La traici¨®n en un aro de oro
Un soberbio espect¨¢culo, en su dureza y desnudez, en su cala sin anestesia a las profundidades. Otra vez hay que decir que hemos visto algo excepcional dentro del Festiva¨ª de Oto?o. El Wqyzeck de Nadj surge de un tableau vivant donde prima lo pl¨¢stico, y donde habita un sentido torturado de las cosas, lo que hace, a distancia, un producto puro y duro de la escuela de Viena -que en su momento ya apadrin¨® el texto base de Georg B¨¹chner (1813-1837)-.Y ya en harina, el tejido de esta puesta se hace densamente. erudito en su complejidad. B¨¹chner, que muri¨® de tifus a los 23 a?os y hab¨ªa hecho una, brillante tesis sobre el sistema nervio ' so de los peces, dej¨® su drama Woyzeck fragmentaria mente inconcluso, y leg¨® 25 escenas en 33 p¨¢ginas: un verdadero v¨¦rtigo cinematogr¨¢fico,algo que Benedikter calific¨® de "filme donde predomina el movimiento", asunto muy ¨²til ahora para el core¨®grafo h¨²ngaro que sigue a la letra algunas de esas escenas para armar su Frankenstein: Woyzeck comprueba la traici¨®n a trav¨¦s del aro, de oro que posee Mar¨ªa, y no soporta ver bailar a su amada en brazos de otro. ?Entendedle!, grita Nadj, es el absoluto de la pasi¨®n que se vuelve motivaci¨®n y movimiento hasta llegar a un cl¨ªmax sordo de impotencia, es decir, de realidad.
Centro Coreogr¨¢fico de Orleans
Woyzeck o un boceto del v¨¦tigo.Coreograf¨ªa: Josef Nadj (basado en la obra de G. B¨¹chner). M¨²sica: Aladar Racz: Producci¨®n: Th¨¦¨¢tre National Bretagne-Rennes (1994). Instituto Franc¨¦s. Madrid, 9 de noviembre.
La introspecci¨®n como contrici¨®n, el espejo como veh¨ªculo de culpabilidad, propician en este nuevo Woyzeck un acto teatral cuajado en la angustia y esmaltado con un humor terminal y desgraciado. Adem¨¢s de B¨¹chner, la otra referencia clara es la ¨®pera hom¨®nima de Alban Berg estrenada en Berl¨ªn en 1925, lo que nos lleva directa mente a un entorno est¨¦tico donde conviven los ¨²ltimos trazos simbolistas con el. expresionismo aderezados por el apogeo psicoanalista. El movimiento gestado por Nadj, sin embargo, elude lo simb¨®lico y se alimenta de lo cat¨¢rtico (hay hasta un expolio pagano y se usa la corona de espinas) para derivar en complejos rituales -escenas- donde se presentan y disuelven los personajes en ese oscuro tiempo de las penumbras interiores.
Y es maravilloso que en alguien de la nueva danza viva a¨²n con salud, y como buena y gene rosa influencia, lo mejor y m¨¢s universal de Kantor, de Grotowski, de Topor y Jodorowski y hasta de un Arrabal que ya no existe.
Woyzeck son siete personajes en busca de su dios menor, de sir, s¨¦ptimo sello, de su puerta ang¨¦lica. C¨®mo g¨¦nero es teatro-danza donde lo que aparentemente es escatolog¨ªa y barbarie resulta un fresco de la parte menos complaciente del hombre, ¨¦sa de la que le gustaba tirar a Ensor, a Egon Schiele, a Kokosclika. Genuina inspiraci¨®n maldita, una po¨¦tica -que puede ser la de aquellos-versos de TrakI: "Peregrinamos en el desamparo y en lo eterno estamos perdidos"- para un gui?ol que s¨®lo tiene de irreal lo que el espectador establezca como tal; el resto, esos fantasmas, son arte y parte de todos, de todos en el tr¨¢gico viaje a ninguna parte donde el fuego de la pasi¨®n de Woyzeck por Mar¨ªa es la, ¨²nica luz.
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