El Estado de bienestar
No acierta Carlos Espinosa de los Monteros (EL PA?S, 28 de octubre de 1996) cuando afirma que la idea original del Estado de bienestar era "la de establecer una red m¨ªnima de seguridad destinada a cubrir a quienes no son capaces de vivir en una econom¨ªa de mercado", a no ser que se remonte a las "leyes de pobres" o similares.As¨ª, por ejemplo, en Francia, la introducci¨®n de- un sistema de seguridad social hacia 1930 persegu¨ªa -dice J. P. Jallade- "establecer una forma de solidaridad, primero entre los asalariados, luego entre las familias de los mismos y, finalmente, entre todas las categor¨ªas de trabajadores y sus familias". En el Reino Unido, las reformas impulsadas por Beveridge en los cuarenta ten¨ªan un car¨¢cter universalista (sobre la base de una sanidad p¨²blica "para el conjunto" de los ciudadanos, de ayudas "para todos" los ni?os hasta cierta edad, etc¨¦tera), y se concibieron para ser otorgadas sin condiciones econ¨®micas.
Tampoco anda muy atinado en su propuesta de limitar "la cobertura estatal... s¨®lo a quienes realmente lo necesitan", ya que ello entra?a numerosos problemas administrativos y la grave dificultad de no poder llegar a muchos de sus pretendidos destinatarios, como el economista A. B. Atkinson ha subrayado.
Las nuevas circunstancias requieren reformas, pero no porque los sistemas de seguridad social se hayan desnaturalizado. Su funci¨®n no es s¨®lo la de socorrer a los marginados de la econom¨ªa de mercado, sino que desempe?an otros importantes cometidos (distribuir la renta a lo largo del ciclo vital de los individuos, proporcionar con car¨¢cter general una cierta seguridad ante determinados acontecimientos sobrevenidos, etc¨¦tera), cuyo satisfactorio cumplimiento, m¨¢s que generar desincentivos -como teme Espinosa de los Monteros- contribuye a la eficiencia econ¨®mica.-
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