Helmut Schmidt culpa al Bundesbank de enfrentar Alemania con Europa
El ex canciller socialdem¨®crata alem¨¢n, Helmut Schmidt, que gobern¨® el pa¨ªs entre 1974 y 1982, public¨® ayer una carta en el semanario Die Zeit, en la que, en t¨¦rminos muy duros, lee la cartilla al presidente del banco central (Bundesbank), Hans Tietmeyer, por su pol¨ªtica sobre la uni¨®n monetaria. Schmidt le acusa de provocar "profundo malestar en el extranjero" y "aumentar los miedos hipocondr¨ªacos alemanes ante toda innovaci¨®n. Sus objetivos puede que sean proeuropeos, pero sus efectos son negativos".
Acusa Schimidt a Tietmeyer de provocar resentimientos antialemanes: "La insistencia y penetraci¨®n de sus discursos no s¨®lo le hacen impopular -lo que usted puede soportar-, sino tambi¨¦n a Alemania. Esto es algo que no merecemos... A muchos de nuestros vecinos la Alemania que usted representa les parece ansiosa de dominaci¨®n y demasiado poderosa".t, canciller jubilado tras la llegada del democristiano Helmut Kohl al poder, trabaja hoy como editor del prestigioso semanario Die Zeit. Desde hace tiempo considera nefasta la pol¨ªtica del Bundesbank respecto a la uni¨®n monetaria europea. Ayer Schimidt se descolg¨® con una carta abierta que el semanario publica bajo el t¨ªtulo El Bundesbank no puede ser un Estado dentro del Estado. El antet¨ªtulo resume la idea central de Schmidt: "Toda Europa se enfada con el Bundesbank. Nuestros vecinos no quieren bailar al son que marca el pito de los guardianes de la moneda alemana, seg¨²n cuyos criterios ni siquiera Alemania podr¨ªa entrar en el Euroclub".
Para abrir boca, Schimidt deja claro ante Tietmeyer: "Yo digo consider¨¢ndolo a usted como el principal enemigo de la uni¨®n monetaria".
Schmidt, si la moneda europea no llega el 1 de enero de 1999, "probablemente no llegar¨¢ nunca, porque entre tanto partes considerables de cada naci¨®n se habr¨¢n rebelado contra el Tratado de Maastricht y los recortes presupuestarios atribuidos a los alemanes. La consecuencia ser¨ªa la crisis m¨¢s grave del proceso de integraci¨®n europeo, probablemente su final. Alemania se encontrar¨ªa ah¨ª aislada. Exactamente lo contrario del arraigo que desde Adenauer a Kohl han buscado todos los cancilleres".
Considera el ex canciller que los criterios de Maastricht del d¨¦ficit y endeudamiento no son un valor en s¨ª, sino que dependen de la coyuntura econ¨®mica. Sigue con una cr¨ªtica feroz al llamado pacto de estabilidad, aludiendo en este sentido a "delirios de grandeza alemanes".
Advierte Schimidt contra los riesgos de una pol¨ªtica deflatoria y sus riesgos y alude a lo ocurrido en el pasado de Alemania, cuando el Reichsbank en la Rep¨²blica de Weimar desencaden¨® el paro masivo con las consecuencias conocidas de la llegada del nazismo al poder. Defiende con ardor el euro, con el que "finalmente se lograr¨ªa un contrapeso contra el d¨®lar y la ego¨ªsta pol¨ªtica monetaria de Washington, un contrapeso contra el yen japon¨¦s". Expresa su apoyo a la pol¨ªtica europea de Kohl y el presidente franc¨¦s, Chirac, y advierte contra la obstrucci¨®n que realiza Tietmeyer, que puede desembocar en una situaci¨®n especial de Alemania.
Ma?ana EL PA?S publicar¨¢ el art¨ªculo ¨ªntegro de Helmut Schimidt.
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