lo exponen su cuello al sol, estaban divididos.
Clinton, por supuesto, vot¨® a favor de s¨ª mismo y de los candidatos dem¨®cratas al Congreso de Arkansas. ?l y Hillary lo hicieron, acompa?ados por su hija Chelsea, a las 12.30 hora local, en el colegio instalado en Union Station, la estaci¨®n de ferrocarril de sucia fachada de ladrillo de Little Rock.
EE UU prefiri¨® ayer caminar
hacia el futuro de la mano de un hermano mayor con todos los defectos de la familia que encastillarse en la nostalgia del pasado encarnada por un padre septuagenario y moralista. Y la gran celebraci¨®n de Little Rock simboliz¨® la alegr¨ªa que, pese a todas las reservas respecto a la personalidad de su presidente, produjo a los norteamericanos su decisi¨®n colectiva. Victory!!! Clinton wins election. "Dale a tu cuerpo alegr¨ªa, Macarena... ".
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