"Arrojaron sus cuerpos a un pozo negro"
Los hermanos maristas difundieron ayer el siguiente comunicado para explicar las causas de la muerte de Servando Mayor, Miguel ?ngel Isla, Julio Rodr¨ªguez y Fernando de la Fuente, los miembros de su congregaci¨®n asesinados en Zaire."( ... ) El asesinato de los cuatro hermanos maristas se produjo en la tarde del 31 de octubre, y no el 7 de noviembre como hasta ahora hab¨ªamos pensado ( ... )".
"El d¨ªa 31, dos seminaristas zaire?os que estaban a unos diez kil¨®metros de la casa de los hermanos han declarado que un grupo de personas de las milicias hutus que hace dos a?os huyeron de Ruanda, y que desde entonces intentan controlar los campos de refugiados, asaltaron la vivienda de los maristas, la saquearon y mataron violentamente a los cuatro religiosos espa?oles, arrojando los cuerpos a una fosa ( ... )".
"Los asesinos, ahora ya claramente identificados como milicianos hutus del antiguo r¨¦gimen ruand¨¦s, permanecieron varios d¨ªas en la casa, lo que impidi¨® el acceso de otras personas al lugar. Los pocos testigos que quedaban en los alrededores informan que los soldados vest¨ªan ropa de los hermanos esos d¨ªas: uno el anorak de Fernando y otro las gafas y la camisa de Julio".
"La fosa en cuesti¨®n resulta ser' un pozo negro de doce metros de profundidad y un metro de di¨¢metro, cavado por los hermanos para el servicio de la casa. Esta es una de las razones que dificulta enormemente los trabajos de la exhumaci¨®n. En estas circunstancias, dudamos seriamente acerca de la posibilidad de repatriar los cad¨¢veres". "Los hermanos all¨ª presentes est¨¢n haciendo todo lo posible para, una vez recuperados los restos, darles cristiana sepultura".
"Otra prueba que confirma la fecha del 31 de octubre es el haber encontrado entre los documentos personales de los hermanos el diario que Miguel ?ngel Isla escrib¨ªa fielmente cada jornada. Este escrito aparece interrumpido con esta referencia: "31 de octubre, 15.00 horas. Los dos sacerdotes y las religiosas se han marchado".
"Estos testimonios cuadran perfectamente con las ¨²ltimas comunicaciones que el hermano Servando mantuvo con la casa central de Roma precisamente ese mismo d¨ªa 31 a las 9.30 de la ma?ana. Dec¨ªa entonces: 'Se han marchado del campo de Nyamirangwe todas las personas, incluidos los refugiados. Estamos solos, esperamos un ataque de un momento a otro. Si esta tarde no volvemos a telefonear, ser¨¢ una mala se?al. Lo m¨¢s probable ser¨¢ que nos quiten la radio y el tel¨¦fono. La zona est¨¢ muy agitada, los refugiados huyen sin saber a d¨®nde y es muy notoria la presencia de infiltrados y de personas violentas".
"A las dos de la tarde de ese mismo d¨ªa, el superior general estableci¨® comunicaci¨®n con Servando y Julio, quienes le informaron de que se hab¨ªan quedado en casa para no mezclarse con los militares que hu¨ªan, en espera de que los refugiados volvieran nuevamente, como hab¨ªa ocurrido otras veces. A continuaci¨®n, Servando habl¨® con su madre y con el hermano provincial de los maristas de Andaluc¨ªa. La central de la red de tel¨¦fono celular confirma que ¨¦stas fueron las ¨²ltimas llamadas del exterior".
"Un aldeano zaire?o informa que al atardecer de ese mismo d¨ªa un grupo de militares se acerc¨® a la casa de los hermanos, los tomaron como rehenes y luego los mataron. El mismo testigo declara haber o¨ªdo a uno de los hermanos que grit¨®: '?Dios m¨ªo, Dios m¨ªo, vamos a morir, ten misericordia de nosotros!".
"( ... ) Algunos medios de comunicaci¨®n han emitido diversas hip¨®tesis sobre las causas del asesinato de los hermanos. Seg¨²n nuestras informaciones, la causa principal, y seguramente ¨²nica, era que los hermanos eran los ¨²nicos extranjeros que hab¨ªan quedado en la zona de Bugobe. Los antiguos soldados hutus estaban manipulando al resto de los refugiados para que sirvieran de escudo humano en caso de un ataque de los banyamulenges [rebeldes tutsis zaire?os]".
"Es evidente que los hermanos eran testigos cualificados y molestos de lo que estaba pasando, y lo mejor era acabar con ellos". ( ... ) Las voces de Servando, Miguel ?ngel, Fernando y Julio no han podido ser silenciadas, han llegado hasta Espa?a y han despertado en muchos admiraci¨®n o rabia ante la falta de coordinaci¨®n y la pasividad de los responsables de la pol¨ªtica internacional".
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